Un post reciente en X del usuario Jonatan Pallesen (@jonatanpallesen), publicado el pasado 1 de noviembre, ha desatado un debate intenso sobre el uso obligatorio del aditivo alimenticio Bovaer en las vacas danesas. Este escándalo, que vincula salud animal, objetivos de locura climática impuestos por la Unión Europea (UE) y preocupaciones sobre la seguridad alimentaria, ha puesto en el punto de mira al Gobierno danés y a la industria láctea.
El post de Pallesen señala que el Bovaer, un inhibidor enzimático diseñado para reducir las emisiones de metano de las vacas, se ha vuelto obligatorio en Dinamarca desde el 1 de octubre de 2025. Esta medida forma parte de los objetivos climáticos de la UE que exigen una reducción significativa de las emisiones de gases de efecto invernadero en el sector agrícola. La UE lanzó en 2023 un fondo de 1.200 millones de euros para apoyar prácticas agrícolas supuestamente sostenibles, incluyendo subsidios que cubren hasta el 80% de los costos para los ganaderos que adopten aditivos como el Bovaer. La Comisión Europea aprobó este aditivo en 2022 tras ensayos que demostraron una reducción del 30% en las emisiones de metano.
Bovaer Scandal in Denmark
The enzyme inhibitor drug Bovaer has been mandatory for use in Danish cows since October 1st.
Now, many cows are collapsing, and some have had to be euthanized.
> “We have so many people calling us, distressed about what’s happening in their herds.”… https://t.co/ZDxx5xLDle pic.twitter.com/HGr5VeGstE
— Jonatan Pallesen (@jonatanpallesen) November 1, 2025
Sin embargo, el post destaca un giro preocupante: desde la implementación obligatoria, muchos ganaderos reportan que sus vacas están colapsando, y en algunos casos han tenido que ser sacrificadas. Pallesen cita testimonios como: “Tenemos a muchas personas llamándonos, angustiadas por lo que está pasando con sus rebaños”, y añade que “en varios casos, los agricultores han retirado la sustancia del alimento de las vacas y han observado que los animales se recuperan. Cuando la reintroducen, los problemas regresan”. Estas afirmaciones han generado alarma y han llevado a una investigación en curso.
El post de Pallesen alude a razones previas para ser cautelosos con el Bovaer, citando un tuit anterior suyo del 3 de diciembre de 2024, donde advertía sobre los riesgos de alterar el sistema digestivo natural de los rumiantes. La Universidad de Aarhus, una de las instituciones académicas más prestigiosas de Dinamarca, comenzó a investigar los posibles impactos en el bienestar animal a finales de octubre de 2025, tras las quejas de los ganaderos. Aunque la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) ha afirmado que el aditivo es seguro y no deja residuos en la leche o la carne, los informes anecdóticos sugieren efectos secundarios no anticipados, como una reducción en la producción de leche y colapsos.
Este fenómeno no es del todo nuevo. Un ensayo en los Países Bajos en 2019, que involucró a más de 20.000 vacas, reportó una disminución del 28% en las emisiones de metano, pero también señaló una leve caída en el rendimiento lácteo, un precedente que ahora resuena con las experiencias danesas. La Asociación Nacional de Productores de Leche de Dinamarca (National Association of Danish Milk Producers) lanzó una investigación a principios de noviembre de 2025 tras recibir numerosas llamadas de agricultores preocupados por la salud de sus rebaños.
La polémica ha salpicado a Arla Foods, la mayor cooperativa láctea de Dinamarca, que ya se enfrentó a un boicot en el Reino Unido en 2024 cuando anunció pruebas con Bovaer en 30 de sus granjas. Campañas en redes sociales instaron a los consumidores a verter leche por los desagües, un eco que ahora se repite en Dinamarca con hashtags como #BovaerScandal. Arla, que exporta productos a más de 100 países y genera ingresos anuales superiores a los 103 mil millones de coronas danesas (alrededor de 13.800 millones de euros en 2024), se encuentra bajo escrutinio por su papel en la distribución de leche de vacas tratadas con este aditivo.
La conexión con Bill Gates ha añadido gasolina al fuego. El multimillonario, conocido por sus inversiones en tecnología climática, posee una participación de 4,7 millones de dólares en DSM-Firmenich, la empresa que desarrolla Bovaer, anunciada en 2021.

