Vivimos unos tiempos tales de confusión, que cualquier organismo u organización se apunta a participar de ella, aunque haciéndolo se salga de todos los preceptos y dogmas que esperábamos de ella. Y con una Iglesia a cuya cabeza está un tipo como Bergoglio, los inocentes somos nosotros por esperar algo distinto a lo que nos estamos encontrando.
Publica ‘Infovaticana‘ una entrevista con Americo Aguiar, obispo auxiliar de Lisboa y organizador de la próxima Jornada Mundial de la Juventud, que se celebrará en la capital portuguesa del próximo día 1 al 6 de agosto.
Y, aunque parezca mentira, Aguiar nos deja las siguientes declaraciones en este medio: «Nosotros no queremos convertir a los jóvenes a Cristo o a la Iglesia Católica o algo así. En absoluto. Queremos que sea normal para los jóvenes católicos decir y testimoniar que lo son, y que tampoco judíos o musulmanes tengan problemas para decir y testimoniar que los son. Y que el joven que no profesa ninguna religión se sienta a gusto y no se sienta extraño […] y que todos entendamos que la diferencia es una riqueza”.
¿Que no quieren convertir a los jóvenes a Cristo? ¿Y qué quieren exactamente? Porque nos parece mentira escuchar a un alto representante de la Iglesia decir algo así. ¿Qué pretenden? ¿Practicar el «buenismo agendista» incluso con eso?
Es tremendamente llamativo y revelador leer este tipo de declaraciones procedentes de la Iglesia de Bergoglio. Ahora el «bienquedismo» incluso con esto. Y no es cuestión de ser creyentes, o no serlo, es cuestión de que la Iglesia siga sustituyendo lo que deberían ser sus prioridades, por rendir pleitesía a una agenda de la que ellos forman parte gracias al Papa que ocupa ahora el Vaticano.
¿Moda woke también con esto? No debería extrañarnos, si han sido capaces de participar y de fomentar el envenenamiento masivo, está claro que ya pueden ser capaces de todo.