viernes, noviembre 22, 2024
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Vamos a contar mentiras, tralará

Dicen las malas lenguas que a la hora de mentir los políticos son los mejores alumnos y maestros, todo ello simultáneamente. En cada área de su labor, supuestamente por el bien público, dicen que  ocultan algo que no nos cuentan y, peor aún, tienen toda una trama tan soez como absurda para ocultar el excremento debajo de las alfombras persas, incluso del mismo Falcon.

Hoy vamos a escudriñar en un documento que prueba que nuestro amoroso gobierno tiene una guía para todos, especialmente para los medios de comunicación, los cuales se encargan de informarnos y adoctrinarnos para que nos les pillemos en sus trolas, todo a cambio de unos cuantos millones de euros garantizados, con periodistas que dejaron de serlo y se convirtieron en funcionarios de los intereses pseudo mafiosos, donde el beneficio económico es indiscutible.

Hoy hablaremos de inmigración, de ese tema por el que te quitan cuentas en Google o en Facebook porque, digámoslo muy clarito, tienen muchas cosas que tapar y no saben cómo hacerlo, aparte de que las estadísticas, incluso las del gobierno, lo desmienten de manera tajante. ¿Xenofobia o realidad en el caso de los que denunciamos la ejecución del plan Kalergui, con cuantiosos fondos europeos para España, las autonomías o las ONGs?

La guía práctica para los profesionales de los medios de comunicación: tratamiento mediático de la inmigración, es el título de este documento de 50 hojas, 50 hojas de la vergüenza y de la manipulación sin escrúpulos. El gobierno sabe que la población tiene muy mal concepto de los inmigrantes por motivos tan varios como que se permite un exceso de ellos, no se mezclan ni adaptan a la cultura española de manera adecuada, piensan que hay una relación entre inmigración y delincuencia, la inmigración es un problema social, se relaciona con la llegada de cayucos, tiene un mal efecto en las condiciones laborales, desvía el favoritismo de los fondos estatales a ellos y muchos tienen reacciones xenófobas. El gobierno, que no da punzada sin hilo, tiene que estudiar muy bien la estrategia y saber a qué población se enfrenta y qué piensa, razón por la que ha de dar la vuelta a todo lo que puede poner en peligro el plan Kalergui para la invasión multicultural de Europa, planificada desde hace casi 100 años, con el fin de cargarse la cultura europea. Para ello ha elaborado una agenda, una agenda que no parece hecha por iniciativa del gobierno del España, sino por órdenes de la Unión Europea, la cual responde a intereses superiores: las élites globalistas y dueñas la ONU. 

Para el gobierno es esencial informar para contribuir al diálogo, que no es diálogo como tal sino de la introducción de las mentiras en el tejido social para que todo el mundo esté de acuerdo y si no una mayoría, para que los que vemos el panorama seamos tachados de racistas y xenófobos. Para ello la información ha de ser de calidad, perdón, acorde con las órdenes del gobierno, como en toda buena dictadura. Como se trata de integrar a los inmigrantes a la fuerza, aunque no quieran y sólo estén interesados en las ayudas oficiales sin trabajar ni aportar a la Seguridad Social, en no pocos casos, hay que contar con sus testimonios para incrementar el mensaje victimario, similar al creado en cuanto al LGTBIQ+ o el feminismo (el mismo perro, pero con distinto collar). Por lo tanto, hay que evitar términos como ilegal, indocumentado o sin papeles, es decir, que son seres de luz caídos en desgracia. Tampoco hay que relacionarlos con la delincuencia, ni con el Fundamentalismo Yihadista, evitando las imagen donde se les observa vengándose de los españoles de manera cruel porque no los entienden, proponiendo el anonimato si el ejecutor de la acción delincuencial lo solicita, nada de relacionarlos con la violencia (al igual que a las mujeres tampoco se les conecta, siendo sólo así los varones heteros) y es necesario conocer su realidad para así acelerar el plan y eliminar a los críticos, como pasó con la plandemia y todos los aspectos de la agenda 2030, la agenda que se la pone dura al presidente y a todo su equipo de colaboradores, actores o cómplices necesarios. Ellos no vienen a cubrir la baja natalidad ni a pagarnos las pensiones, las cuales serán impagables porque el sistema de Seguridad está tan en bancarrota como España, con una deuda pública de 1.5 billones de euros. De este tema, of course, chitón.

Para eso es necesario normalizar su presencia, como hacen con gays, lesbianas, trans e incluso pedófilos dentro de poco, incentivándolos a que se manifiesten y otros los imiten (niños de colegio); forman parte de nuestro universo y no nos habíamos enterado, teniéndonos que educar como si estuviésemos en la infancia. Para ello es necesario denunciar en todo caso la xenofobia, sacando cualquier noticia, aunque esté fuera de su contexto para hacer creer que las fuerzas policiales son muy malas con ellos, mucho peor que con los españoles, y, cómo no, incluir el papel de las ONGs y los organismos internacionales en todas partes, como auténticos salvadores de la convivencia.

Es necesario que en cada campaña no se asocie la inmigración con nada negativo, tratando el asunto como un tema, no siendo un problema y algo natural, que no se relacione con la violencia, dando la vuelta a la tortilla y haciendo ver que los españoles tenemos peores estadísticas criminalísticas que ellos, que ha de imponerse el principio de igualdad del inmigrante, por lo que en el caso de ser discriminado, ha de ser tratado del mismo modo y por encima del resto de los españoles si eso compensa el daño a su imagen; es esencial no mencionar nunca ni el nombre, ni el país ni su cultura y, muchísimo menos, su religión, siendo estos datos censurados de todas las redes pero, eso sí, si es un español no hay problema.

La propuesta incluye todo un conjunto de reglas de neolenguaje o de sustitución de términos: ni asalto, avalancha ni deportación, desplazamientos y readmisión en su lugar, no a la información del ministerio de interior sino de las ONGs, ni dramatismo sino enmascaramiento con el discurso oral para que no se note, evitar las comas para que las cifras sean consideradas menos importantes, no hablar de falta de cooperación de los países de origen (Marruecos entre otros), y, por supuesto, tampoco de sus conexiones con mafia y corrupción en dichos países, donde se llenan los bolsillos para meterlos en barcos y cayucos a precios astronómicos como sardinas en lata.

Las estadísticas, sin embargo, son tozudas a ese respecto. Si en 1990 había en España 821.605 extranjeros, que suponían el 2.11% del total de la población, en 2021 la cifra llegó a 5.512.558, un 11.6%. Hasta aquí nada llamativo, pero lo interesante viene a continuación: te ruego que no pierdas detalle. Si en 1990, de los 33.058 reclusos, sólo el 16.54% eran extranjeros, en 2021, de los 53.093, el 29,53% no son españoles. ¿Extraño? Es decir que la población de inmigrantes casi se quintuplica y el porcentaje de los condenados casi se duplica…

Si vemos la proporción por nacionalidades y sexos, observamos que las diferencias son mínimas dependiendo de los países de origen de estas personas, pero si nos centramos en los marroquíes, suponen el 29.9% de todos los inmigrantes hombres (4.580) y el 9.5% de las mujeres (91). Haciendo una comparativa con los que provienen de la UE, 2871 son varones (18.8%) y 219 mujeres (22.4%). Pero el resultado más llamativo se encuentra en Cataluña, comunidad en la que el 45.25% de los reclusos son extranjeros, con el 30.82% de toda la suma de España. Del 1.250.665 de extranjeros de allí, 238.192 son marroquíes. Si además vemos las cifras de incrementos de acciones delictivas si comparamos 2022 con 2021 (un 10.9% más en homicidios, un 17.4 % en homicidios dolosos, un 30,5% en riñas e incidentes menores, un 13% en agresiones sexuales, un 20% en robos, un 14.6% en robos a domicilio, según statitica 2024), cabe preguntarse si existen alguna relación entre inmigración e incremento en las cifras de comisión de delitos, sin entrar en polémicas racistas o no, al no tratarse de generalizar, pero sí de analizar el problema en profundidad, justo lo que este documento trata de evitar a toda costa. 

La entrega de extranjeros en España no puede indiscriminada ni puede estar fuera de controles legales, ha de estar vigilada y supervisada porque no todos los colectivos vienen a España para vivir como nosotros y adaptarse a nuestra cultura, lo cual ha ocurrido en ciudades como Estocolmo o Copenhagen, donde hay barrios enteros en los que no entra ni policía porque ellos ponen las reglas de convivencia, como si fuese otro país. ¿Es eso lo que busca Pedro Sánchez y su gobierno, o el que venga, dejar un Estado que no pueda con hordas de ciudadanos de otros países y culturas inclusive opuestas que irían dominándonos sin que nos diéramos cuenta, siguiendo el plan Kalergui? ¿Es ése el objetivo de nuestra clase política? ¿Y para eso tienen que elaborar un documento que parece un panfleto barato y mal redactado, simplón y absurdo, para que los medios, ahora casi todos del régimen fascista de la agenda criminal 2030, nos nieguen lo que las estadísticas nos hacen sospechar?

Una vez más es conveniente no sólo desconfiar por completo del gobierno de España y de las Comunidades Autónomas, sino de todos los medios y no tragarnos su cuento. Ya va siendo hora de que los españoles nos organicemos contra esta farsa y vayamos desmantelando no sólo cada una de sus sucias y maldicientes mentiras, sino la de sus esbirros mediáticos y empecemos a pensar qué tipo de país queremos para nosotros y nuestros hijos. Quizás va siendo hora de pasar a la acción y crear un Estado paralelo.

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1 COMENTARIO

  1. Lo peor del tema de la inmigración ilegal es que la gente se cree el cuento de que vienen huyendo de las guerras y no ven que solo vienen hombres en edad militar en las pateras y que antes a algunos los han traído en grandes barcos hasta cerca de la costa, no se pueden imaginar los problemas que nos van a causar, los que aún siguen creyendo en ese bicho que está llevando a muchos al nicho también creen el cuento de que los que vienen del norte de África y de Senegal vienen escapando de las guerras pro dejan allá para luchar a sus mujeres y niños, nos llaman racistas a los que decimos que quieren sustituir a la raza blanca por otra mestiza más oscura, más obediente a la dictadura, el Plan Kalergi está en marcha pero hay quien no es capaz de ver la cruel realidad y no se dan cuenta a donde nos quieren llevar.

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