Meditación del 11 M

Por Alfonso de la Vega

Se cumplen veinte años desde el mal investigado y mejor encubierto brutal crimen del 11M, luctuoso suceso en sí mismo por el elevado número de personas sacrificadas, pero también porque ha resultado una gran victoria del Mal. El atentado desgraciadamente ha determinado la suerte de España, sacándola de la pista, iniciando un periodo devastador y arrumbándola en el actual estercolero en el que chapotea.  El 11 M constituye uno de esos atentados estratégicos en la Historia de España que representan un antes y un después. Hitos que implican un cambio brutal con graves consecuencias estratégicas que estamos sufriendo dramáticamente con la devastación espiritual, cultural, institucional, económica y social de un proceso inicuo, pero del que ya disponemos de suficiente perspectiva para comprenderlo parcialmente sino en su integridad.

En Caldas de Reyes, (Pontevedra), donde nació Alfonso VII cuyos restos descansan en la catedral de Toledo, existe un hermoso parque a la orilla derecha del río Umia. Enfrente de un hermoso sauce llorón, Caldas ha tenido el acierto y la compasión que le honra de instalar un conmovedor y significativo monumento en recuerdo del 11M. Se trata de un triángulo de piedra en cuyo centro no se halla un ojo abierto sino una especie de ventana rectangular tapiada. Un símbolo singular porque en este caso el centro, el manantial del Espíritu se muestra ciego, tapiado.

El Arte nos explica cosas ocultas. Kandisky consideraba que era el momento de renovar la sociedad europea comenzando una nueva época espiritual cuya fuerza motriz fuese el Arte, tratando de reconstruir la mística interior como tarea de su generación y como servicio a la Humanidad. El verdadero Arte es objetivo, en él nada hay accidental, pese a ir dirigido a la emoción más que a la razón. Arte como arma poderosa, práctica e integral, para realizar un mundo mejor gracias, primero a la toma de conciencia de finitud en tanto que criaturas y luego a la educación para intentar salvar la diferencia entre el ser y el querer ser.

Acaso estamos condenados a vagar entre tinieblas como individuos y como pueblo mientras la fuente de Voluntad e Intelectualidad, ese centro metafísico del Ser humano siga tapiado. ¿Quién lo destapiará?

En la desquiciada y desarbolada España de hoy el sentido de lo numinoso parece ir desapareciendo salvo en un paradójico ámbito. El debate político cada vez resulta aquí menos racional, menos sujeto a la prueba del acierto o error, es decir a lo contrastable. Los fanáticos se tiran los delitos, estafas, desfalcos, traiciones a la cabeza, jalean todo lo que dicen o hacen unos, atacan sin mesura ni razón todo lo que dicen o hacen los otros. La actividad política no busca el bien común ni la prosperidad de los administrados.

Hoy se mantienen las sospechas de que incluso alguno de estos grupos políticos haya podido participar activamente en el atentado además de manipularlo torticeramente tras ser perpetrado a fin de sacar tajada del sufrimiento y la muerte infringidos por el enemigo. Y, en efecto, se han beneficiado y aún benefician de este desastre manipulando las conciencias y fomentando el odio, el resentimiento y la envidia igualitaria de las gentes más embrutecidas que constituyen su propio tesoro electoral. Un enemigo que pueden ser los vecinos cercanos, o bien alguna institución internacional globalitaria tras una falsa bandera.

Más que una nación europea avanzada con siglos de Historia en común parecemos tribus de salvajes a la greña prestas a una nueva y devastadora guerra de religión. Parte de nuestro actual fracaso como nación es que nuestra Cultura no establece puntos de encuentro, de discusión noble y abierta a las ideas y opiniones de los demás. Más que integrar lo posible al parecer no pretende sino armar a los propios para combates ventajistas. Dirigidos a vencer más que a convencer. Es lo contrario de la Cultura como manifestación del Espíritu, es decir, como fuente de noble inspiración para nuestra conducta. El Espíritu está muerto o lo parece como explicaba Álvaro Mutis.

Hay algo enfermizo en el fondo de nuestro inconsciente colectivo que es preciso conocer, comprender, corregir. Decía Jung que el arquetipo de Dios estaba en nosotros y que constituía labor capital de la Educación y de la Cultura aflorarlo a la conciencia. Para ayudar a esta tarea Rudolf Otto, Olga Fröbe y el ya citado Jung organizaron el Círculo Eranos como asamblea multidisciplinar de un grupo de sabios, científicos, artistas y estudiosos que se reunía en agosto en la casa de la señora Fröbe en Ascona. Eranos significa en griego comida en común, comida frugal donde cada uno aporta su parte, celebración compartida. Uno en su ingenuidad incorregible echa de menos que no exista algún «círculo Eranos» aquí entre nosotros. Un lugar de encuentro de alta Cultura que preserve su autonomía. Que nos ayude a explicarnos qué nos pasa y porqué nos pasa. Capaz de viajar al fondo de nuestra conciencia.

El monumento de Caldas muestra esa ceguera espiritual, por el contrario, el Transparente de la catedral toledana nos enseña que la luz puede iluminar nuestras conciencias, si se lo permitimos. Algo parecido, deberíamos afrontar con nuestro ser como nación. Para evitar que cada cierto tiempo emerjan las pulsiones destructivas de nuestra convivencia. El sentido de identidad y pertenencia común que nos hace ser fuertes para vencer juntos las dificultades.

Sí, desde el 11 M las cosas se han venido agravando en España y en el resto del mundo. El Mal hoy parece dominar todo, el contrato social que surgiera de la Ilustración ha sido declarado obsoleto. La oscuridad cada vez parece mayor, el siglo se queda sin luces, y cada vez sería más difícil lo que Góngora poetizaba como “el sol pace estrellas en campos de zafiro.”

Los hindúes lo llaman el Kali Yuga, la Era de la sombra, donde la espiritualidad, el Arte, los valores metafísicos habrán quedado ocultos u oscurecidos, dando lugar a una civilización deshabitada y luego ocupada por criminales o salvajes. El sol se hace esperar y ya casi ni parece haber estrellas. Y los antiguos ágapes son suplantados por aquelarres de magia negra para entes embrutecidos que parecen renegar de su propia condición humana.

Aplicable a nivel individual y también como sociedad y nación en el sentido de mantener y revivir la mejor tradición de nuestro pasado. Heidegger creía que el olvido del Ser llevaba al predominio absoluto de la Técnica y al nihilismo. Al cabo, a la barbarie. Una de las ideas fuerza del Gobierno tecnocrático del NOM y de la Agenda 2030 es la promoción de la Inteligencia Artificial y el transhumanismo. Robots sin alma, zombies desarraigados fabricados por el globalitarismo para suplantar a las criaturas sagradas. El desastre de este siglo empezó a manifestarse el maldito 11M entre nosotros. Y es que el problema de identidad, del Bien y del Mal, aún precede al más comentado de la soberanía. Las bombas del crimen también han demolido la credibilidad del Régimen. Cuando se disipa el humo nos muestran el escenario terrorífico en que el Estado está contra la Nación y la Cultura arrasada. 

El Mal no prevalecerá. Me levanto para salir del parque, pero el sauce se queda llorando.