domingo, octubre 5, 2025
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Gaza, especulación inmobiliaria y lavado de imagen

Por Alfonso de la Vega

Desde una perspectiva humanitaria si el Plan de Trump para Gaza sirve para salvar vidas de inocentes y aliviar la desesperada situación de las gentes, bienvenido sea. Ahora bien, no está de más intentar entender qué hay detrás para vislumbrar los intereses más o menos ocultos que sirve y lo que pueda pasar.

El Plan es una jugada maestra de la propaganda, un muy oportuno regalo norteamericano al lobby judío, muy criticado en EEUU tanto por la masacre en Gaza como por las presuntas responsabilidades que se le achacan en el asesinato de Charlie Kirk. Un alivio para el siniestro Netanyahu, al que algunos comentaristas consideran «el jefe» del propio presidente Trump, cuya posición político militar estaba en entredicho con su futuro acaso a dirimir ante los propios tribunales judíos. Si bien Trump ya había advertido en junio pasado en un alarde diplomático de los suyos que «no tolerará» el juicio por corrupción al primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, que sigue en curso en Israel.

El Plan Trump también representa un salvavidas de imagen para el Estado sionista de Israel, que estaba siendo desenmascarado ante la opinión pública internacional por el denunciado genocidio en Gaza. Con el desarme de Hamas y la neutralización de la Autoridad palestina se mantendría la invasión de Gaza ahora con el beneplácito de Trump.

Netanyahu ha reconocido que gracias al Plan la presión ahora ha cambiado hacia Hamas en vez de sobre Israel que ya tiene el visto bueno para no retirase de Gaza. E incluso plenos poderes para actuar de modo discrecional si Hamas no aceptase el «trágala».

En efecto, el punto décimo tercero del Plan de paz expulsa a Hamas del territorio gazatí y del futuro botín:  “Hamás y otras facciones acuerdan no participar en la gobernanza de Gaza, ni directa ni indirectamente, ni de ninguna forma. Toda la infraestructura militar, terrorista y ofensiva, incluidos los túneles y las instalaciones de producción de armas, será destruida y no reconstruida. Se llevará a cabo un proceso de desmilitarización de Gaza bajo la supervisión de observadores independientes, que incluirá la inutilización permanente de armas mediante un proceso acordado de desmantelamiento, con el apoyo de un programa de recompra y reintegración financiado internacionalmente y verificado por observadores independientes”. Sin embargo, no dice nada acerca  de los invasores israelíes.

Gaza se ha convertido en un sustancioso botín. Aparte de los recursos naturales que tenga en su costa va a convertirse en vasto solar para el desarrollo de un descomunal proyecto de especulación inmobiliaria con un botín repartido entre grupos del gran capital no solo de la plutocracia judía sino también de las corruptas monarquías del Golfo con Arabia Saudita a la cabeza. De modo que, de no pelearse entre ellos por el reparto del tesoro, todos contentos.

El punto noveno del Plan establece que: “Gaza será gobernada por un comité palestino tecnocrático y apolítico, responsable de la gestión diaria de los servicios públicos y municipalidades para la población de Gaza. Este comité estará integrado por palestinos cualificados y expertos internacionales, bajo la supervisión de un nuevo organismo internacional de transición, la «Junta de la Paz», que estará presidida por el presidente Donald J. Trump, junto con otros miembros y jefes de Estado que se anunciarán próximamente, incluido el ex primer ministro Tony Blair. Este organismo establecerá el marco y gestionará la financiación para la reurbanización de Gaza hasta que la Autoridad Palestina haya completado su programa de reformas, tal como se describe en diversas propuestas, incluido el plan de paz del presidente Trump de 2020 y la propuesta franco-saudí, y pueda retomar el control de Gaza de forma segura y eficaz. Este organismo aplicará los mejores estándares internacionales para crear una gobernanza moderna y eficiente que sirva a la población de Gaza y favorezca la atracción de inversiones”. Este punto se complementa con los dos siguientes:

Se creará un plan de desarrollo económico de Trump para reconstruir y revitalizar Gaza mediante la convocatoria de un panel de expertos que han contribuido al nacimiento de algunas de las prósperas y milagrosas ciudades modernas de Oriente Medio. Numerosas propuestas de inversión bien pensadas e ideas de desarrollo prometedoras han sido elaboradas por grupos internacionales bienintencionados, y se considerarán para sintetizar los marcos de seguridad y gobernanza que atraigan y faciliten estas inversiones que crearán empleos, oportunidades y esperanza para el futuro de Gaza.”

“Se establecerá una zona económica especial con tarifas preferenciales y tasas de acceso que se negociarán con los países participantes.”

¿Todos contentos? No del todo, pues ¿Qué pasa con la gente, con los sufridos habitantes? El punto siguiente afirma muy optimista que “Nadie será obligado a abandonar Gaza, y quienes deseen irse serán libres de hacerlo y de regresar. Animaremos a la gente a quedarse y les ofreceremos la oportunidad de construir una Gaza mejor.”

¿Cómo? ¿Con una mano delante y otras detrás? ¿No es incompatible este piadoso deseo con el de crear valor para los nuevos accionistas extranjeros?

En fin, de momento cabe considerar que parece un Plan bastante asimétrico que beneficia a Israel y al gran capital especulativo inmobiliario pero no garantiza ni la permanencia ni la seguridad de la población de Gaza, que probablemente se vea obligada en buena parte a abandonar su tierra. ¿Hacia dónde?

Con el Plan de Trump Israel gana en la Casa Blanca una guerra empantanada de resultado incierto en lo militar y perdida ante la opinión pública internacional y se abre la veda a la plutocracia especulativa para lucrarse con un patrimonio que no le pertenece.

Lo bueno, y desde luego que es muy importante, es que quizás deje de morir gente inocente asesinada. Sin embargo, los poderosos juegan como quieren con la vida y la hacienda de los pueblos con total impunidad. 

En este juego del Monopoly ¿ahora es el turno de Ucrania? ¿Acaso de Venezuela?

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