Imaginen que los ojos del Do proyectan una esfera, luego la perspectiva cambia y dejamos de ver lo proyectado desde arriba para verlo en su totalidad y aparece un Tiovivo con 16 cadenas y sus respectivos 16 asientos. La esfera representaría el Ser. Todo está en movimiento y, dependiendo en qué lugar se ubique la conciencia, estará en una u otra realidad o avatar.
Puedes dar saltos en una misma existencia, que te lleven a diferentes realidades y de repente, un día como cualquier otro, tu vida cambia y dejas de tener tus recuerdos, porque simplemente desaparecen o comienzas a tener recuerdos nuevos, sin casi darte ni cuenta.
Algunas decisiones o sucesos son puntos de inflexión que nos pueden llevar al multiverso de posibilidades y cambiarnos de Universo en un segundo. Conocer a una persona, visitar un lugar…es como si desde ese preciso instante, todo cambiara.
Cuando hablamos de ver las cosas desde fuera de la caja hablamos de ver con los ojos del Do, dejar de ver ese círculo para ver el Tiovivo, dejar de ver nuestra acotada existencia como si única y exclusivamente pudiéramos estar sentados en la sillita del Tiovivo que nos tocó esta vez y empezar a creer, que podemos sentarnos en varias sillitas con un mismo boleto.
Cuando no hay suficiente consciencia como para saber ubicarnos en el espacio, es el tiempo (la expresión del movimiento) que por simpatía/empatía nos ubica en el universo más acorde a nuestras energías.
Ante la poca participación y la falta de interés que observo en algunos temas y que me inducen a no seguir escribiendo, me he dedicado este tiempo a triplicar la apuesta, pues algunos nunca nos detenemos y estamos abocados a un nuevo proyecto, bueno, en realidad a varios nuevos proyectos que estamos desarrollando.
Cuando llegue el momento les daremos una sorpresa inesperada, o quizás no, quizás para muchos sea más de lo mismo, una sorpresa esperada, pero para nosotros es un logro, un desafío y un disfrute hacer lo que hacemos, pues no es lo mismo conocer el camino que recorrer el camino.
DDLA nunca se detiene y aunque algunos solo vean pasar al Argo desde la distancia, nosotros navegamos y avanzamos a toda vela, pues no avanza quien camina sino el que sabe a dónde va.
Mientras algunos siguen flotando a la deriva, nosotros haremos historia, y aunque sea una odisea llegar, nos veremos en Ítaca. Llevaremos regalos y sorpresas recogidos por el camino, preparen la mesa, el vino y la miel.