lunes, mayo 5, 2025
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1936: los rostros de una juventud que tuvo que madurar a tiros

Los soldados anónimos que descansan en el Valle de los Caídos lucharon por una España mejor y lo dieron todo en ese empeño. Hoy quiero ofreceros algunas fotos y testimonios directos de mi abuelo, Eugenio Carlos Rodríguez Herrero, que se incorporó a filas antes de los 18 y fue uno más de la totalidad de patriotas que dejaron vacíos de hombres los campos de Carrión de los Condes en 1936. “Tuvimos que luchar porque iban a matar a todos los cristianos” me dijo mi abuelo, una sola vez, cuando yo era aún bastante crío y con el gesto tan serio como nunca le había visto. De hecho, varios jóvenes de su misma zona de la Tierra de Campos palentina cayeron en los primeros días de la contienda, en gran parte por su inexperiencia a la hora de enfrentarse, en muy corta distancia, a veteranos carabineros leales al Frente Popular.

 

 

En la foto siguiente, mi abuelo y su hermano, nacidos en plena Monarquía de Alfonso XIII, quien fue el último rey verdadero de España. Un régimen con más luces que sombras cuya caída supuso, para todos los españoles de su tiempo, una auténtica pesadilla. Todo el futuro por delante para dos niños y otra hermana por venir, pero que se vio súbitamente amenazado por una prueba brutal de supervivencia y lucha por los ideales.

 

 

Estos hipócritas meapilas tienen mucho que aprender de los que dieron todo por Cristo

 

Afortunadamente, mi abuelo y su hermano vivieron para contarlo, pese a haberse jugado el tipo por España y por la Iglesia en un montón de frentes peligrosísimos. Otros muchachos no tuvieron tanta suerte y fueron Cristo porque murieron como Él, dando la cara y la vida y su futuro, todo lo que tenían, por amor al de Arriba y a los demás. Todo eso para que ahora venga la Conferencia Antiepiscopal Antiespañola a pretender “resignificar” tan generosa ofrenda. Pero estos hipócritas meapilas tienen mucho que aprender de los que dieron su juventud y su sangre por Cristo en vez de recibir las monedas y las patadas del mismo Sistema ateo y satánico de todos los tiempos.

 

 

Mi abuelo justo antes del conflicto. Por esta época era obvio que algo iba a pasar, ya que en Madrid vio quemar iglesias en medio de una anarquía que fomentaba el propio Estado.

 

Los demócratas pistoleros vienen a buscarlos en Madrid para matarlos y saquearlos

 

 

Ésta es la casa donde vivía mi abuelo con sus padres cuando detuvieron su hermano Jesús, volviendo de hacer prácticas de tiro y haciendo el saludo fascista, con sus camaradas, en la carretera de la Casa de Campo. Todo esto no le hizo mucha gracia al bisabuelo y rápidamente sacó a su hijo de la cárcel y se fueron a Carrión de los Condes, sin pasar por Santander, como era su costumbre en verano, en cuanto acaban los exámenes los chicos. Cuando estalla la revolución roja, los demócratas pistoleros vienen a buscarlos en Madrid para matarlos y saquearlos y, como no los encuentran allí, llaman enseguida a Santander, donde tampoco estaban veraneando. ¡Menos mal!

 

 

Ya de alférez provisional, tras haber servido por un tiempo como carne de cañón en frentes como el de Bilbao. Los universitarios eran requeridos para engrosar esta oficialidad provisional, necesaria para un Ejército Nacional que cada día incorporaba a más efectivos (llegó a tener un millón de hombres al final de la Guerra). Como anécdota curiosa, mientras mi abuelo estaba en la Academia de Artillería de Segovia estalló la ofensiva de La Granja, tan famosa por la obra de Hemingway (Por quién doblan las campanas), lo que motivó que alistasen a estos alumnos para su urgente incorporación a ese frente, aunque al final no fue necesario y pudieron terminar su formación para recibir de inmediato sus despachos.

 

Había un señor mayor que le dijo al abuelo que él había estado cuidando su biblioteca

 

Cuando mi abuelo vuelve a su casa en Madrid se encontró la casa llena de refugiados, ya que en esta zona se bombardeaba menos. Poco a poco se fueron marchando a otros lugares y nadie les metió prisa en ese sentido. Incluso había un señor mayor que le dijo al abuelo que él había estado cuidando su biblioteca y, de hecho, creo que ese señor dormía ahí.

 

 

Ya de teniente fue su tiempo de servicio en África, en la zona de Larache, para hacer la “mili” después de haber hecho 2 años de guerra civil intensa. Esta época fue conocida como de oro para el Protectorado Español en Marruecos, pero la independencia controlada por los franceses condujo a todo el hermano país a un proceso bastante traumático de inestabilidad y represión brutal bajo los sucesivos caciques patrocinados por Francia y EE.UU.

 

Esta hermosa carta con órdenes para él es bastante significativa del Ejército y el país que teníamos por entonces, sin complejos a la hora de sacar pecho por las virtudes patrióticas que tanto distan de los “valores” del PP y otros pagafantas del PSOE.

 

 

El retorno de mi abuelo a España y una vida nueva, feliz y próspera, en un régimen político muy diferente a la basura que nos intentaron imponer en el 36 y que nos han impuesto ahora:

 

 

Descansen en paz los que pelearon y murieron por Dios y por la Patria

 

Descansen en paz los que pelearon y murieron por Dios y por la Patria. Dios estaba, está y estará siempre con ellos. Descansen en paz en su hermoso cementerio de Cuelgamuros hasta que Ayuso, Munilla y Cobo y otros comunistas militantes vengan a desenterrarlos y volar toda cruz que se encuentren en su camino. Los falsos obispos y el PP verdiazul son los mejores ayudantes del PSOE y nos lo demuestran a diario.

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