Artículo de Alfonso de la Vega
En Davos se acaba de romper el discurso neocomunista, liberticida y criminal propio del pensamiento único actual. Ha sido el presidente argentino Milei, presentado personalmente por Schawb, quien ha maravillado a unos y a otros con su insólito discurso en defensa de la libertad realizado en un ámbito político que está cayendo bajo las garras del nuevo comunismo gracias a la corrupción intelectual y moral de sus autoridades. Un discurso valiente y lúcido, contra corriente, en defensa de los valores amenazados de la civilización occidental, que no obstante debiera ser matizado como luego intentaremos hacer. Y un discurso expresado para mayor satisfacción en la lengua del liberalismo de Cervantes, Gracián o el P. Mariana, en español, no en la de los piratas anglojudíos como es la moda habitual y servil de los renegados españoles como el vendepatrias sacamantecas valido de Su Majestad.
Milei explica que: “lejos de ser la causa de nuestros problemas, el capitalismo de libre empresa, como sistema económico, es la única herramienta que tenemos para terminar con el hambre, la pobreza y la indigencia, a lo largo y a lo ancho de todo el planeta. La evidencia empírica es incuestionable. …Dicen que el capitalismo es malo porque es individualista y que el colectivismo es bueno porque es altruista, y en consecuencia bregan por la «justicia social». Pero este concepto que en el primer mundo se ha puesto de moda en la última década, en mi país es una constante del discurso político desde hace más de 80 años. El problema es que la justicia social no sólo no es justa sino que tampoco aporta al bienestar general. Muy por el contrario, es una idea intrínsecamente injusta, porque es violenta. Es injusta porque el Estado se financia a través de impuestos y los impuestos se cobran de manera coactiva ¿o acaso alguno de nosotros puede elegir no pagar impuestos? Lo cual significa que el Estado se financia a través de la coacción, y que a mayor carga impositiva, mayor es la coacción, menor es la libertad.»
Milei recurre al concepto de libertarismo según Alberto Benegas Lynch:
«El libertarismo es el respeto irrestricto del proyecto de vida del prójimo, basado en el principio de no agresión, en defensa de la vida, la libertad y la propiedad de los individuos. Cuyas instituciones fundamentales son la propiedad privada, los mercados libres de intervención estatal, la libre competencia, la división del trabajo y la cooperación social. Dónde solo se puede ser exitoso sirviendo al prójimo con bienes de mejor calidad o mejor precio”.
Milei prosigue denunciando la situación en la que nos están metiendo los dirigentes:
“Digo que Occidente está en peligro justamente porque en aquellos países que debiéramos defender los valores del libre mercado, la propiedad privada, y las demás instituciones del libertarismo, sectores del establishment político y económico, algunos por errores en su marco teórico y otros por ambición de poder, están socavando los fundamentos del libertarismo, abriéndole las puertas al socialismo y condenándonos potencialmente a la pobreza, a la miseria y al estancamiento.
Porque nunca debe olvidarse que el socialismo es siempre y en todo lugar un fenómeno empobrecedor que fracasó en todos los países que se intentó. Fue un fracaso en lo económico. Fue un fracaso en lo social. Fue un fracaso en lo cultural. Y además asesinó a más de 100 millones de seres humanos. El problema esencial de Occidente hoy es que no sólo debemos enfrentarnos a quienes, aun luego de la caída del Muro y la evidencia empírica abrumadora, siguen bregando por el socialismo empobrecedor; sino también a nuestros propios lideres, pensadores y académicos que, amparados en un marco teórico equivocado, socavan los fundamentos del sistema que nos ha dado la mayor expansión de riqueza y prosperidad de nuestra historia.
El marco teórico al que me refiero es el de la teoría económica neoclásica, que diseña un instrumental que, sin quererlo, termina siendo funcional a la intromisión del estado, el socialismo, y la degradación de la sociedad. El problema de los neoclásicos es que como el modelo del que se enamoraron no mapea contra la realidad, atribuyen el error a supuestos fallos del mercado en vez de revisar las premisas de su modelo.
So pretexto de un supuesto fallo de mercado se introducen regulaciones que lo único que generan es distorsiones en el sistema de precios, que impiden el calculo económico, y en consecuencia el ahorro, la inversión y el crecimiento. Este problema radica esencialmente en que ni siquiera los economistas supuestamente libertarios comprenden qué es el mercado, ya que si se comprendiera se vería rápidamente que es imposible que exista algo así como fallos del mercado.”…
“Ya sea que se declamen abiertamente comunistas, o socialistas, socialdemócratas, demócratas cristianos, neokeynesianos, progresistas, populistas, nacionalistas o globalistas. En el fondo no hay diferencias sustantivas: todas sostienen que el estado debe dirigir todos los aspectos de la vida de los individuos. Todas defienden un modelo contrario al que llevó a la humanidad al progreso más espectacular de su historia. Nosotros venimos hoy aquí a invitar a los demás países de occidente a que retomemos el camino de la prosperidad.
La libertad económica, el gobierno limitado y el respeto irrestricto de la propiedad privada son elementos esenciales para el crecimiento económico.”
Especialmente certeras resultan las denuncias de su discurso acerca del enfrentamiento artificial entre mujeres y hombres del actual neofeminismo, remedo o sustituto de la lucha de clases del marxismo clásico. O la manipulación de la problemática ecológica y la crítica la agenda sangrienta del aborto (la primer acusa de muerte en el mundo en este momento).
Ahora bien, si un discurso de este tipo es muy oportuno y necesario, en mi opinión debiera ser matizado. Por ejemplo, el papel del monopolio debe ser analizado más fondo. Cabe distinguir entre monopolios naturales relacionados con infraestructuras o transportes o industrias básicas y otros similares, controlados por el sector público y de otras clases no sujetos a restricciones físicas. El problema se encuentra en el predominio del sector financiero sobre la actividad económica real, que es la que sirve para satisfacer las necesidades de la población.
Un asunto que merece más espacio para el análisis y el debate. En última instancia el problema social que se plantea es el de que la libertad es buena para el fuerte, ¿pero quién defiende al débil de ciertas acciones del fuerte?
Se acabó la época de los caballeros andantes que amparaban doncellas, viudas, huérfanos y menesterosos. No lo veo en los dirigentes de BlacRock o Vanguard, ni menos en los del siniestro Foro de Davos o del capitalismo financiero judío que controla los monopolios globalistas actuales.
Y hay otro aspecto a tener en cuenta, que sólo cabe mencionar aquí, el de la validez no ya de un marco teórico de la economía positiva divorciado de la Ética sino de su admitida naturaleza “científica”. El llamado sistema económico surge tras la Ilustración como un todo coherente de relaciones lógicas, dotado de una entidad propia de funcionamiento, que se mueve por sus propios automatismos, inspirado matemáticamente en el modelo de la mecánica Newtoniana, mediante criterios de optimización y de completa sustituibilidad de los diferentes recursos.
León Walras en su gran obra “Elementos de Economía Política Pura o Teoría de la Riqueza Social”, de 1870 y base teórica de la economía neoclásica, define la riqueza social, el ámbito en que se va a mover su sistema mecánico, así: “yo llamo riqueza social al conjunto de las cosas que son raras y nos son útiles, de una parte, y de otra, no existen más que en cantidad limitada”. Y más adelante explica la naturaleza de las cosas que forman parte de la riqueza social:
“el valor de cambio y la propiedad recaen sobre la riqueza social y toda ella”
“las cosas útiles tienen valor de cambio e intercambiabilidad”
“las cosas útiles limitadas en cantidad son industrialmente productibles o multiplicables”
El mismo Walras lo resume así: “el valor de cambio, la industria y la propiedad son los tres hechos generales de los que toda riqueza social es el teatro”. Pero parte de la actividad económica fundamental se encuentra fuera de esos postulados pues no pueden ser producibles, o apropiables. Los criterios de la economía política neoclásica sirven como modelo de asignación de recursos siempre que no se salgan de sus postulados de validez. Pese a la opinión de Milei no deberían seguir siendo los únicos, ni siquiera quizás los más importantes para la asignación y gestión de los recursos naturales.
Milei nos plantea un muy necesario debate, pero me temo será silenciado por la buenas o por las malas. Como ironía final conviene resaltar la diferencia con otro argentino judaizante, amparador de la agenda 2030 y encubridor del aborto y de la mayoría de las fechorías denunciadas por Milei. Es el mundo al revés: mientras el supuesto Vicario de Cristo ‘bendice’ la agenda globalista del Foro Económico Mundial, su compatriota Javier Milei denuncia desde Davos que los comunistas que apoya Bergoglio (el heresiarca ha dicho que “cristianos y comunistas tenemos la misma misión”) están promoviendo el control de la población y «la sangrienta agenda del aborto».
Con todos los matices que se quieran poner, ya veremos cómo acaba el experimento, para mí resulta motivo de orgullo y satisfacción que este discurso en defensa de la libertad y de la dignidad humana lo haya podido hacer un dirigente político electo actual, y además en español.