Sánc-HEZ se enroca con el apagón a pesar de las evidencias presentadas por los expertos: «o mienten o demuestran su ignorancia»

El lunes 28 de abril de 2025, España y Portugal sufrieron un apagón eléctrico sin precedentes que sumió a la Península Ibérica en el caos. Millones de hogares, empresas, hospitales y sistemas de transporte quedaron sin suministro, con un impacto económico estimado en menos de 1.000 millones de euros y al menos cinco víctimas mortales relacionadas con el incidente. Mientras el país intenta recuperarse, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha desatado una tormenta de críticas al ofrecer una versión de los hechos que contradice a expertos en energía y desvía cualquier responsabilidad hacia los operadores privados, en lugar de asumir las fragilidades del sistema eléctrico español.

El colapso eléctrico comenzó a las 12:33 horas, cuando la demanda era moderada, de 25.180 megavatios (MW), y la generación estaba dominada por fuentes renovables, especialmente solar (53,44%) y eólica (10,65%), con la nuclear aportando solo un 9,92%. Según expertos, una oscilación de tensión desencadenó una desconexión en cascada de generadores, principalmente solares, que agravó la inestabilidad de la red hasta provocar el apagón total.

Especialistas como Alfredo García, operador nuclear, y Manuel Fernández Ordóñez, físico, han explicado que las renovables, al carecer de inercia rotacional (la capacidad de estabilizar la frecuencia de la red mediante masas mecánicas), son más vulnerables a variaciones bruscas. “Una parte importante de la producción renovable se desconectó para protegerse ante las oscilaciones de frecuencia, porque no tiene inercia. Eso agravó el problema, obligando a caer a toda la red”, afirmó García. En contraste, las centrales nucleares y otras tecnologías tradicionales, como las hidroeléctricas, aportan estabilidad gracias a sus generadores síncronos.

Organizaciones como “No al Apagón” llevan dos años advirtiendo sobre la vulnerabilidad del sistema eléctrico español, señalando la falta de inversión en almacenamiento y la integración de renovables, así como leyes que, según ellos, impiden fortalecer la red. Estas alertas se han intensificado con el progresivo desmantelamiento de las centrales nucleares, programado para culminar en 2035, empezando por Almaraz en 2027.

En su comparecencia del 29 de abril, Sánchez descartó tajantemente que el apagón estuviera relacionado con un exceso de renovables o la falta de nucleares, afirmando que “quienes vinculan este incidente a la falta de nucleares o mienten o demuestran su ignorancia”. Según el presidente, las centrales nucleares “lejos de ser una solución, han sido un problema” porque estaban apagadas y requirieron “grandes cantidades de energía” para mantener sus núcleos estables. Sánchez atribuyó la recuperación del sistema a las interconexiones con Francia y Marruecos, las centrales hidroeléctricas y los ciclos combinados de gas.

El presidente del Gobierno, @sanchezcastejon, miente sobre las centrales nucleares o demuestra su ignorancia sobre tecnología eléctrica al acusarlas de empeorar el apagón del 28 de abril de 2025.

Las centrales nucleares aportan inercia al sistema eléctrico, ayudando a evitar… pic.twitter.com/YLbRB55x02

— Operador Nuclear (@OperadorNuclear) April 29, 2025

Sin embargo, expertos han desmentido esta narrativa. Alfredo García aclaró que las nucleares no consumieron energía externa al detenerse, sino que activaron automáticamente sus generadores diésel de emergencia para mantener la seguridad, y solo recibieron energía de la red cuando esta comenzó a recuperarse. “Las nucleares se quedaron sin demanda y se desconectaron como el resto de productores”, explicó, refutando la idea de que fueran un obstáculo. Además, datos oficiales muestran que, antes del apagón, cuatro de los siete reactores nucleares estaban operativos, aportando un 20% de la electricidad nacional en lo que va de 2025, solo superados por la eólica (24,9%).

Sánchez también afirmó que una mayor dependencia nuclear habría ralentizado la recuperación, ignorando que la energía importada desde Francia, clave para restablecer el suministro, proviene mayoritariamente de centrales nucleares. Esta contradicción ha sido señalada por analistas como Javier Blas, quien vinculó el apagón a la alta dependencia de renovables en ese momento, aunque otros expertos, como Sergio Fernández Munguía, matizaron que un 30% de la generación provenía de fuentes no renovables.

La postura de Sánchez ha sido interpretada como un intento de proteger la apuesta ideológica de su Gobierno por las renovables, en detrimento de las nucleares, cuya relevancia ha disminuido por su menor competitividad frente a los bajos precios de la solar y la eólica. Sin embargo, expertos como Xavier Cugat han destacado que, durante el apagón, solo cuatro reactores estaban activos porque las empresas operadoras, enfrentadas a impuestos como la tasa Enresa para gestionar residuos radiactivos, optaron por desconectarlos ante la falta de rentabilidad.

Mientras Sánchez apunta a los operadores privados y promete exigir responsabilidades, Red Eléctrica, participada en un 20% por el Estado, ha descartado un ciberataque y señala una posible desconexión masiva de plantas solares como desencadenante. Esta hipótesis coincide con las advertencias de expertos como Carlos Cagigal, quien en el programa Al rojo vivo afirmó que la sobregeneración renovable, que superó el 100% de la demanda en días previos, llevó al sistema “al filo de la navaja”.

El Gobierno ha creado una comisión de investigación liderada por el Ministerio de Transición Ecológica, pero Sánchez ha evitado mencionar la falta de inversión en infraestructuras críticas o la necesidad de almacenamiento para gestionar los excedentes renovables, soluciones que expertos como Ismael Morales, de Fundación Renovables, consideran esenciales. En lugar de abordar estas debilidades, el presidente ha insistido en combatir la “desinformación” y los “bulos”, tildando de ignorantes o mentirosos a quienes cuestionan su política energética.

El apagón ha reavivado el enfrentamiento entre defensores de las renovables y los pronucleares. El líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, ha pedido revisar el cierre de las nucleares, argumentando que son esenciales como respaldo para la intermitencia de las renovables. Por su parte, Santiago Abascal, de Vox, acusó directamente a Sánchez de provocar el apagón con “políticas energéticas nefastas”. Estas críticas han sido desestimadas por el Gobierno, que insiste en que las nucleares no fueron más resilientes que otras fuentes durante la crisis.

No obstante, la realidad es que el sistema eléctrico español, con un 70% de renovables en el momento del apagón, mostró su fragilidad ante la falta de inercia y almacenamiento. Como explicó Marta Victoria, profesora de la Universidad Técnica de Dinamarca, “cuando se rompe el equilibrio entre generación y demanda, la frecuencia se desvía, y si hay menos inercia mecánica, el sistema no se estabiliza”. Esta vulnerabilidad, agravada por la desconexión de generadores solares y nucleares, pone en entredicho la narrativa de Sánchez.

La insistencia de Sánchez en culpar a las nucleares y exculpar a las renovables, a pesar de las evidencias técnicas, ha sido calificada como un ejercicio de manipulación por algunos analistas. “Fiel a su sectarismo ideológico, exculpa a las energías renovables pese a que expertos señalan que la caída de la producción solar en el suroeste peninsular pudo desencadenar el colapso”, afirmó un editorial de esdiario.com. Esta postura contrasta con su promesa de transparencia y con la creación de una investigación independiente a cargo de la Comisión Europea, que podría arrojar luz sobre las verdaderas causas.