Por supuesto que no me interesó la ceremonia de los Goya de Granada con tal de no ver ese careto del mafioso de Pedro Sánchez, su vicepresidenta y de otros gerifaltes, tampoco para escuchar soflamas progres ni para ver como aplaudían a f los oídos de su maravilloso presidente, el cual sin halagos se muere de sed y de pena, cual drogata que no vive sin su dosis diaria de estupefacientes.
Lo cierto es que tanto autobombo por parte de los actores es más que sospechoso. Recuerdo cuando en la época de José María Aznar pusieron el grito en el cielo por la participación española en la invasión de Irak, lo cual era lógico, aunque quizás la razón de tanto revuelo mediático de aquellos actores no fuera realmente ésa, sino otra muy diferente.
El deseo de lucha social, de justicia para todos, muy en boga en muchos de estos profesionales del cine y el teatro, algunos con mucho reconocimiento público, era un clamor en el Círculo de Bellas Artes (omito nombres, por respeto y cierto aprecio), donde criticaban abiertamente al gobierno del PP, allá por el año 2003. Este hecho ha sido borrado y curiosamente, ninguno de ellos lo menciona con orgullo. ¿Por qué será? Lo cierto es que campañas de recogidas de firmas, en las que fui invitado y otras acciones me fueron acercando a un cierto tipo de personas, forman parte de mí memoria.
Con el ego algo subido por eso de la fama y del éxito de sus taquillas, era más fácil presentarse como el adalid de la defensa de los derechos de los demás, por aquello del efecto del halo, según el cual no da igual que hable mengana, que, como solían decir, no los conocían salvo en su casa a la hora de comer, que si te lo dice un actor galán o una actriz despampanante, en cuyo caso, por arte de magia potagia, sus palabras eran más creíbles que las de un simple mortal.
Fue así como comenzaron a lanzar su discurso y me vi envuelto en sus proyectos, en los que colaboré, e incluso llegué a tener algún punto de coordinación y protagonismo, sin comerlo ni beberlo. Si bien era cierto que la política de Aznar dejaba mucho que desear, también lo es que lo vendría después iba a ser mucho peor.
Aquel misterioso atentado de Atocha, el cual se atribuyó a ETA y luego se adjudicó a grupos islámicos como venganza por tener soldaditos en Irak, estaba lleno de misterios. Mi opinión actual es que fue como el de las torres gemelas, un auto atentado para provocar un giro político. Del 11 S de pasó al 11 M, mucha casualidad, la misma fecha, podría haber sido cualquier otro día y justamente poco antes de las elecciones generales en las que Aznar fue derrotado para que saliera el PSOE y Zapatero, masón grado 33, con una mina de oro en Venezuela, regalo de Maduro y con dos hijas con negocios en este país. No olvidemos que este sujeto sigue moviendo los hijos de la mafiosa política del PSOE y que este partido mantiene relaciones con el régimen genocida y dictatorial de Nicolás Maduro, pero claro, de eso, los actores chitón. Más les vale, no sean que les retiren la subvenciones y los méritos, como hicieron con Carla Gascón.
Pero, volviendo a los hechos, la alegría se encendió como una mecha en todo el grupo, por fin se fue el criminal de Aznar y llegó otro distinto a la Moncloa. Sospecho que algunos de mis viejos amigos conocerían al presidente o que, a cambio de gratitud, ordenó la retirada de tropas de Irak a finales del mismo mes de marzo de 2004. De hecho, en la manifestación que ayudé a coordinar ese año contra la guerra de Irak acudieron más de un millón de personas en Madrid, todo justo y correcto.
El paso del tiempo hizo que se desinflaran los ánimos revolucionarios de aquellos héroes y muchos hablaban de que Cultura Contra la Guerra ya no era necesaria e incluso en una asamblea allá en junio se decidió su cierre definitivo. A pesar de que la guerra seguía en Irak, la gente seguía muriendo, parecía no muy interesante: el valor de cotización bursátil de sus muertos había caído cuál crack del 29. ¿O es que ya caían las subvenciones del gobierno para los hambrientos actores, esperando, por fin un aliado?
Habiendo perdido el contacto con muchos de ellos (han pasado nada más y nada menos que 20 años), no se ha vuelto a producir un movimiento así en España, y las escasas declaraciones que he visto han sido a favor de la cultura woke y, como no, de su gran amo Pedro Sánchez, junto al cual participaron en actos en los dorados salones del Círculo de Bellas Artes (siempre el mismo lugar), en los que invitaban al ínclito candidato aterrado por si ganaba la ultraderecha, mientras ciertos actores no dudaban en hacer declaraciones oficiales o firmaban manifiestos de apoyo hacia su gran líder.
Uno de los temas obsesivos de estos grupos es Palestina, el pueblo sufrido, en cuyas reuniones participé más de una vez junto a célebres actores y cantantes muy reconocidos. Llama mucho la atención que haya sido el karma durante toda la invasión de la zona de Gaza, sobre todo en cuanto a la matanza de niños (como cuando quieres vender una ONG los utilizas para que no mueran de hambre, porque se ve sólo la parte del pastel que interesa). Incluso en la ceremonia hubo varios discursos defendiendo a Palestina (pobres ignorantes que no saben que Hamas fue financiado por la ONU), pero siempre es el mismo tema y no salen de él. Vean sus publicaciones en X, por si acaso, de algunos de ellos.
El resto de sus actitudes es pro woke, pro vacuna covid 19 en defensa de las medidas antic0vid, por defensa del LGTBI, en contra del doloroso cambio climático, en contra de la extrema derecha (que son los que no piensan como ellos), al igual que ocurre con los pseudo periodistas comprados para soltar sus soflamas hediondas como la sexta (o la secta) y, por supuesto, televisión espantosa. Obsérvese el discurso, sin un ápice de originalidad sobre los que no podría decir Biden, su muñeca Kabala, Hilary Clinton o cualquier que se precie con ser amiguete de su amo. Las mismas palabras y puntos de vista. Al final, para no hacerlo muy largo, todos reciben sus subvenciones del gobierno para hacer sus películas, algunas de muy mal gusto y con el mismo tinte rojillo, con un olor a azufre que se nota a la legua.
Deben de estar de los nervios, como Richard Gere, el cual vive en Madrid actualmente y que critica abiertamente a Trump, lo más fácil cuando ves que te quitan tu zona de confort, tras muchos años de vivir a lo grande y con fortunas merecidas por prostituir el buen gusto ante un capo que te promete el oro y el moro. El regreso a la realidad es un hecho, nadie vive de sueños y la verdad es tozuda. En esta vida hay personas humildes que desean aprender y rectificar, si es necesario, y hay otras que ni con agua hirviendo y que sólo se corrigen de la peor manera, entran en peligrosos estados de frustración que los hacen sufrir muchísimo y que los obligan a dejar sus disfraces (los mismos que los actores emplean para engañarnos).
Ni una protesta contra los muertos en Valencia en la ceremonia granadina, a pesar de tener a su causante y criminal sentado allí, al ladito. Si no les interesa para nada el dolor de los españoles (a pesar de ponerse la mano en el corazón por los iraquíes), está claro que ni tan siquiera lo hacen por los ceros de sus cuentas corrientes, sino por puro ego desmedido del artista que se cree tan mago por ser famoso y que piensa que todo lo puede.
¡Ay, madre mía, pobre gente, cuánta ignorancia en sus cerebros, cuánto vacío en sus mentes llenas de reconocimiento por medios pagados para encumbrarlos en las cimas más altas! Si a esto se ha visto reducido el mundo del arte cinematográfico en nuestro país, la estupidez está servida en bandeja de oro y de subvenciones de un innombrable ser oscuro.
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