Pavel Durov, el fundador y CEO de Telegram, ha vuelto a Dubái, su lugar de residencia habitual y sede de su compañía, después de pasar varios meses en Francia bajo una investigación judicial. Según informaba el New York Post el pasado 17 de marzo, Durov abandonó Francia el sábado 15 de marzo con autorización de las autoridades judiciales francesas, tras haber sido arrestado en agosto de 2024 en el aeropuerto de Le Bourget, cerca de París. Su regreso marca un nuevo capítulo en una saga legal que ha captado la atención internacional, especialmente por las implicaciones sobre la libertad de expresión y la responsabilidad de los líderes tecnológicos frente a actividades ilícitas en sus plataformas.
Durov, de 39 años y origen ruso, fue detenido el 24 de agosto de 2024 al llegar a Francia desde Azerbaiyán en su jet privado. Su arresto se produjo en el marco de una investigación preliminar liderada por la policía judicial francesa, que lo acusó de no tomar medidas suficientes para moderar el contenido en Telegram, permitiendo supuestamente la proliferación de actividades criminales como el tráfico de drogas, la distribución de material de abuso infantil y el fraude. Tras cuatro días en arresto, fue liberado bajo supervisión judicial con una fianza de 5 millones de euros, con la condición de permanecer en Francia y comparecer dos veces por semana a una comisaría.
El caso generó un intenso debate global. Por un lado, críticos argumentaron que la falta de moderación en Telegram había convertido a la plataforma en un refugio para actividades ilegales. Por otro, defensores de la libertad de expresión, como Elon Musk, quien tuiteó «#FreePavel», señalaron que el arresto era un ataque a los principios de una internet libre. Telegram, con más de 900 millones de usuarios, es conocida por su enfoque en la privacidad y su resistencia a la censura, lo que la ha hecho popular entre disidentes..
El New York Post cita fuentes de la agencia AFP que confirman que Durov dejó Francia con el visto bueno de los jueces investigadores. Aunque no se han revelado detalles oficiales sobre los términos exactos que permitieron su salida, varias fuentes especulan sobre posibles acuerdos entre Durov, sus abogados y la Fiscalía francesa. Una fuente cercana al caso, según AFP, indicó que Durov se dirigía a Dubái, lo que sugiere que las restricciones de viaje impuestas tras su liberación bajo fianza fueron levantadas.
En un mensaje publicado en Telegram el lunes 17 de marzo, Durov expresó su alivio por estar de vuelta en casa y agradeció a los jueces franceses por permitir su retorno, así como a su equipo legal por demostrar que Telegram «no solo cumplió, sino que excedió sus obligaciones legales» en materia de moderación y cooperación con las autoridades. Este comentario ha llevado a analistas a especular que Durov podría haber negociado con la Fiscalía francesa un compromiso para fortalecer las políticas de moderación de Telegram a cambio de mayor flexibilidad en su situación judicial.
Aunque no hay confirmación oficial de un acuerdo explícito, el hecho de que la investigación siga en curso y que Durov haya sido autorizado a salir de Francia sugiere que las autoridades podrían estar satisfechas con las medidas adoptadas por Telegram tras su arresto. En septiembre de 2024, Durov rompió su silencio tras el arresto y afirmó que responsabilizarlo personalmente por el contenido de terceros era «una aproximación errónea», al tiempo que prometió mejoras en las políticas de la plataforma. Posteriormente, Telegram anunció cambios, como la entrega de datos de usuarios (como números de teléfono y direcciones IP) a autoridades bajo solicitudes legales válidas, un giro significativo respecto a su postura previa de mínima cooperación.
El regreso de Durov a Dubái, donde reside desde 2017 y donde Telegram tiene su sede, también pone de relieve su complejo perfil internacional. Con ciudadanía de Rusia, Francia, Emiratos Árabes Unidos y San Cristóbal y Nieves, Durov ha construido una carrera marcada por su rechazo al control gubernamental. Antes de Telegram, fundó VKontakte, la mayor red social de Rusia, pero abandonó el país en 2014 tras negarse a entregar datos de usuarios a las autoridades rusas, vendiendo su participación en la empresa.
Su fortuna, estimada en más de quince mil millones de dólares por Forbes en 2024, se basa en gran medida en Telegram, que en ese mismo año reportó ingresos superiores a los mil millones de dólares y alcanzó la rentabilidad por primera vez. Sin embargo, su arresto en Francia expuso las tensiones entre su visión de una plataforma «neutral» y las demandas de los gobiernos por mayor control sobre el contenido digital.
Aunque Durov está de vuelta en Dubái, la investigación francesa no ha concluido. Su autorización para salir de Francia podría indicar que las autoridades confían en que seguirá colaborando desde el extranjero, posiblemente bajo un acuerdo informal. Sin embargo, la falta de transparencia sobre los términos exactos deja abierta la posibilidad de futuras acciones legales.
El caso de Durov también tiene implicaciones más amplias para la industria tecnológica. Gobiernos de todo el mundo, especialmente en la Unión Europea, están intensificando la presión sobre las plataformas digitales para combatir la desinformación y el crimen en línea, lo que podría sentar un precedente para otros CEOs. Mientras tanto, Telegram sigue siendo una herramienta clave para millones de usuarios, desde activistas en regímenes autoritarios hasta ciudadanos comunes, lo que asegura que cualquier cambio en su enfoque seguirá siendo objeto de escrutinio global.