Solo ha pasado una semana desde que el ministro de Sánchez, Ángel Víctor Torres, afirmara en el Senado que todo lo que se estaba contando sobre él eran bulos pero que dimitiría en caso de que algo se probara.
Víctor de Aldama, el empresario al que ninguno del PSOE conoce pero que aparecía en primera línea en todos los fregaos del partido y que ahora se encuentra implicado en varios casos de corrupción, ha declarado, a través de un escrito documentado dirigido al Tribunal Supremo, haber gestionado el alquiler de un piso en la calle Atocha de Madrid, presuntamente destinado a “encuentros de diversa naturaleza” vinculados a Ángel Víctor Torres, ex presidente del Gobierno de Canarias y actual ministro de Política Territorial y Memoria Democrática. Esta acusación forma parte de una serie de declaraciones explosivas que Aldama está realizando en el marco de la investigación de la trama «Koldo», relacionada con supuestos pagos irregulares y contratos de emergencia durante la pandemia.
De Aldama también vinculó a Torres con un presunto cobro de comisiones de 50.000 euros para garantizar la compra de PCRs por parte del Gobierno canario, acusaciones que Torres rechazó en el Senado. Pero la Unidad Central Operativa de la Guardia Civil (UCO) ya había advertido en un informe del pasado mes de octubre que tanto Canarias como Baleares (donde por entonces gobernaba Francina Armengol) llegaron a adjudicar cinco contratos de PCR por por importe de 6,5 millones de euros a una empresa vinculada a la presunta organización criminal del caso Koldo.
Qué casualidad que tanto Torres, ex presidente de Canarias) como Armengol (ex presidente de Baleares) fueran premiados por Pedro Sánchez para ocupar, el primero un ministerio y la segunda nada menos que la presidencia del Congreso de los Diputados.
Este escándalo añade todavía más presión a un Gobierno que agoniza ante tanta corrupción en la que está metido aunque intente aparentar lo contrario.
Veremos cómo termina todo esto pero lo que sí es seguro es que al pájaro de Torres será más fácil que lo echen de casa que del ministerio. Vaya fauna…
De Canarias y Baleares salieron los episodios plandémicos más nauseabundos, con la pestaza a contubernio «político» / matasano / sientífico / perrodístico.
En LQC dieron buenos repasos a ese «médico» nunca ejerciente que en Canarias era la voz cantante de la «autoridad» médica. En Baleares la consejera de «Sanidad» era íntima amiga de la cierrabares de rasgos mongoloides que ahora está haciendo de charo suprema en el parlamento.
En Canarias el contubernio fabricó aquella noticia nauseabunda del niño de cuatro años muerto «por covid» (se ahogó en el mar, pero el contubernio estaba ansioso por vender más bozales y asaltar el tramo de edad infantil para vacunarlos). Noticia que fue publicada por todos los medios en grandes titulares. Todo ello bajo la batuta de este Torres.
En Baleares el contubernio (aquí se sumó el de «justicia») secuestró a unos estudiantes y los denigró porque tocaba ‘psy op’ para la vacunación de los «irresponsables» adolescentes y jóvenes. Incluso dijeron que metieron a uno en la UCI (patético) para exacerbar el terrorismo.
Toda esta incalificable escoria sigue impune, suelta y en los puestos más importantes de la función pública.
Y por supuesto cada vez que lanzaban una campaña terrorista como la del niño ahogado o los chavales de fin de curso se aseguraban un pico de demanda de PCRs, que ya comenté por aquí que era un pelotazo mucho mayor que el de los bozales.
Es un fASSciSStASS, vendedores de fASSciCULOSS un saco de proteínASS panziSStASS ASS*SSin*SS
Todos estos malandrines, grouppies y mariachis son más repugnantes y están más cerca de todos. Menudos tontos HdlgPⁿ que sin lugar a duda están marcados de por vida.