Son sitios que se hicieron conocidos a raíz de la falsa versión oficial del 11M, pero si algo tenemos claro es que en todos estos sitios jamás pasó nada. Son simplemente las casas y cuevas encantadas que los arquitectos de la versión oficial eligieron para armar mejor su obra de teatro.
Extractos de Ya sólo queda morir, de Eugenio Carrión
Para explicar mejor las cosas y hacer más ameno el relato vamos a incluir partes escogidas de la obra Ya sólo queda morir, de Eugenio Carrión (Michael Boor).
La mina de la que nunca sacaron el explosivo falso que jamás explotó en ningún tren
Mina Conchita es el presunto origen la presunta dinamita que jamás explotó en ninguna parte. Ni en los trenes ni en el piso de Leganés, del que hablaremos luego. La única relación real que tiene la mina de la que tanto se habla en la versión falsa del 11M con el caso es que José Emilio Suárez Trashorras, elegido desde hacía muchos años antes como el tonto útil de esta historia asturiana, fue colocado de alguna manera entre el personal de esta mina del occidente asturiano. Y las personas que le enchufaron eran de las cloacas del Estado que estaban organizando toda esta opereta mucho antes del 11M.
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La pelea había terminado, aunque también, como era de esperar, la permanencia de Emilio en esa mina. Y apenas hacía tres días que se había reenganchado, tras seis largos meses de baja psiquiátrica. Pero es que José Emilio no tenía ni ganas de estar allí, en efecto, sino que era más que nada un empeño de Antonio. Y también de sus padres, por su lado, coincidentes todos en que debía mantenerse ocupado, aunque había un interés particular en el caso de su socio.
Si no sigues en la mina, le había explicado, no podremos convencer a los etarras de que me compren el material. Porque yo no puedo decirles de dónde lo saco, ¿me entiendes? Y entonces, de cara a la galería, necesito que estés en activo. Has de trabajar en alguna mina, Emilio, aunque sólo sea para aparentar: ¡no son tontos y el Norte es un pañuelo!
Esa tarde, en cambio, su cuñadísimo firmaba su finiquito en la puta mina por segunda vez ese año. Y lo hacía con sus padres en el pensamiento, pero, sobre todo, mortificado por lo que pensaría Antonio, al considerar la decepción que se llevarían todos y él en particular. Y como si fuera una traca de despedida, lo último que escuchó por allí fue el estruendo de la dinamita y luego, al alejarse hacia el coche, el rumor sosegado del Narcea.
La casa de Morata de Tajuña en la que nunca se armó ninguna bomba
Los guionistas de esta falsa versión oficial necesitaban un sitio en el que los presuntos terroristas hicieran las presuntas bombas con esa presunta dinamita de la que acabamos de hablar. Al igual que en el caso de la mina, hay una relación anterior entre este lugar y el caso concreto del que estamos hablando y es que al parecer se utilizaba como una especie de casa de paso para los fines parapoliciales de la cloaca organizadora de todo este tema.
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Vengo a presentar una denuncia, dijo Mowgli, que venía ultrajado de su visita a la finca de Morata. Me falta una cabra y no creo que se haya escapado, así que algún cabrón me la habrá robado y seguro que han sido los vecinos.
Eso no lo sabes, le recordó su mujer.
¡Pues a lo mejor han sido los gitanos, chica, yo qué sé!
Pues ahora que lo dice, caballero, tiene usted varias diligencias abiertas contra usted. No sé si lo sabe, respondió el Guardia, que le hablaba sentado frente a un ordenador. Denuncias de sus vecinos. Pero es que usted nunca está en casa. ¿Es que no le llegan?
¿¿Cómo??
Carlos siempre le recomendó que se llevará bien con los vecinos, que incluso tuviera detalles con ellos, pero ahora veía que a lo mejor nada de eso había funcionado. Les había dejado la moto a varios de ellos y hasta les llevó algunas golosinas marroquíes, pero se veía a la legua que esos pajeros habían sentido envidia de él. De las fiestas que se habían pegado allí con sus amigos y otros delincuentes, inclusive con chicas de moral distraída.
Pues sí, caballero, como le decía, varias personas se han quejado de molestias por el nivel de ruido y esas cosas. Y refieren fiestas con… Bueno… Con perdón de su mujer, pues, denuncian la celebración frecuente de… Bueno… De fiestas… Aunque eso no es delito, lógicamente.
Eso es falso, respondió el marroquí, asediado de nuevo por los inmediatos celos de su esposa. ¡Seguro que son ellos mismos, los vecinos, o algún espabilado que se cuela en la finca para hacer de las suyas! ¡Los putos gitanos, añadió, en otro alarde del odio profundo que le inspiraban! Sobre todo, desde que en Bilbao apuñalaran a su primo.
Lo que no entiendo es por qué nunca se lo han transmitido… Estas denuncias, quiero decir… A lo mejor es que su casa no tiene buzón, pero la cosa es que aquí no consta propietario… No sé… Es un poco raro, se interrogaba ese Guardia, ajeno del todo a la identidad cloaquil del aludido.
Es igual, pero, por favor: encuentren al hijoputa que se ha llevado mis cabras, ¿vale? Ahí les dejó mi teléfono. Hasta luego.
Y regresó a su casucha, sin ánimo de dar más explicaciones a la Guardia Civil sobre ese tema de la propiedad ni del chalé. Él sólo quería su cabra, como diría un legionario, y además tenía prisa por regresar y encender un fuego. Y es que Carlos le había dado permiso para volver por allí, en la última llamada que le hizo, y Mowgli había decidido celebrarlo con una barbacoa. Y había quedado en la finca con amigos suyos y socios, de su mundillo del menudeo de drogas, así como otros turbios personajes. Y no los supuestos colegas de la célula de Serhane, el Tunecino, a los que llevaba a la casucha por órdenes directas de Carlos. Aunque lógicamente, en ese mundo tan diverso de la Cloaca, todo se juntaba en los bajos fondos. Y unos y otros se conocían, al fin, sobre todo por el tema común de su delincuencia. Y eso que sus invitados de ese día eran bandidos locales, atracadores del Sur de Madrid, con los que compartía amistad y algunos negocietes puntuales.
Los McDonald’s de Moncloa y Carabanchel en los que nunca se reunieron los terroristas
Para hacer la versión oficial más chabacana y alejar la patata caliente de posibles comandos de élite, dirigidos por estadistas, que es de lo que va todo esto, los guionistas de la versión oficial tuvieron la ocurrencia de situar las reuniones de planificación de los atentados en los McDonald’s de Moncloa y Carabanchel.
En lugares tan poco discretos se habló de intercambio de hachís por dinamita e incluso estuvieron discutiendo sobre una mercancía de droga en mal estado, lo que parece increíble y es increíble cuando estos sitios suelen estar a rebosar de gente que hubiera podido llamar a la policía. Que hubieran podido ser ellos mismos policías, pasando al azar por estos lugares de ocio. En especial, si tenemos en cuenta que todos los participantes en estas reuniones estaban de alguna forma fichados y seguidos o eran confidentes policiales.
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Antonio disfrutaba de las comodidades de Topas, un presidio diseñado por políticos para ellos mismos. Para los más ilustres miembros de la casta parasitaria, claro está, con comodidades especiales. Pero Antonio no era el único enchufado, claro: también su amigo Rafa, el tapado moro de la Guardia Civil, gozaba de sus propios privilegios entre rejas. Y Antonio mantenía contacto con él a través de compañeros suyos del Cuerpo, infiltrados también en la Prisión. Porque además se preparaba ya el guión común a defender, en el Juicio, que sonaría ridículo pero era lo que había, además, con la indiscutible firma de los lumbreras del CNI.
O sea, que yo fui a acompañar a Emilio a los McDonald’s ésos, en Madrid, para respaldarle frente al «Mowgli»… Al que ahora llaman «el Chino»… Porque resulta que el tipo le debía dinero por un hachís en mal estado… Y Rafa venía también, porque yo se lo pedí, por si acaso «Mowgli» traía más gente…
Eso es.
¿¿Y de verdad esperáis que se lo vaya a tragar alguien?? ¿Qué tiene esto que ver con el Atentado?
Si creyeron lo de Antonio Anglés, le decía el ex Comisario, ¿por qué no va a colar esto? Además, no se trata de que se lo crean a pies juntillas: ¡como no hay otra cosa de por medio, para explicar el tema del explosivo, de momento chuparan el caramelo!
Antonio se echó a reír. Era todo tan absurdo.
¡Mientras no me chupe yo mil años, al final, por decir que estaba en esta mierda! ¿Qué sabes de Rafa?
Nada de particular. Sólo que se jarta a follar en la trena. Y que la propia UCO se ha dedicado a utilizar a sus novietas para engrosar el show del juicio. Ya sabes. El objetivo es que en ese juicio no se hable más que de putas, hachís y rock and roll: lo que sea, menos de terroristas de verdad.
La estación de Alcalá de Henares en la que nunca se subió ningún terrorista a ningún tren
Los guionistas de la versión oficial sabían que tenían que seguir proponiendo una especie de caminito de migas de Pulgarcito para llevar a los presuntos terroristas, con sus presuntas bombas, a los lugares de los atentados. Por pura lógica, según la versión mochilera que nos han contado siempre, estos terroristas mochileros se tuvieron que subir en algún momento a los trenes. Y los guionistas de esta patraña seleccionaron la estación de Alcalá de Henares como lugar concreto en el que abordarían los convoyes con sus mochilas.
Inclusive tuvieron el atrevimiento de que era el apuntalar mejor su tambaleante versión a posteriori, bastante tiempo después de los atentados, con el presunto hallazgo de un coche aparcado en las cercanías de esta estación. Estamos hablando del escándalo del Skoda Fabia, que fue sin lugar a dudas el mayor ridículo que hicieron estos guionistas de la versión oficial durante todo este proceso de engaño masivo.
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La operación era sencilla, había escrito Fernando Múgica. Si la opinión pública había aceptado, con naturalidad, las pruebas encontradas en la furgoneta de Alcalá, ¿por qué no iban a admitir otro vehículo en el mismo lugar en el que también hubiera más cintas coránicas, restos de explosivos y ADN de los mismos personajes? Rodearon de misterio la aparición del Skoda hasta que este periódico dio la exclusiva de su existencia avanzado el mes de julio de 2004. Y en el bando oficial comenzaron las mentiras.
La aparición del Skoda Fabia reforzaba dos ideas. Por un lado, este coche ayudaba a apuntalar que los terroristas acudieron a la Estación de Alcalá en varios coches[1], en la mañana del 11-M, con sus mochilas bomba, para montarse en los trenes en Alcalá. Por otro, introducía la participación, envuelta en sombras, del “promotor y jefe espiritual del comando”: el integrista argelino Allekema Lamari. Por eso se encontraría su ADN en prendas que estaban en el interior de los dos coches. Así fue que, como si fuese una calcomanía de la anterior furgoneta encontrada, se encontraron dos cintas con inscripciones en árabe, restos de un componente de la dinamita y muestras de ADN de los islamistas supuestamente implicados en los atentados.
Pues bien, ahora todo se ha demostrado falso: el Skoda Fabia no pudo estar aparcado ahí por los terroristas que ya habían cometido el Atentado, luego ALGUIEN colocó ese vehículo, repleto de pruebas falsas para reforzar la versión oficial. Y el Ministro del Interior, al haber asumido estas pruebas, ahora nos debe una explicación o, más bien, más de una, porque ese vehículo aparecido era robado y sabemos que la Policía conocía su paradero desde hacía meses.
Por lo tanto, con todas las cautelas que el caso exige, permítanme que les cuente una conjetura que me ha hecho un veterano Policía: «no sería la primera vez que un equipo subterráneo de las Fuerzas de Seguridad se queda con un vehículo robado para utilizarlo más tarde en operaciones encubiertas». El Skoda era un coche perfecto para ese fin, ya que llevaba en la calle abandonado mucho tiempo y la empresa propietaria casi daba por descartada su recuperación
El piso trampa de Leganés en el que nunca se suicidó nadie
Como todo el mundo ya debería saber, el piso trampa de Leganés no fue sino eso: otro escenario chabacano para una película que nadie se puede creer.
¿Cómo es posible que unos presuntos terroristas, por muy descerebrados que sean, tengan la descabellada ocurrencia de suicidarse todos juntos en plan secta cuando podían haberse entregado pacíficamente y pasar de alguna manera las suaves condenas de las que disfrutan los delincuentes en España? Mucho menos creíble resulta el punto de partida en sí mismo: que gente tan fichada y seguida y que tiene una responsabilidad en lo que ha ocurrido pueda tomar una decisión tan estúpida. Ni más ni menos que reunirse todos juntos en un piso, situado a pocos kilómetros de donde se han llevado a cabo los atentados. No tiene ningún sentido.
Estos guionistas de versiones oficiales encubren la verdadera participación de terroristas o comandos y servicios secretos profesionales a los que recurren estos poderosos para hacer sus fechorías. ¿Quién en su sano juicio contaría con Trashorras o Antonio Anglés o el famoso Chino del 11M y sus moritos para hacer cualquier cosa?
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Era una de las partes más oscuras de todo aquello: la preparación para el martirio de un par de jóvenes, los hermanos Oulad, que igualmente cobraban su beca de estudios por cuenta de la UCIE.
Les tengo medio convencidos: ¡esos dos tontos se pueden matar cualquier día! Incluso lo han estado comentando por ahí, que quieren ser mártires y tal… Y yo me he asegurado de que quedara todo grabado, como me dijo “Josefino”, con esa historieta de que “ETA nos va a ayudar” y eso. Y le he pasado las cintas a “Josefino”, claro, pero si les necesitáis para algo, les puedo decir que vengan.
Sí, por favor, ve diciéndoles. Y que vengan cuanto antes. Buena suerte, amigo, seguiremos en contacto por medio de “Josefino”.
Hasta la próxima, Jefe. Hasta luego, “Josefino”, gracias.
Cuídate, Serhane.
Dos apretones de manos y el tunecino marchó, tan contento, mientras el Comisario quedó no menos satisfecho de su reacción. Porque parecía que Serhane no se olía nada raro, como esperaban. ¿Sería tan sencillo con los demás?
Anda, “Josefino”, manda a uno de tus hombres con él. Que le acompañe hasta Leganés y se asegure de que entra en el piso. Y, sobre todo, que no haga tonterías por el camino, como hacer alguna llamadita a quien no debe. Simplemente, que le siga alguien a distancia, para que no sospeche: ¡no me fío nada de este cabrón! Es un bocazas y nos puede revolver el gallinero…
Ahora mismo le adjunto a alguien, Jefe, pero hay una cosa que no he entendido. “Cartagena” tardará horas en llegar y eso si todo va bien. ¿Quién va a estar en ese piso cuando Serhane llegue allí?
No te preocupes por eso, que habrá gente allí para recibirle. Tú ve a Almería ahora mismo y no vuelvas sin “Cartagena”, por favor. Necesito interrogar a ese listillo, ¿me oyes? ¡A mí no se me escapa ningún moro de éstos, que puedan cantar fuera de control!
Los fantasmas que profanaron el cadáver del GEO Torronteras
La gente también se pregunta mucho sobre lo que ocurrió en el Cementerio Sur de Carabanchel donde fue profanado el cuerpo del GEO de Leganés, apellidado Torronteras. Pues bien, aquí estaríamos de nuevo ante otra historia falsa de estos guionistas, que nos cuentan medias verdades para tenernos contentos o inmersos en un mar de dudas mientras ocultan lo que de verdad está pasando con las cosas.
Por supuesto que ninguna célula o familiares de yihadistas entraron en ese cementerio a hacer ninguna fechoría. Esta insensatez de profanar el cadáver del GEO resultó ser el broche final de la película de Leganés, que a su vez es el broche final de la película del 11M. Otro pacto más sobre otros pactos anteriores para guardar silencio y ponerse todos de acuerdo en defender una versión oficial que no puede convencer a nadie con sentido común y que conozca un poco el caso.
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Esto es surrealista, repetían todos, en susurros, mientras descendían de sus vehículos particulares. La noche era cerrada y el cementerio estaba cerrado, como era lógico, pero había allí gente con acceso a todas las llaves. Los amigos del CNI, organizadores de aquel aquelarre, que eran quienes tenían esa capacidad: no era la hora de llevar flores a ningún nicho, desde luego, pero ellos acudían al Cementerio Sur de Madrid por muy otra razón.
Por aquí, señores, dijo un agente. Un Oficial del Centro Nacional de Inteligencia, que condujo a esa ilustre comitiva de personajes entre los panteones. Entre las sombras que envolvían el camposanto, con las luces de Madrid en el horizonte. Y venían vestidos de uniforme, cómo no, por imperativo del guión, con sus guerreras repletas de medallas. Porque nada podía faltar en esa performance, desde luego, empezando por todo un despliegue de medios técnicos: aquel rincón del cementerio parecía un estudio de grabación, con focos y cámaras profesionales, luego no era luz lo que faltaba. Y no era difícil, por tanto, leer una lápida en concreto.
Francisco Javier Riberas.
Era el GEO muerto en Leganés. El héroe de aquella acción tan controvertida o uno de ellos, mejor dicho, cuando fueron enviados en bloque hacia la muerte. A dar su vida por España, sí, pero en una trampa cocinada por las Cloacas. Por el propio Estado, sí, dirigido en realidad por terroristas extranjeros. Alimañas sin corazón, dispuestos a chantajear a cualquiera y a obligar a estados enteros a perpetrar las más crueles felonías.
Acabemos cuanto antes, dijo un General de la Benemérita. Y avanzó con paso resuelto, maza en mano, para empezar a destruir esa lápida. Esa sacrosanta sepultura en que yacía un héroe, de ahí la importancia del asunto, porque así se fabricaba un escándalo.
Me toca a mí, dijo otro. Un Coronel del Ejército, Jefe de la Guardia Real, que comparecía allí en representación del mismísimo Jefe del Estado. Y una vez destrozaron la lápida, en omertosa colaboración, varios de los presentes se dispusieron a extraer el ataúd. Un reciente ataúd, con el cadáver aún reciente, como se pudo comprobar al abrirlo.
Dios mío, musitó alguien, mientras sonaba alrededor más de una arcada. Y varios agentes del CNI acercaron más utensilios, como una mesa improvisada, mientras otros compañeros suyos colocaban encima el ataúd.
¿Qué se supone que viene ahora?
Lo que está pactado, dijo el Director del CNI, que se cernió sobre el ataúd y descargó un golpe de pico. Y le imitó el Comisario General de Información, Jefe de la Lucha contra el Terrorismo, que hasta entonces seguía siendo su enemigo. Y todos repitieron tan vil gesto, con el mismo pico de obra, en el cual todos ellos dejarían sus huellas. Inclusive un Mando de la Benemérita que, de pie ante el destrozado cadáver, no pudo contener el llanto.
Perdónanos, camarada… Que tu valor y heroísmo sigan salvando a España… Y que lave tu sangre nuestra deshonra… Nuestra cobardía… Amén.
La escena era patética. Y ninguno de los presentes mostró su inconformidad, cuando esto no estaba previsto, pero es que era todo demasiado bochornoso. Sobre todo, cuando se vieron obligados a decapitar el cadáver, a puros golpes de pala. Y el que hizo en primer lugar los honores fue el Coronel de la UCO, precisamente, como castigo por haber ahondado más de la cuenta en la Investigación. Por haber llegado más lejos su Unidad, más que ninguna otra, en la búsqueda de culpables entre otros compañeros. Pero, sobre todo, por haber sido sorprendido en compañía del periodista más peligroso de todos, Fernando Múgica, justo antes de que publicase el artículo que había puesto al país entero patas arriba. Y una vez terminado el ritual, para terminar de coronar su felonía, quemaron el cuerpo del héroe con gasolina. Con tanta gasolina que aquello pareció, más que una hoguera, una puerta abierta al Infierno. Y lo único positivo era que el aquelarre había al fin terminado, como toda pesadilla que se precie, y con él esa guerra civil soterrada.
Qué horror…
El silencio era total, en el cementerio, salvo por las voces interiores de todos ellos. De esos mandos que venían de derrotar a la ETA y a Marruecos, en El Perejil, pero que se veían ahora como los pobres diablos que eran. Una abatida tropa de un derrotado Ejército, humillado a manos de potencias extranjeras. Obligado a rendirse en Leganés y a retirarse de Irak, en penosa sucesión, pero al final eran esos mandos quienes daban la cara. Y a continuación, los maestros de ceremonias del CNI repartieron los CDs con lo grabado. Un espectáculo vergonozo, pero esencial para lograr esa garantía necesaria, en todo Pacto de Cloacas, que significa tenerse todos cogidos por las pelotas.
Tengan cuidado, por favor, de no perderlas, dijo el Director del CNI. El honor de todos nosotros y del país depende de ello.
El Honor, repitió uno de esos oficiales, incapaz de morderse la lengua. ¡El Honor de España se perdió hace mucho tiempo, cabrones!
Muchos políticos y policías arremolinados en torno a las autopsias del 11M
También es bastante significativa la historia del Ifema y muy poco conocida por el público. Como mucha gente sí que sabe, los cadáveres y sus efectos personales fueron trasladados al IFEMA justo después del atentado. Una vez allí, comenzaron los inventarios definitivos de estos efectos y la identificación y autopsias de tantos cadáveres.
Lamentablemente, ni siquiera a los muertos se los dejó descansar, como tampoco a los forenses se les quería dejar trabajar tranquilos. En las salas contiguas del Ifema, mientras la policía patrullaba la zona y vigilaba, se produjo una creciente concentración de cargos políticos y policiales que no estaban allí para nada: una auténtica conspiración para implantar de forma definitiva la versión oficial islamista con un suicida entre los cuerpos estaba en curso y, de hecho, el Director General de Seguridad de Aznar, Agustín Díaz de Mera, cansaba de susurrar a cuantos quisieran oírle: esto huele a morito.
Los eventos grotescos que tuvieron lugar en torno a las autopsias de los cadáveres y el ansiado hallazgo de un suicida entre ellos fueron protagónicos en esta falsa versión del atentado que pretendía imponer el sistema político mediático.
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¡Me la trae al pairo el 11-S, el CNI, Gabilondo y la madre que les parió a todos! Y por supuesto que su “huella del suicida”, añadió el Presidente, que clavó su índice en el Secretario. Te hago responsable de lo que pueda pasar en IFEMA esta madrugada, ¿entendido? Máxima prioridad tiene ese frente. Y asegúrate, sobre todo, de que nuestros amigos de la Unidad Central del Tedax no se nos duermen en los laureles, porque esta noche nos toca el Gordo sí o sí. Y ojalá que sea la mochila y no otro Atentado, pero es seguro que tendrán que intervenir. Y ahí sí que no puede haber fallos, pase lo que pase, ni nos pueden quitar en ningún momento el control de la Investigación. Ya sabes a qué me refiero.
Los comisarios del Tédax están de guardia, acantonados en las proximidades para cuando toque intervenir con sus hombres. Toda mi gente de confianza está en el IFEMA desde primera hora, Presidente. El área está blindada y yo mismo me voy a desplazar, junto a Gabriel Frentes, para supervisarlo todo personalmente. Es imposible que nos cuelen una bomba o un kamikaze en el IFEMA, eso seguro, ni aunque lo intente el Mossad en pleno.
No lo descartes,dijo el Ministro de Interior: desde Israel no han dejado de llamar, con la cantinela de que nos ofrecen sus equipos forenses… Que si son los mejores del Mundo, en cuanto a terrorismo islamista se refiere… Y no hace falta que os diga lo que traen en la maleta para acabar de jodernos del todo: un yihadista de pedigrí, recién descongelado. ¡De los que huelen a morito de verdad! Gracias a Dios, no es tan fácil afeitar un cadáver y ponerles tres calzoncillos sin llamar la atención de todo el mundo… Pero esos cabrones se lo traerían puesto y con los papeles en regla…
¿Con los papeles en regla? ¡Entonces no sería un morito de los nuestros! Ese detalle descartaría de por sí que le tuviéramos inmigrado en España, dijo el Ministro de Fomento. Perdón por la broma, señores, ya sé que no tiene gracia, pero esta tensión… Reconozco que me está matando.
Las aventuras en la nieve de las caravanas de la muerte de ETA
Hay también otros dos lugares fantasmales del 11M que tienen que ver con las presuntas aventuras en la nieve de los grandes protagonistas del suministro de fantasmal dinamita.
Uno de estos lugares donde nunca pasó nada fue el kilómetro 88 de la carretera entre Burgos y Madrid. El presunto escenario de una de las invenciones más gordas de todo el sumario y que fue la que se produjo cuando el supuesto Chino fue interceptado por la Guardia Civil y registrado, según nos han contado, por haber sobrepasado el límite de velocidad en plena tormenta de nieve en el escudo.
Sea cual fuera el verdadero motivo de haber parado a este sujeto, aunque Fernando Múgica Goñi no le da ninguna veracidad al testimonio de esos agentes implicados, en todo caso es una auténtica preparación. Porque no se entiende cómo dejan pasar a un sospechoso que carga encima prendas robadas y cuchillos de grandes dimensiones entre otras cosas un poco raras. Pero lo que menos se entiende es que nos registren el resto del coche hasta encontrar unas presuntas mochilas que tenían que ir ahí adentro, claro está, si es que no tenía que recogerlas en otro lugar más adelante en su ruta. Una posibilidad igualmente difícil de creer que otro confidente policial, José Emilio Suárez Trashorras, momento de su no menos absurdo interrogatorio.
Otro lugar fantasmagórico de esa nevada madrugada del 29 de febrero de 2004 es la plaza de Cañaveras en Cuenca. En esta localidad es donde la Guardia Civil detiene una furgoneta cargada de explosivo hasta los topes y arresta a un supuesto etarra que la conducía. Y digo supuesto porque es muy dudoso que nada de esto que nos han contado pueda tener además la más mínima base real, sobre todo, si tenemos en cuenta que el compañero de fechorías de este etarra prácticamente se entrega a cinco kilómetros de allí y de la manera más estúpida posible.
En el interior de uno de estos vehículos logísticos de ETA se encontraba un mapa donde claramente se indicaban los puntos a golpear en el atentado de Madrid que iba a tener lugar diez días después, pero esto no puede ser casualidad.
Como bien cuenta Fernando Múgica Goñi, en sus agujeros negros del 11M, la más que probable relación entre dos acontecimientos tan prefabricados es difícil de negar, pese a los esfuerzos de la cloaca policial y judicial y política de decir ahora que la ETA no tenía nada que ver con el 11M. Sin embargo, los preparativos anteriores al atentado, en casi todos estos lugares invisibles, guardan una relación absoluta con ETA. La misma relación que guardan con las fuerzas de seguridad del Estado y la política.
Esperemos que estos fragmentos de la obra de Ya sólo queda morir, de Michael Boor, y este razonamiento ayudan a entender mejor a la gente cómo se fraguan las versiones oficiales y cómo siempre se sigue una lógica en estos engaños masivos. Siempre reforzando la idea de que estas cosas ocurren de forma espontánea y por la irresponsabilidad o locura de unos cuantos locos y responsables: no porque a unos cuantos estadistas depravados se les ocurre que tienen que cortar por lo sano y hacer cualquier barbaridad para salirse con la suya en alguna historia de alto nivel.
[1] El otro era la furgoneta Kangoo famosa, apodada de Canillas o de Alcalá.
El atentado del 11M es una más de estas que ya casi deslegitima por completo a la AN pero lo más grave es el atentado sanitario que ya la deslegitima totalmente que pudieron haber evitado porque es puro Terrorismo y esas son sus competencias. No son sus competencias los expedientes Royuela, los besos robados de Rubiales que para más inri fueron en otro pais donde solo vds tienen la competencia en delitos de terrorismo o de lesa humanidad porque lo que ese juicio es ilegal y tanto el juez como el fiscal prevarican porque no tienen competencias para ello. Sus competencias es el Terrorismo aunque sea de Estado o de la OMS por lo que la AN esta faltando a su deber y es complice al permitir que se ejecute un ataque con arma biologica inyectada a la población poco importa si con consentimiento viciado porque no saben lo que les ponen o no. Asique en lugar de tanto beso montaje y tanto expediente más les valdría a vds continuar la labor de Coro Cillan y sacar la verdad del atentado y procesar a los culpables e incluso excarcelar a inocentes y con urgencia es decir ya cerrar los laboratorios y prohibir las armas biologicas e inyectables.
Como no lo hagan vds YA muchos de vds van a perder la toga si es que no la pierden ya otros por su inacción y complicidad intolerable.