Por Alfonso de la Vega
El repaso de los auténticos hechos históricos no viene mal. Después que en octubre de 1934 el sangriento golpe de Estado contra la República fuera derrotado gracias a la fortaleza y contundencia del entonces presidente del gobierno republicano, Alejandro Lerroux, socialistas y separatistas catalanes se compincharon para eludir las consecuencias penales de sus crímenes. Así fue, con la colaboración del obtuso y pusilánime Jefe del Estado, el presidente de la República Niceto Alcalá Zamora, alias El Botas. El resultado del proceso exculpatorio fue la amnistía de los criminales que se dispusieron a preparar el siguiente golpe. Ya lo advirtió otro participante en los hechos golpistas, el socialista Largo Caballero, luego presidente del gobierno rojo, dispuesto a provocar la guerra civil. Suyas son frases tales como: «Si los socialistas son derrotados en las urnas irán a la violencia». «No creemos en la democracia como valor absoluto, tampoco creemos en la libertad». «Si triunfan las derechas tendremos que ir a la guerra civil declarada». «Tenemos que luchar como sea hasta que en las torres y edificios oficiales ondee no la bandera tricolor de una República burguesa, sino la bandera roja de la Revolución Socialista».
Hoy, casi un siglo después, la Monarquía tropieza en los mismos errores históricos que precipitaron la caída de la Segunda República: no castigar de modo contundente, por cobardía, complicidad, corrupción o felonía, la rebelión criminal contra España y el sistema constitucional. Es muy probable que si entonces se hubiera castigado la rebelión socialista y catalanista del 34 como la gravedad de sus crímenes merecía no hubiera habido guerra civil. Resistiendo la propaganda sediciosa rebelde de socialistas y catalanistas. Con sentencias ejemplares, sin indultos ni amnistías posteriores. Pero no fue así. El procesado y luego amnistiado Companys pudo desarrollar su vocación criminal y liberticida en su siguiente etapa como jefe de la Generalidad. Miles de víctimas indefensas asesinadas por ser católicas o “españolas” fueron resultado de su genocidio.
La Historia se repite. El Partido Socialista dirigido por un déspota vuelve a las andadas y está dispuesto a sacrificar lo que sea en apoyo y socorro de los golpistas. Indultos, amnistías, cohechos, desfalcos, saqueos, privilegios,… lo que exija el chantaje. Pero en su conducta, supuestamente socialista, pero profundamente inmoral, anti social y anti española, existe una incoherencia mayúscula: la defensa de los privilegios y abusos de la reaccionaria oligarquía catalana contra los intereses de los propios trabajadores españoles. El traidor PSOE como mercenario de la extrema derecha supremacista catalana. Claro que a lo mejor lo único que les interesa a sus dirigentes es participar en el botín, repartirse el resultado del pillaje. Da grima y asco ver el espectáculo de tanto heroico o sacrificado prócer y prohombre del socialismo mercenario del gran capital en el carrusel de las puertas giratorias.
Pero en justicia hay que decir que junto al Partido Socialista hoy se encuentran otras fuerzas. Las de la plutocracia globalista internacional empeñada en destruir la nación española mediante conspiraciones, fundaciones mercenarias y cohechos. Y también la autóctona, la complaciente, la también globalista derecha-centrista cobarde siempre en busca de un apaño que permita salvar el negocio y el tenderete turnista del amo.
Lo del sangriento golpe socialista de octubre en Asturias merece otro recuerdo. Por lo que se refiere al golpe catalán, una vez proclamado por la República el estado de guerra en todo el país, varios militares leales fueron cobardemente asesinados a traición cuando a las órdenes del gobierno constitucional republicano instaron a los rebeldes comandados por el traidor presidente Companys a su rendición. Los golpistas dispararon sin previo aviso. Después de este cobarde asesinato, cuando el Ejército republicano atacó bajo el mando del general Domingo Batet, Companys y sus cómplices se rindieron sin luchar. No obstante, algunos huyeron por las cloacas.
Sin embargo, no sólo no aprovecharía el éxito para acabar con el enemigo sino que el posterior pasteleo del nefasto Alcalá Zamora y la fraudulenta victoria electoral de febrero del 36 del Frente Popular culminaron en la impunidad de los golpistas y asesinos. La izquierda representada fundamentalmente por el PSOE aliada paradójicamente con la reaccionaria oligarquía catalana había optado por la violencia criminal contra la República y ambas habían comprobado que les había salido barato. Muy barato. La guerra civil sería cuestión de tiempo.
El informe oficial republicano “La revolución de Octubre de 1934. La Rebelión del Gobierno de la Generalidad” publicado semanas después ofrece un estadillo resumen con los daños provocados por la rebelión. En Barcelona la intentona golpista costó la vida a 63 paisanos, 4 guardia civiles, 3 miembros de seguridad y 8 miembros del Ejército. Hubo también más de 200 heridos. Se requisaron 7999 armas largas, 3019 pistolas y se estima fueron arrojadas al mar unas 26 toneladas de armas de todas clases.
¿Impredecible? En absoluto. El proceso había sido largo y todo esto se veía venir y así lo explicaban algunos autores. Cabe recuperar por su interés la advertencia de Miguel de Unamuno: “Se ha hablado de un hecho, del fet catalán, del estado de conciencia del pueblo catalán; pero se ha olvidado otro hecho y es el estado conciencia del resto del pueblo español, o del pueblo español todo, y es inútil querer hurtar el conocimiento de esta legalidad tal y como ella se nos presenta…. Es mejor luchar claramente que abrazarse con mentiras y con engaños. El plebiscito se ha hecho muchas veces… Hay una voluntad radical, de raíces, y hay una voluntad que pudiéramos llamar folicular, de hojas, de follaje, de hojarasca. La voluntad radical es permanente, la del follaje es cosa pasajera. Vienen los vientos de otoño y arrastran las hojas secas lo mismo que arrastran las papeletas de votos. No. La voluntad de un pueblo no es tan fácil de conocer, sobre todo cuando no se le puede ilustrar suficientemente respecto a aquello sobre lo que tiene que decidir”. Y Unamuno nos recuerda luego el ejemplo de la secesión norteamericana: “Y el problema de la esclavitud se planteó, hasta que llegó un momento en que los plantadores del Sur dijeron: “Como hasta aquí, o nos separamos”. Y entonces Abraham Lincoln dijo “A eso no hay derecho”… porque estimaba que ni se puede permitir el suicidio ni se puede decir “hay que dar lo que piden”.
¿Y hoy qué? Siguen los mismos errores iguales o aumentados con la Monarquía ya que es el propio jefe de gobierno de Su Majestad quien cohecha con los golpistas. El rey se dispone a humillar a la Nación y a Sí mismo. El golpe progresa adecuadamente. Y si no, el siguiente.
El golpe progresa adecuadamente porque así lo quieren los que mandan en España y otros países del mundo, esta nación ya a sido vendida tras el asesinato de Carrero Blanco y la están destruyendo a toda velocidad, para eso nos pusieron al mayor tirano que no tiene escrúpulos, la gente habla de cosas que si importan pero tapan otras cosas que están implementando sin que el ganado lanar se esté enterando.
Gracias por vuestra información y por compartir vuestros profundos conocimientos.
Si alguiendice que esta ideología no es supremacista que venga Dios y lo vea