En una decisión sin precedentes, la Casa Blanca ha decidido excluir a The Associated Press (AP) de cubrir eventos desde el Despacho Oval y de viajar en Air Force One. Esta medida se fundamenta en lo que la administración describe como reportajes «irresponsables y deshonestos» por parte de la agencia de noticias.
El anuncio fue hecho por el Secretario de Prensa de la Casa Blanca, quien criticó a AP por lo que consideró una falta de integridad en su cobertura de noticias recientes. Según la Casa Blanca, la agencia ha demostrado una tendencia a distorsionar hechos y a presentar noticias de manera sesgada.
«La credibilidad de una fuente de noticias es crucial, especialmente en un entorno mediático ya polarizado», declaró el Secretario de Prensa. «Decidimos que hasta que AP pueda demostrar un compromiso renovado con la verdad y la precisión, su acceso a estos espacios clave se verá limitado».
AP ha respondido a estas acusaciones asegurando que siempre se ha mantenido fiel a los principios del periodismo de integridad y precisión. En un comunicado, la agencia expresó su preocupación por lo que ven como un intento de censura y un ataque a la libertad de prensa, prometiendo continuar su cobertura con el mismo rigor.
Este incidente ha generado un amplio debate sobre la relación entre la administración gubernamental y los medios de comunicación, así como sobre el papel de la prensa en la democracia. Expertos en medios y políticos de ambos lados del espectro han expresado opiniones diversas, con algunos viendo la decisión como un necesario control de calidad y otros como una alarmante interferencia en el trabajo periodístico.
La decisión de la Casa Blanca ha sido vista también como un posible precedente para futuras interacciones con medios de comunicación, levantando interrogantes sobre cómo se gestionará la relación entre el gobierno y la prensa a partir de ahora. No se ha establecido un plazo para la reevaluación de esta prohibición, lo que deja incertidumbre sobre cuándo podría AP recuperar su acceso.