El PSOE desea iniciar el año investigando a quiénes golpearon un muñeco en la calle Ferraz el pasado 31 de diciembre, con un palo, al estilo piñata, que estaba lleno de turrones. Lo que sonaría a un chiste, a un acto propio de un niño de 5 años, es el de los sociatas y los rojos, que más pueriles no pueden ser. Hay que investigar la inmundicia que descansa en seres desde los partidos y los periódicos falderos que se dedican a hacer proclamas como si fuesen teenagers de un diario de un instituto de secundaria.
Según la biblia satánica de Anton Szandor LaVey , publicada en 1969, el odio es un sentimiento completamente legítimo, que no se ha de ser reprimido y que ha de expresarse, incluso tomando las decisiones correctas para destrozar al enemigo que nos incomoda porque nos dice las verdades de nuestras vidas. De hecho, desde el prisma luciferino, reprimirse ese sentimiento es inmoral y nos hace daño. Precisamente por ese motivo, los llamados rojos, pretenden no dar límites a su imaginación de cara a vencer a los que los llevan al límite. De este modo, como buenos seguidores del satanismo, conscientes o inconscientes de ello (lo cual los hace aún más peligrosos porque no planifican adecuadamente y actúan normalmente con una falta de inteligencia y previsión de sus propios e impulsivos actos), tienen la piel muy fina, yo diría que viven sin epidermis y el mero hecho de vivir ya les produce un dolor insoportable.
Pero claro, todo lo que hacen lo justifican en base al amor. No podemos olvidar que quien nos odie desea tenernos cerca y controlados para matarnos de la manera más rápida o de acuerdo con el plan, en el momento pensado porque para la mente satánica todo ha de estar bajo control, continuamente supervisado y vigilado y en eso dedican sus retorcidas mentes. Estos señores no saben que el amor es desinteresado, deja libertad de acción al otro, no justifica las acciones ajenas y no muestra odio alguno; simplemente se opta por ignorar a quien con su bajísima vibración opta por destrozar todo lo que no entiende por su falta de inteligencia; tiempo al tiempo que quien opera de esa forma se verá afectado, tarde o temprano, por su inmundicia moral. Más bien personajes como Pedro Sánchez, sus compinches, sus socios y otros que los alientan, le besan los dedos de los pies cada mañana y otros que son cómplices de sus fechorías por silencio han de crearnos sentimientos de pena: los muy desgraciados no saben lo que hacen, como dijo Jesucristo.
Frente al odio está el amor posesivo, que no es amor, sino deseos ardientes de no separarse de nosotros bajo ningún concepto (quién no ha tenido un amante celoso en alguna ocasión). El que nos desprecia, juega a ese rol controlador en el que, supuestamente por nuestro bien, han de decirnos lo que debemos de hacer, imponernos qué es lo correcto y qué no, tenernos cerca con mecanismos siniestros como los impuestos, las cargas, las obligaciones, el chantaje, la coacción (mecanismos estos últimos que aparecen disfrazados de caramelos y palabras diplomáticas), todo ello en el marco de un delirio propio de personas esquizofrénicas y delirantes que han perdido el norte por completo y actúan así, impulsadas por su odio, que les hace creer que son las mejores personas del mundo, las que más aman, las que más nos protegen de nosotros mismos y las que nos prometen el cielo, el cual ellos mismos se creen (no se lo pierdan).
Es como dejar el país en manos no ya de unos vándalos, sino de una cuadrilla de locos sin conciencia y con un solo objetivo: el dinero y el poder para sentirse semidioses y dirigir nuestra alma y nuestras intenciones hacia el inconsciente satanismo, que no es otra cosa finalmente que falta de cordura, de sentido común, no digamos ya de empatía o generosidad que nunca han tenido ni tendrán. El odio es un sentimiento que conduce a la obsesión descontrolada, a una fuerza de la que estos señores no se pueden liberar y, es más, cuánto más pretendan hacer elogios de su falsa bondad, más muestran su piel sangrante como la de los demonios más viles y estúpidos que nos podemos imaginar.
Es por ello que no soportan nada, ni críticas, ni comentarios, ni insinuaciones, ni gestos, porque eso lo consideran un insulto. No hay más que escuchar a ministros como Bolaños diciendo que los otros, los de la ultra derecha, se dedican a eso nada más no aportan nada a su discurso disruptivo, absurdo, caótico y sin fundamentos morales, salvo los que se desprenden de dicha obra de 1969, ante mencionada. Por eso odian, odian y no dejan de odiar, siguiendo el villancico al revés y buscan jodemos con su otra biblia, el código penal, que parece cada día más a su pan nuestro de cada día, postrándose ante la imagen de las sombras.
El odio es el motor de la política, es la sangre que corre por los poderosos comprados por las élites. No sería extraño que hubiesen consumido el adenocromo ante de las uvas para tener más fuerza en este 2024 y así seguir jodiéndonos la existencia, que es lo único que saben hacer.
Pero esto que digo señores, no es odio, es investigación, es perspicacia, es observación, es la clave para entender con quiénes nos jugamos la partida nuevamente. No se puede disfrazar la cara de un monstruo ni con cirugía estética, ni siquiera la más cara, del mismo modo que no es posible disfrazar la estupidez con sabiduría porque lo que sale es un discurso tan nauseabundo como el olor de un muerto.
Así que señores… ¿Delito de odio? Lo que es un delito es que estos personajes existan, claro que nosotros se los permitimos con nuestro buenismo.
Como suelo pensar y lo tengo clarísimo. Una cosa es ser bueno y otra, muy distinta es ser un auténtico estúpido. ¿Somos así los españoles?
El odio es de comunistas?…valiente sandez…Sr Ñunez comenzar el año viendo la paja en el ojo ajeno es un mal presagio para usted….estar mentalmente polarizado ni es amor, ni le libra del odio.
Los mismos comunistas que incitan al odio entre hombres y mujeres, padres e hijos, dicen que es delito de odio quemar un muñeco con la figura de un tirano, esta basura al servicio de las élites financieras y la banca de la usura utilizan el delito de odio como a ellos les conviene pero la dictadura era la de ese señor al que no han dejado descansar en paz, como les gusta a esos cabrones cambiar la historia según les conviene, no hay peor dictadura que la disfrazada de progreso que nos está llevando al mayor retroceso jamás imaginado, ya hay que ser desgraciados. Comunismo hambre, miseria y muerte, políticos chulos, el comunismo os lo metéis por el culo.
Odiar a quien te destruye es un síntoma de buena salud mental y dignidad básica. Luego la gestión del odio es asunto aparte.
Aquí lo que hay que resaltar como de costumbre es la chutzpah de ese engendro que se hace llamar izquierda, dignos alumnos aventajados de los sionistas. Que ya se ha explicado hasta la extenuación que lo de acusar al otro de lo que tú haces y sobreactuar como drama queens con los «ataques» cuando el otro deja de tragar y tragar y cambiar de mejilla mientras echas toneladas de tierra sobre tus bajezas propias es una ESTRATEGIA de guerra psicológica (no «batalla cultural»), luz de gas psicopática y narcisista.
Pero que ya no cuela. Que no. Que dejen de insultar a nuestra inteligencia y memoria.