Sigue coleando el asunto de la nacionalidad del presunto asesino de la mujer encargada de la tienda de la plaza Tirso de Molina de Madrid.
En principio, por las declaraciones de los testigos, se dijo que era magrebí. Posteriormente, los medios se apresuraron a decir que era español. A partir de ese momento, los de siempre se atrevieron ya a abrir la boca, pero para criticar a todos aquellos que se hicieron eso de la nacionalidad del asesino como magrebí en un principio.
Entonces sí hablaban. Entonces sí denunciaban. Cuando se dijo, erróneamente, que era español. Porque lo es, sí, pero desde hace muy poco tiempo. En realidad es un magrebí nacionalizado español hace poco tiempo.
Resulta curioso que los mismos que mantenían un silencio cómplice hasta entonces, alzaran la voz indignados cuando salió la noticia de que era español, pero sigan callando que es nacionalizado español.
Y entonces salen impresentables como el televisivo Iñaki López que, a pesar de tener ya bastante con todas las consecuencias que está sufriendo por el grafenazo, para estas cosas, para meter la pata, sí que abre la boca.
Y aquí tienen la mejor respuesta que ha recibido este impresentable. Porque es lo que son personajes como estos, auténticos impresentables.