Que muchos de nuestros políticos terminan «bien colocados» con algún puesto excelentemente remunerado no es algo que nos pille de sorpresa. Tampoco nos sorprende a estas alturas que también «se coloquen», pero de otra manera muy diferente, sobre todo si el que lo cuenta es uno de ellos.
Nos viene a la memoria lo que soltó en octubre pasado el ex-podemita Ramón Espinar coincidiendo con una campaña lanzada por Isabel Díaz Ayuso para luchar en la Comunidad de Madrid contra el consumo de drogas. La campaña que llevaba por título ‘No a las drogas’ iba a publicitarse tanto en medios de comunicación como en redes sociales, intercambiadores así como en los lugares más frecuentados por los jóvenes madrileños.
El ex diputado de la Asamblea de Madrid reaccionó realizando el siguiente comentario en Twitter:
«Comparto plenamente el espíritu de esta campaña contra las drogas que promueve Isabel Díaz Ayuso. Y le recomiendo intensificarla allí donde más gente colocada he visto en mi vida, festivales aparte: los baños de los parlamentos (Asamblea de Madrid incluida, por supuesto)».
Ante tal afirmación, los usuarios le pidieron que fuera valiente y diera los nombres de los políticos que a su juicio se metían sustancias, algo que hizo que Espinar contestara de esta manera:
«Obviamente no voy a acusar a nadie ni a poner a nadie en ese trance. Pero créame que hay bastante más droga en los parlamentos que en muchos garitos por la noche».
Casualmente, antes de dar esa contestación, el ex-podemita había colgado un tuit en el que decía:
«Acabo de darme cuenta ahora de que en el acto en que Ayuso ha anunciado su campaña de “No a las drogas” ESTABA FEIJÓO.
Tendrán la poca vergüenza de decir que la droga es un problema de los jóvenes en España?
Vaya cuajo.»
Aunque esto para algunos puede carecer de importancia en comparación con el escándalo que saltó meses después con el «Caso Mediador» en el que «Tito Berni» además de otros diputados y diputadas (aquí sí hay que usar el lenguaje inclusivo) del PSOE salieron envueltos en temas de corrupción, drogas y prostitución, lo cierto es que en el asunto que delataba Espinar, el consumo de drogas se realiza en edificios públicos como son los Parlamentos, lugares donde se elaboran y aprueban las leyes que posteriormente nos aplican a los ciudadanos.
Ahora que se acercan las elecciones no está de más recordar este tipo de cosas para darnos cuenta, una vez más, de que estos desvergonzados caraduras nos toman el pelo de una manera descarada. Da igual el partido al que pertenezcan, solo les importa el sillón, su posición y su suculento sueldo olvidándose de sus votantes en cuanto consiguen «colocarse».