sábado, julio 27, 2024
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El Rey ha vuelto ¡Viva el Rey!

Artículo de Alfonso de la Vega

¡Ya tenemos rey!

El Rey ha vuelto ¡Viva el Rey!

Por fin nos anuncian que el Rey regresa de su larga y heroica Cruzada en la famosa Costa de los piratas, tierra de infieles. Como antes le pasara a su colega Ricardo Corazón de León Su Reino está hecho unos zorros desde su ausencia, todo manga por hombro, incluso con canallesca amnistía para que los criminales burlen a la justicia de modo que lo delitos queden impunes. Y sin ni siquiera un imitador del buen Robin Hood que intente poner un poco de decencia, orden y justicia entre tanto bandido, ladrón y psicópata degenerado gobernante opresor de Sus queridos e indefensos súbditos.

Ni Robin Hood, ni menos bosque de Sherwood oportunamente talado siguiendo órdenes de la agenda 2030 para mayor granjería de los mohatreros saqueadores con paneles solares del cambio del clima climático climatizable. Los verdaderos bandoleros actuales operan no a cuerpo limpio como las heroicas huestes de Robin sino tranquila y cómodamente desde las instituciones protegidos por sheriff, mozos de cuadra, narcoabogados, jueces para la demagogia, periodistas mercenarios e inspectores de Hacienda. Y como entonces amparados por un Poder omnímodo, degradado y corrupto puesto a su granjería y servicio.  El reino de la infamia.

Es evidencia de razón que en su ausencia todo ha ido a peor durante este lamentable reinado filipino.  Ruinas, demolición de instituciones y obras públicas, acoso a sectores productivos, desfalcos, humillaciones, pobreza, invasiones, descrédito nacional e internacional. Enfermedades que muestran las enormes carencias institucionales. Las hambrunas enseñan las orejas mientras los plutócratas, altivos e implacables, se reparten el botín con el infame rojerío a su servicio. Y para colmo o remate la obscena impunidad de los bandidos felizmente protegidos por la Corona.

Comprendemos que no es el Mahdi, ni Elias, ni el Mesias, ni tan siquiera el más prosaico Sean Connery disfrazado de buen Rey Ricardo, pero a algunos les queda la irreflexiva esperanza de que tras el jubiloso regreso a nuestro Rey octogenario le quede tiempo para intentar arreglar algo en su podrido Reino antes de abandonar este valle de lágrimas.

En efecto, aprovechando Su ausencia y que nadie defienda la Ley, las hordas nacionalsocialistas y la voraz dinastía Rocasolano se han atrincherado en Palacio como una garrapata roja y ahora de allí no hay quien las eche.

Armenteira y el tiempo perdido

«Hallé y gocé como un pecado místico la mudanza de las formas y el fluir del Tiempo. El Tiempo era un vasto mar que me tragaba,  de su seno angustioso y tenebroso mi alma salía cubierta de recuerdos, como si hubiese vivido mil años.»

Cerca de la localidad pontevedresa de Sangenjo, lugar elegido para su retorno a la desagradecida Patria que ahora le trata como aun paria, existe un antiguo monasterio de hermosa y oportuna leyenda, donde el mismo tiempo había quedado encantado. Monjes de Claraval poblaron el de monasterio de Armenteira a mediados del siglo XII si bien la iglesia que subsiste se erigió en 1181.  Al viajero se le cuenta la leyenda de Ero, su santo fundador, según la explicaba mi tocayo el Rey Sabio. Cierto día se fue a rezar, se quedó ausente con el canto de un pájaro y cuando volvió a su monasterio, habían pasado dos siglos. El abad Ero escuchando el misterioso lenguaje de los pájaros había quedado perdido en el tiempo de modo que se había diluido su memoria entre los monjes. Como no había leyes de memoria democrática ni demás posmodernas zarandajas, cuando el abad regresó al monasterio ya nadie le conocía.

Este hermoso y sugerente mito posee variantes y ha influido mucho en nuestra literatura. El paisano Valle Inclán se hace eco de él en su obra Aromas de Leyenda:

 El Misal donde rezaba aquel santo

Que oía en su rezo el canto de encanto

Del Ave celeste, del celeste Abril

Del Ave que sabe la áurea letanía

De Nuestra Señora la Virgen María

¡Azucena Mística! ¡Torre de Marfil!

Del Ave que sabe la ardiente plegaria

Que el santo eremita de alma visionaria

Abre la sellada puerta celestial…

Lenguaje de los pájaros, encuentro con la Tradición espiritual y los valores metafísicos. Cabe imaginar a la vuelta del abad el pasmo por ambas partes. Solo algunos ancianos tradicionalistas mantenían un vago recuerdo del monje perdido escuchando el canto de la dulce filomena, según decía la leyenda. El abad también se maravillaba de los cambios producidos en su ausencia.  Ritos vanos de duro corazón vaciado habían sustituido a los emocionados cantos y piadosos silencios prescritos en la pauta de actividades marcada por su austera Regla y disciplina interna.

Fieras demonias de forma femenina llamadas súcubos dominaban la debilitada voluntad de los monjes degradados y sobre todo la del joven e inexperto abad. De modo que la decadencia reinaba en el lugar gracias a la imparable molicie e incompetencia moral e intelectual que detentaba el poder. Por tanto la llegada de una figura de autoridad, testigo incómodo de un pasado mejor resultaba asaz inconveniente para los intereses de los actuales detentadores.

Desgraciadamente, traicionado y ninguneado, el abad perdido e inoportunamente vuelto apenas podrá recuperar el monasterio al servicio de la Obra antes de volver al eterno donde espacio y tiempo se confunden. A soñar en la vieja caverna platónica donde moran los arquetipos, las ideas nacidas y ya arrumbadas por el devenir histórico, dicen que del progreso posmoderno.

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