Por Alfonso de la Vega
Como es archisabido Ortega publicó un demoledor artículo en noviembre de 1930 en el antiguo diario EL SOL, titulado: Delenda est Monarchia, y, en efecto, por entonces la Monarquía ya estaba destruida in pectore. El final del reinado de Alfonso XIII, como ahora el de su biznieto Felipe El Consentidor, ya era cuestión de tiempo, pese a los intentos de apuntalarlo por parte de algunos colaboracionistas recalcitrantes. Entonces la gota que colmó el vaso, aparte de las veleidades del pertinaz borboneo y la ingratitud canalla hacia sus leales colaboradores y benefactores, fue la dictadura a instancias reales o de «impulso soberano», de don Miguel Primo de Rivera, paradójicamente la mejor etapa de su lamentable reinado desde el punto de vista del fomento de la educación y de la industria, obras públicas, reformas administrativas de orden local y, en general, el progreso material de los españoles.
Hoy un siglo después de esa etapa la situación de la Monarquía borbónica es aún más penosa que entonces. De hecho, el Régimen ha sido demolido por los propias fuerzas partitocráticas al servicio de infames intereses extranjeros o personales con la colaboración insustituible e inestimable del propio suicida e inepto Jefe del Estado.
Su Majestad ha dado su apoyo oficial y públicamente a la nueva dictadura globalista. Un caso de cierto parecido al del también dictador socialista Mussolini tomando el poder en Italia con el beneplácito y colaboración del rey Víctor Manuel III. Sin embargo, a las dictaduras modernas ya no las representan militares uniformados y con vistosos plumeros en el yelmo sino empleados mercenarios de usureros sionistas, o violenta chusma mamporrera extraída del lumpen más roñoso o delictivo, sin olvidar «fulanas listas» o arpías del hembrismo más funesto y devastador. Un modelito del diseñador de moda o unos buenos pantalones rotos llenos de lamparones constituyen el sucedáneo ventajoso de uniformes, medallas y entorchados, que nos aseguran ser ya cosa de fachas.
De modo que ahora, como las antiguas carreras del viejo Oeste para coger terrenos robados a los indios vencidos, los próceres del viejo régimen arrumbado se disponen a buscarse un lucrativo lugar en el nuevo tinglado político económico en gestación. También así lo ha entendido don Felipe que muy modosito y oportunista corre a buscar su lugar donde le dejen acomodarse mientras saluda muy servilmente al dictador y éste se toca los cojones a dos manos y le mira con el más absoluto de los desprecios. Desde luego no tiene pinta de que le vayan a dejar sitio postinero en el nuevo tinglado como no sea en el capoeiro. Sí, el pobre me recuerda a los capones de Villalba encerrados en su capoiero junto a la caliente lareira que engordan inconscientes a su fatal suerte en tinieblas a la espera de la navideña guillotina.
Con la firma de la Amnistía que se une a la de otros disparates como la de Memoria histórica que directamente la deslegitima, o los decretos anticonstitucionales, el ordenamiento jurídico constitucional resulta arrumbado y se inicia un periodo revolucionario abierto. Quien no ha sabido o no se ha a atrevido defender a la Nación refugiándose en el burladero leguleyo queda inhabilitado para intentar más faenas patrióticas. Parte del problema al menos desde el punto de vista epistemológico estriba en la maña de leguleyo de colocar la ley positiva, aunque se trate de la misma constitución, por encima de la Ley Natural y el derecho de gentes o incluso de la misma supervivencia de la Nación, sin la cual todo lo demás sobra incluida naturalmente Su Majestad. Si Moisés bajó del Sinaí con un decálogo resumen de esa Ley Natural, en cambio el ángel caído muestra la constitución prostituida e interpretada a conveniencia del tirano como sustituto del pacto del hombre de Bien con la Justicia, la Libertad.
Un Estado o sistema político no puede favorecer la tiranía y el delito y pretender seguir siendo legítimo. Cuando prostituye la constitución o suprime los delitos en el Código penal a petición de los propios delincuentes implicados, también se convierte en fallido. Como ya explicaba Tácito, ningún cínico Cándido puede convertir en bien lo que está mal, ni en mal lo que está bien.
Pero don Felipe pese a todo aún mantiene seguidores o al menos eso parece de acuerdo a la opinión publicada aunque de la corrupta y voluble prensa alabanciosa no debería fiarse, los mismos que alababan a su padre son ahora los primeros en acusarle y denigrarle una vez caído en desgracia: lo de lancear a morito muerto se da muy bien entre los heroicos cortesanos, arrebatacapas y la plebe en general. Sin embargo, quedan también los patriotas sinceros, gentes que apoyaban la monarquía al menos por costumbre, por apocamiento o por las malas experiencias históricas «republicanas» anteriores, aunque cabría mejor llamarlas revolucionarias, cantonales o marxistas. Ninguna propiamente republicana, en un sentido estricto, frutos de la labor moralmente devastadora de la Monarquía borbónica.
Llegado este momento la Monarquía durará lo que quiera el socialismo globalista mantenerla como cómplice o UTE a favor de sus fines de destrucción nacional. En caso de referendo tampoco existe ninguna garantía de juego limpio. La Corona sería víctima también de su inacción o pasotismo para exigir honradez en los anteriores escrutinios.
Si esto sigue así mejor que seguir apoyando un régimen ya condenado sin remedio en el que ni siquiera cree su jefe, o si cree en él no lo defiende, sería ir tomando posiciones diferentes para intentar salvar a la Nación, y a las libertades, no a la Monarquía que ni lo merece, ni lo agradece. Ni tampoco a un sistema político partitocrático oligárquico coronado que nos ha llevado al actual desastre. Haría falta la apertura de un verdadero proceso constituyente, pero para eso se necesita recuperar la soberanía perdida. Y con un pueblo en Babia ¿dónde está la voluntad para hacerlo?
La historia y el presente no son como la narrativa oficial nos viene contando y a pesar de ello están a punto de ser legalmente protegidos so pena de castigar durísimamente la presunta “desinformación” (lo que se salga de la narrativa oficial). Vivimos en el mundo al revés. Vivimos en el Gran Reseteo dela borregada goyim previo a la Abominación 2030.
No tenemos un diagnóstico clara y comúnmente acertada de la problemática y por eso va a ser muy difícil demonizar a estos grandes servidores de estos grandes ejecutores del satánico dueño de este mundo, el sionismo y la masonería, ya plenamente infiltrados y controlando las cabeceras de los sistemas y subsistemas de gestión y control social (Justicia, Política, Ejército, Fuerzas de orden, Medios de masas, Juntas Electorales, Banca, ONGs,….) de todos los países. Eso nos vienen demostrando recientemente con la guerrilla colombiana (hoy en el poder), con Lula, con la entronización de ETA y el revisionismo histórico español instaurados por el pro sionista masón Zapatero (tras el golpe de estado sionista del 11-M de 2004), con la Amnistía de golpistas independentistas de los masones pro sionistas Sánchez-Felipe VI.
Magníficas las dos metáforas gráficas de Goya incluidas en este artículo. Echo en falta otra más explícita: «El aquelarre», también de Goya