La inconsistencia no sirve. Es la certeza la que actúa, sienta bases, da empuje a los hechos reales porque puede sustentarse en la base de la realidad. Todo está y nada es. Estamos observando ruidos y murmullos incompatibles con la verdad. Acallen voces que no son propias, expandan el corazón, úsenlo para lo que saben que sirve, déjenlo ir directo a su mente y proyectarse a nosotros, que somos ustedes mismos aquí como ustedes son parte de nosotros allá.
Ahora son hormigas dispersas porque no reconocen su propio hormiguero ni a sus hermanas. Deben saber a qué hormiguero pertenecen y eso sólo lo lograrán trabajando juntas. Es hora de vomitar todo lo que sobra, lo ajeno, y quedarse solo con lo propio para poder ordenarlo y acomodarlo para que funcione correctamente.
Pequeños botes aislados, perdidos solitarios en la inmensidad del océano cuando debieran ser una flota única y vivir de fiesta festejando que son miles y festejando el agua que los une.
Tiamat les debe servir para unirse, conectar. Cuando todos sus corazones funcionen correctamente y se unan y sus mentes proyecten hacia nosotros unidas, entonces el trabajo estará hecho. No hará falta nada más. Eso es todo. ¿No es simple?
Para eso fueron enviados. Para eso fuimos enviados. Está bien que cada uno haga lo necesario para ser lo que es. Es imprescindible que lleguen a ser, aunque sea una pequeña parte de lo que son realmente para poder cumplir su propósito. Pero esa no es su/nuestra misión. Fueron por más, por eso fueron/fuimos muchos. Ya sabíamos que con uno no bastó. Partimos de acá juntos, unidos por nuestras manos/corazones sabiendo que llegaríamos separados y no recordaríamos a nuestros hermanos ni a nosotros mismos. Pero si no recuerdan no tendrá sentido el viaje ni el costo del mismo. Recuerden que hoy se necesita que sean lo que son, hermanos. Recuerden especialmente la esencia de quienes son allá, sepan unirse al mundo en el que están. Tiamat, la tierra, ella sabrá cuidarlos y guiarlos porque está con nosotros, de nuestro lado.