lunes, abril 7, 2025
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El Secretario de Comercio de EEUU explica los motivos por los que también se han impuesto aranceles a unas islas habitadas exclusivamente por pingüinos y focas

En una decisión que ha desconcertado a muchos y generado tanto críticas como burlas, Estados Unidos ha incluido a las islas Heard y McDonald, un remoto territorio australiano habitado únicamente por pingüinos, focas y aves marinas, en su nueva lista de aranceles comerciales. Esta medida, anunciada como parte de una política arancelaria más amplia por la administración del presidente Donald Trump en abril de 2025, ha sido explicada por el secretario de Comercio, Howard Lutnick, como un intento de cerrar «ridículas lagunas» que países como China podrían explotar en sus tratos comerciales con EE.UU.

Las islas Heard y McDonald, ubicadas en el océano Índico meridional, cerca de la Antártida, son uno de los lugares más aislados del planeta. Este archipiélago, perteneciente a Australia, no tiene población humana permanente ni actividad económica alguna. Cubiertas en gran parte por glaciares y dominadas por el volcán Big Ben, estas islas son hogar de colonias de pingüinos, focas elefante y otras especies marinas, lo que les valió su designación como Patrimonio Natural de la Humanidad por la UNESCO. Su aislamiento es tal que el acceso requiere un viaje en barco de dos semanas desde Perth, y las visitas están restringidas principalmente a científicos con permisos especiales.

A pesar de su carácter inhóspito y su nula relevancia comercial, las islas han sido gravadas con un arancel del 10% sobre cualquier importación a Estados Unidos, una medida que forma parte de un paquete arancelario que afecta a 185 socios comerciales, desde grandes economías como China (con un 34%) hasta territorios diminutos y deshabitados como este.

El secretario de Comercio de EE.UU., Howard Lutnick, ofreció una justificación para esta decisión en una entrevista con CBS News el 6 de abril de 2025. Según Lutnick, la administración Trump busca evitar que cualquier rincón del mundo, por remoto que sea, se convierta en un punto de paso para que países como China evadan las restricciones comerciales impuestas por Washington. «Si dejas algo fuera de la lista, los países que intentan manipular a Estados Unidos irán a través de esos lugares hacia nosotros», afirmó. En este sentido, el objetivo es eliminar lo que calificó como «ridículas lagunas» en el sistema comercial global.

Lutnick señaló que China y otras naciones han utilizado terceros países o territorios para redirigir sus mercancías hacia EE.UU., esquivando aranceles más altos. Aunque reconoció que las islas Heard y McDonald no tienen habitantes humanos ni una economía activa, su inclusión en la lista responde a un enfoque de «tolerancia cero» hacia cualquier posible excepción. «El presidente está cansado de que el resto del mundo estafe a Estados Unidos», añadió el secretario, subrayando la intención de enviar un mensaje claro y uniforme.

Un aspecto que ha generado confusión es la existencia de registros comerciales entre las islas Heard y McDonald y Estados Unidos. Según datos del Banco Mundial citados por The Guardian, en 2022 EE.UU. importó bienes por valor de 1,4 millones de dólares desde este territorio, principalmente maquinaria y productos eléctricos. En los cinco años anteriores, las importaciones oscilaron entre 15.000 y 325.000 dólares anuales. Sin embargo, expertos han cuestionado la veracidad de estas cifras, sugiriendo que podrían deberse a errores de clasificación o a la actividad limitada de pesquerías australianas en aguas cercanas, cuyos productos podrían haberse etiquetado incorrectamente como originarios de las islas.

Mike Coffin, científico marino de la Universidad de Tasmania que ha visitado la zona en múltiples ocasiones, expresó su asombro: «No hay infraestructura humana en la isla, y los pingüinos son los habitantes más visibles». La última visita documentada ocurrió en 2016, cuando radioaficionados operaron desde allí con autorización especial, lo que refuerza la idea de que cualquier comercio real es prácticamente inexistente.

La medida ha provocado reacciones mixtas. El primer ministro australiano, Anthony Albanese, calificó la inclusión de las islas como un ejemplo de que «ningún lugar en la Tierra está a salvo» de las políticas comerciales de Trump. Aunque Australia en su conjunto se enfrenta a un arancel del 10%, otro territorio australiano, la isla Norfolk, recibió un gravamen del 29%, lo que Albanese también cuestionó: «¿Es Norfolk un competidor comercial de la gigantesca economía de EEUU?»

Organizaciones como la BBC y Euronews han destacado lo absurdo de gravar un lugar sin habitantes ni comercio, mientras que en redes sociales la noticia ha desatado una oleada de memes y comentarios irónicos. Usuarios han imaginado a pingüinos protestando contra los aranceles o negociando tratados comerciales, reflejando el tono de burla que ha acompañado la cobertura mediática.

Por otro lado, críticos como el senador estadounidense Chuck Schumer han aprovechado para señalar incongruencias: «Trump impone aranceles a los pingüinos, pero no a Putin», refiriéndose a la exclusión de Rusia de la lista arancelaria, a pesar de su mayor peso comercial con EEUU.

En la práctica, el impacto económico de gravar las islas Heard y McDonald será nulo, dado que no hay exportaciones reales que afecten a EE.UU. Sin embargo, la medida tiene un peso simbólico dentro de la narrativa de Trump de «America First». Para algunos, refleja una estrategia apresurada o mal calculada; para otros, es una demostración de fuerza indiscriminada en el tablero comercial global.

 

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