El pasado 4 de abril de 2025, la Guardia Civil anunció a través de un post en X (@guardiacivil) que, a partir del 1 de enero de 2026, los triángulos de señalización para vehículos inmovilizados serán reemplazados obligatoriamente por la baliza V16, un dispositivo luminoso con conectividad que se convertirá en el único medio legal para señalizar emergencias en las carreteras españolas. Aunque la medida se presenta bajo el argumento de mejorar la seguridad vial, un análisis más profundo revela que su implementación, lejos de ser una solución efectiva para evitar accidentes, parece estar diseñada para facilitar el control y la geolocalización de la población por parte del gobierno.
A partir del 1 de enero de 2026 no se podrán usar los triángulos para la señalización de vehículos inmovilizados en las vías, siendo la baliza #V16 el único medio legal.#SeguridadVial
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— Guardia Civil (@guardiacivil) April 4, 2025
El post de la Guardia Civil informa: «A partir del 1 de enero de 2026 no se podrán usar los triángulos para la señalización de vehículos inmovilizados en las vías, siendo la baliza #V16 el único medio legal. #SeguridadVial.» El mensaje incluye un enlace a la página oficial de la Dirección General de Tráfico (DGT), donde se detalla que la V16 es una baliza amarilla con conectividad que emite una luz intermitente de alta intensidad y debe transmitir su ubicación en tiempo real a la plataforma DGT 3.0. Según la web oficial, el dispositivo debe colocarse en el punto más alto del vehículo para maximizar su visibilidad y enviar datos de geolocalización cada 100 segundos hasta que se desactive, con el objetivo de alertar a otros conductores y a las autoridades sobre la presencia de un vehículo accidentado o averiado.
El hilo de respuestas al post refleja escepticismo y críticas. Usuarios como @PensamientoIntrusivo señalan que la luz de la V16 podría no ser visible en curvas o durante el día, mientras que @David___VileDevil___ argumenta que los triángulos, al colocarse antes del vehículo, permiten anticipar el peligro de manera más efectiva. Otros, como @barbaraisabelmf, cuestionan quién asumirá el costo de los dispositivos y si su obligatoriedad no responde más a intereses económicos que a la seguridad.
Aunque la DGT y la Guardia Civil presentan la V16 como una medida para mejorar la seguridad vial, diversos factores sugieren que su objetivo principal podría ser el control de la población a través de la geolocalización. Analicemos las razones:
1. Geolocalización Obligatoria y Constante
La V16 no es solo un dispositivo luminoso; su característica más controvertida es su conectividad obligatoria con la plataforma DGT 3.0. Según la web oficial de la DGT, una vez activada, la baliza envía la ubicación del vehículo cada 100 segundos hasta que se desactiva, informando a las autoridades y a otros conductores conectados. Esto significa que, mientras el dispositivo esté activo, el gobierno puede rastrear en tiempo real los movimientos de los conductores. Aunque se argumenta que esto es para proteger a los usuarios en caso de accidente, la falta de opción para desactivar la geolocalización plantea serias dudas sobre la privacidad. La conectividad no es opcional: los 55 modelos certificados por la DGT, como se detalla en la web, deben incluir esta función, dejando a los conductores sin alternativa si desean cumplir con la ley.
2. Un Histórico de Vigilancia Gubernamental
España tiene un historial reciente de uso de tecnología para vigilar a la población, lo que alimenta las sospechas sobre las intenciones detrás de la V16. En 2021, Citizen Lab reveló que el gobierno español utilizó el software espía Pegasus para vigilar a líderes independentistas catalanes, una práctica que fue ampliamente criticada por violar los derechos de privacidad. Este precedente sugiere que las autoridades podrían usar los datos de geolocalización de la V16 para fines que vayan más allá de la seguridad vial, como monitorear los movimientos de ciudadanos, perfilar sus hábitos o incluso reprimir disidencias políticas.
3. La Plataforma DGT 3.0: Un Sistema de Monitoreo Masivo
La plataforma DGT 3.0, a la que se conecta la V16, está diseñada para integrar y estandarizar información de movilidad, según el resultado (movilidadconectadadgt.com). Aunque se presenta como una herramienta para reducir accidentes y mejorar la eficiencia del tráfico, también permite a las autoridades monitorear los movimientos de los vehículos en tiempo real. Este nivel de vigilancia podría usarse para fines que no están relacionados con emergencias, como multar a conductores por infracciones menores, rastrear patrones de desplazamiento o incluso compartir datos con terceros, como fuerzas de seguridad o empresas privadas. Organizaciones como Digital Rights España han advertido, en el contexto de debates sobre la Directiva ePrivacy de la UE en 2022, que los datos de geolocalización son altamente sensibles y su uso indebido puede violar derechos fundamentales.
4. La Escasa Relevancia de los Accidentes por Vehículos Inmovilizados
Las estadísticas oficiales de la DGT cuestionan la necesidad de una medida tan invasiva. Según el informe de siniestralidad de 2022, los accidentes relacionados con vehículos inmovilizados representaron menos del 1% del total de fallecidos en carretera: 19 de las 1.145 víctimas mortales. Esto sugiere que el problema que la V16 pretende resolver no es tan significativo como para justificar un sistema de geolocalización masiva. Los triángulos de señalización, que no requieren conectividad, han sido una solución efectiva durante décadas, y su eliminación forzosa en favor de la V16 parece más orientada a implementar un sistema de control que a mejorar la seguridad.
5. Una Conectividad de Largo Plazo
La legislación establece que la V16 debe garantizar una conectividad mínima de 12 años, con el costo ya incluido en el precio del dispositivo (entre 35 y 40 euros, según www.healthplanspain.com). Este requisito asegura que los conductores estarán sujetos a un sistema de vigilancia a largo plazo, creando una infraestructura de seguimiento permanente. La falta de transparencia sobre cómo se gestionarán y protegerán estos datos genera temores de que se pueda establecer un sistema de control masivo bajo el pretexto de la seguridad vial.
6. Ineficacia Real para la Seguridad Vial
Las críticas en el hilo de X reflejan dudas sobre la eficacia de la V16 como herramienta de seguridad. Usuarios como @PensamientoIntrusivo y @TicoAlien38Prod señalan que la baliza puede ser menos visible que los triángulos en ciertas condiciones, como en curvas o durante el día, y que no permite anticipar el peligro tan efectivamente como los triángulos, que se colocan a una distancia del vehículo. Esto refuerza la idea de que la V16 no es necesariamente una solución más segura, sino un pretexto para implementar un sistema de geolocalización.
7. Tendencias Europeas hacia el Control Digital
La obligatoriedad de la V16 se alinea con tendencias más amplias en la Unión Europea para normalizar el seguimiento digital. Desde julio de 2024, todos los vehículos nuevos en la UE deben incluir registradores de datos (cajas negras) que recopilen información sobre velocidad, frenado y ubicación, según la normativa europea de seguridad vial. La V16 parece ser un paso más en esta dirección, utilizando la tecnología para monitorizar a los ciudadanos bajo el argumento de la seguridad, una práctica que podría extenderse a otras áreas de la vida cotidiana.
La implementación de la baliza V16, presentada como una medida para mejorar la seguridad vial, es en realidad un mecanismo de control y geolocalización de la población. La conectividad obligatoria, la eliminación de alternativas no invasivas como los triángulos, el historial de vigilancia del gobierno español, la falta de necesidad real basada en estadísticas y la integración con la plataforma DGT 3.0 apuntan a un objetivo claro: rastrear los movimientos de los ciudadanos de manera masiva y a largo plazo.
Mientras las autoridades insisten en que la V16 salvará vidas, las evidencias sugieren que su verdadero propósito es establecer un sistema de vigilancia permanente, sacrificando la privacidad de los conductores en nombre de una supuesta seguridad que, en muchos casos, no mejora las soluciones ya existentes.
Esto dejará obsoletos a los radares de tráfico porque convertirá al vehículo en tele geolocalizador-velocímetro digital constante. Ni Orwell lo habría imaginado. El mayor ataque a la intimidad jamás imaginado. FASCISTAS