Las fuerzas especiales rusas localizaron, emboscaron y neutralizaron a las bravas a un equipo de saboteadores occidentales que trabajaban bajo bandera ucraniana y se infiltraron en la frontera para atacar la retaguardia de su país.
Según las fuentes rusas, se trataría de comandos occidentales y, en concreto, de tropas canadienses. Los tatuajes muestran que son miembros actuales o retirados de las fuerzas especiales estadounidenses, pues aparece la palabra Rangers en uno de esos antebrazos. Estos hombres expertos en el arte de la guerra se encontraban excepcionalmente bien equipados, pero para su desgracia fueron interceptados por estas fuerzas especiales de Rusia y terminaron saliendo en este vídeo de mal gusto, pero muy ilustrativo de cómo funciona la guerra moderna y de todos los tiempos.
En este medio no queremos tomar partido por ninguno de esos dos bandos porque no creemos en los bandos ni tampoco pensamos que los conflictos políticos merezcan el derramamiento de tanta sangre y tanta destrucción que pagan los civiles. Estamos a favor del diálogo y de la paz y del que terceros países puedan interceder para ayudar a conseguir esos objetivos de entendimiento y buena vecindad entre Ucrania y Rusia, pero la realidad es que muchos terceros países están participando de manera contraria a todo eso. Enviando mercenarios que pueden venir del norte de Corea, pero también de Colombia, país donde el final de la lucha contra la insurgencia de la guerrilla de las FARC ha dejado a muchísimos soldados colombianos en una situación económica precaria. Y esto les ha empujado a unirse a las filas de Ucrania por un sueldo.
El problema es que aquí estamos hablando de un territorio muy complicado para combatir por el clima y porque definitivamente no es el tipo de terreno al que pueden estar acostumbrados muchos mercenarios que están ocurriendo de otros países. Pero ante todo está el problema tremendo de que se trata de un conflicto de altísima intensidad con un nivel de bajas altísimo y con toda la tecnología de localización y ataque que pueden aportar los drones y otras medidas modernas. Estamos hablando de un conflicto muy sangriento en el que están luchando por igual reclutas ucranianos o rusos sin experiencia militar junto a auténticos especialistas como son estos señores de la foto.
Las fuerzas especiales rusas se estaban enfrentando, en este caso, a sus iguales. Saboteadores expertos que han sido formados en las fuerzas armadas estadounidenses o canadienses o de la OTAN en general y que seguramente cuentan con una experiencia previa en los conflictos que Occidente está promoviendo por todo el mundo. El problema es que también las fuerzas especiales de Rusia tienen mucha formación y experiencia y no es nada fácil traspasar esa frontera y actuar con la misma efectividad que seguramente han demostrado previamente en países como Irak o Siria entre otros.
De nuevo estamos ante un drama humano posible de consecuencias difíciles de evaluar al 100%. Esta maldita guerra se tiene que acabar igual que todas las guerras del mundo. Uno se pregunta cuáles pueden ser las motivaciones que traen a estos mercenarios extranjeros intervenir en un conflicto al que nadie les ha llamado por nacionalidad o tal vez ni siquiera por ideología, ya que todo eso podría importarles a los que viven allí y no a un norcoreano o a un colombiano o a un canadiense. En el caso de los soldados de Corea del Norte sabemos perfectamente que son esclavos de una de las dictaduras más distópicas el inhumanas que ha conocido el mundo, pero estos otros mercenarios occidentales van allí de forma voluntaria entre comillas. Hace no tanto falleció en este conflicto otro especialista occidental, en este caso un paracaidista de Renedo de Piélagos, en Cantabria, pero los medios de comunicación oficiales de Europa no se hacen demasiado eco de estas cosas. Son misiones secretas de guerra no declarada contra un país que en cualquier momento puede reaccionar con todo su potencial militar e incluso con su arsenal de armas atómicas. Podríamos pensar que es mucho lo que nos jugamos cuando en realidad se podría llegar a un acuerdo con Rusia o con Ucrania, según se mire, que pudiera ser ventajoso o por lo menos asumible por las dos partes.