A Josep lo conocí, casualmente, hace cinco años. Fue al principio del “pandemónium”. Recuerdo que la tele difundía imágenes de gente, presuntamente infectada, desplomándose en cualquier sitio (Luego supimos que eran falsas pero hay que reconocer que, en aquellas fechas, impresionaban tanto como ver pasar a aquellos fantoches que fumigaron nuestras calles).
El caso es que, sabiendo por un amigo médico, que existía un desinfectante muy bueno (y con la única intención de ayudar a mis semejantes) hice un vídeo, que colgué en redes, en el que me ofrecí, a las autoridades sanitarias, para permanecer en una UCI hasta dar positivo y ser tratado, únicamente, con ese desinfectante, cuyo nombre está vetado (No la sustancia en sí, que se utiliza en muchas ciudades para potabilizar el agua); si bien cualquiera que esté interesado lo puede averiguar fácilmente accediendo a la web de la asociación médica COMUSAV.
En pocos días mi vídeo recibió centenares de miles de visitas, y una de las personas que lo vio fue Josep. Él hizo otro ofreciéndose de la misma manera que yo. !Qué sorpresa me llevé! Ni a él ni a mi nos llamaron para hacer el experimento porque, claro, el plan era seguir generando miedo hasta que llegaran las ‘vacunassalvadoras’ (que, si acaso, salvaron de la quiebra a la industria farmacéutica).
Hoy todos sabemos (Aunque alguien aún no quiera admitirlo) que aquel “pandemónim” fue un inmenso engaño pero ¿Acaso ha ido a la cárcel alguno de los políticos que lo hicieron posible? ¿Alguno de los perpetradores del ilegal encierro que sufrimos durante tres largos meses? No, sino que, muy al contrario, todavía pretender encarcelar a Josep, solo por el hecho de haber informado, a sus semejantes, de la existencia de ese desinfectante cuyo nombre debo omitir, para que el algoritmo no elimine este artículo como eliminó mi vídeo con centenares de miles de visitas y cientos de comentarios de personas que afirmaban haberse curado con esa sustancia.
Hoy he sabido que Josep está citado a declarar ante el juez y pido a las autoridades judiciales que me citen también a mi, pues puedo testificar, bajo juramento si quieren, que esa sustancia me funcionó, también con una gripe (Que ya sabéis que, en “pandemonium”, había que llamarla “covit”). Y si declarar eso supone ir a la cárcel, allí que iré con mi amigo Pàmies, pero eso sí, advirtiéndoles de que, como a todos los que dicen haberse desinfectado con ese desinfectante, les dé por ofrecer su testimonio, ya les digo que no van a tener cárceles suficientes, ni transformando los polideportivos y centros comerciales, como gustan de hacer en las narcodictaduras hermanas del otro lado del charco.
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