Los señores de la guerra

Cuando Albert Pike en 1871 envió una carta al gran maestro de la independencia italiana ilustrando la necesidad de tres guerras mundiales para la imposición del satanismo en el planeta y la destrucción del cristianismo, su gran enemigo, los planes ya estaban bajo la mesa. La primera serviría para echar a los díscolos zares de Rusia y crear un régimen experimental comunista, lo cual ocurrió cuando se cumplieron los 75 años de la prohibición del nuevo banco Rothschild en los EEUU en 1913, año en el que, causalmente se creó la peor de las pesadillas: la reserva federal. No pasó ni un año y en julio estalló, durando cuatro años, en los que hubo un intento de paz abortado entre Inglaterra y Alemania en 1916 porque los Rothschild ofrecieron el control de Palestina a Inglaterra, a cambio de que se la devolviera para crear el Estado de Israel. Cuando en 1917 mataron a la familia de los zares a completo, se cumplió la amenaza realizada 100 años antes, con ocasión del Congreso de Viena de 1815, el primer intento de imponer en Europa un orden único. Otro objetivo fue el fin de los imperios europeos.

La segunda guerra mundial se fundamentaba en la lucha entre el fascismo y el comunismo. Para el primer frente se escogió a Hitler, nieto ilegítimo de los Rothschild cuando su abuela trabajaba en una de sus mansiones en Austria (así funcionan estas familias, con sangre azul). Soldado de la primera guerra mundial, Hitler recibió todo tipo de fondos y de ayudas para crear el Partido Nacional Socialista, hasta que en 1933 fue elegido canciller de Alemania y, de ahí pasó a ser el gran dictador. En su política estaba la ideología del gran genocidio, como en otros regímenes como el de Stalin, más sanguinario aún y que no pasó por los juicios de Nuremberg Esta política consiste en matar a los suyos (sionistas que quieren matar a judíos, los de Hamas que quieren aniquilar a su pueblo, ya entiendes…). El crack del 29, creado por los Rothschild, fue el contexto perfecto para crearla. Duró seis años y acabó en 1945, momento en el que, por fin, EEUU logró el predominio económico e impuso el dólar, acabando con la soberanía de la libra esterlina hasta entonces.

Justamente acabando con el fin de esta fase económica, llega la plandemia en el año 2020 y, siguiendo la ruta preparatoria del plan Kalergui, de incursión de culturas ajenas para destrozar la cultura europea, surgen dos conflictos que no son casuales: Ucrania, de donde proceden los sionistas, en Jazaria, e Israel, con el ataque de Hamas en octubre del año pasado (Hamas recibió formación de la ONU para detestar a su vecino y fue financiado, como lo fueron todos los grupos terroristas conocidos). A partir de entonces, Israel inicia la invasión de Palestina y se introducen en el conflicto Yemen e Irán, con su fallido ataque y el asesinato de su presidente. Está claro que, siguiendo los guiones de la tercera guerra mundial, se busca el encontronazo entre occidente y los países árabes, así como éstos contra Israel, el estado puramente sionista, creado a la fuerza bajo el influjo de las órdenes de los Rothschild. En la misma línea se busca que los países se alineen en frentes: España, Irlanda y Noruega buscan un estado palestino y se declaran en contra de Israel y el resto lo defiende, así como Vox. Todos cayendo en la trampa como pardillos, comienza a dibujarse la conveniente división.

Por otra parte, la invasión de Ucrania, provocada por las presiones de los EEUU y la OTAN en una guerra necesaria como siempre para la lucrativa venta de armas y de beneficios privados y para la clase política europea, se emplea como un juego, donde los lideres del viejo continente, más ciegos y disparatados que nunca, tensan la cuerda con Rusia, la cual acabaría con Europa en 15 minutos. Pedro Sánchez da a Ucrania una ayuda de 1130 millones de euros, Francia declara que sería conveniente entrar en Ucrania con tropas, otros hablan de la necesidad de introducir armas de largo alcance para que ataque territorio ruso y Putin ya está un poco harto de tanta chulería europea, cuyos líderes son tan dictadores como el mismo. Putin, en ese sentido muy comedido, ya ha alertado del riesgo de un conflicto entre Rusia y la OTAN, donde podrían emplearse armas nucleares.

Por otra parte, la crisis económica que se nos avecina, la burbuja de activos financieros que los economistas llevan anunciando años, el hecho de que el comercio internacional es cada vez menor, que los intereses a corto plazo sean menores que los de los bonos a largo plazo, las burbujas inmobiliarias y el reseteo futuro con el fin del dinero en efectivo, nos dibujan un sombrío escenario donde un crack económico mundial cada vez se puede oler más cerca, una especie de crack del 29, pero en el siglo XXI, siguiendo el guion diseñado para la ruta hacia la segunda guerra mundial.

Mientras tanto, siguiendo la hoja de ruta de los años 30 del siglo pasado, surgen modelos políticos fascistas en toda Europa, bajo la apariencia de democracias masónicas que aplican sus objetivos gracias a la agenda 2030, en un contexto donde la libertad y los derechos individuales son cada vez más limitados y erradicados por el miedo de la manipulación de masas. Europa camina hacia la dictadura nuevamente, el nuevo fascismo del siglo XXI. Este proceso, defendido por Ursula Von der Leyen y otros líderes europeos, ya en marcha desde hace años, sin que nadie se diese cuenta, no es casual y pretende copiar el tan admirado modelo de la China comunista por parte de los Rockefeller o los Rotschild. Y, a todo esto, todo es por la defensa de la democracia.

Como los cambios han de ser rápidos, ni hay tiempo para implementar el plan ante el despertar de la conciencia y de la población, no se pueden permitir perder la guerra contra Rusia en Ucrania, Europa defiende su estúpido orgullo cada vez más rota y con un euro que no se sabe cuánto va a aguantar más, mientras la UE actúa como un cinturón de acero que mantiene a todos sus miembros esclavizados, en representación de las 12 tribus de Israel. 

Es la lucha de los frentes, pero todos son iguales, pues Putin mantiene amistad con Klaus Schwab desde hace años, y aquél sujeto fue formado en la KGB y conoce todas las técnicas y recursos para mantenerse en el poder sin que lo echen de ningún modo, creando una estructura geopolítica con tintes mafiosos. ¿Y quiénes y cómo se dividen el pastel? Del mismo modo que hicieron con las guerras napoleónicas en el siglo XIX. La creación de frentes diversos gracias a la financiación, ante la asfixia de la deuda de los países, es el arma que utilizan las grandes familias dueñas de la economía mundial. No se explica de otro modo que China, siendo un país que no respeta los derechos humanos, sea el lugar donde sus ciudadanos están más controlados y censurados del planeta, sea un actor de la política internacional.

Muy aparte de la estupidez de líderes de poca monta como nuestro ínclito y sátrapa presidente, Pedro Sánchez, ellos ponen los peones. El sionismo internacional busca imponernos su poder hegemónico, mientras ellos actúan porque saben que, como dóciles ejecutores del plan masónico, están protegidos. Tal como decían las piedras de Georgia en los EEUU, por cierto, echadas abajo en 2021, la población mundial, para que la vida en el planeta sea sustentable, ha de ser de sólo 500 millones de personas. ¿Casualidad o una señal para iniciar el plan de despoblación mundial?

Mientras tanto nuestros líderes políticos siguen con sus shows en los parlamentos con sus dimes y diretes, vendiéndose al mejor postor, lanzando sus mensajes infantiloides y sin verdadero contenido, siguiendo la norma romana del “pane et circo”. Parece que no hemos aprendido ni evolucionado absolutamente nada en 2000 años, salvo en la tecnología y en las artes de matarnos unos a otros, cada vez o más silenciosas (inyecciones covidianas) o destructivas (armamento termonuclear). 

Y he aquí, ante nosotros, los señores de la guerra, ésos que dicen protegernos de los enemigos, cuando los rivales son ellos y nuestra ingenuidad y tanta supina estupidez que para estos señores de la guerra no somos más que carne de cañón.

Supongo que Pedro Sánchez, cuando le dio los 1130 millones de Zelensky ya será conocedor de que, en caso de conflicto, será uno de los elegidos para vivir en el mundo post apocalíptico porque, de lo contrario, hay que ser subnormal y tener poco cerebro para prestarse a ese juego y ponernos a todos los españoles en tan serio peligro.