Mucha gente lo habrá olvidado, pero no hace demasiado tiempo, en España, había señores estupendos, de esos que presumen de «buenismo» y de tolerancia, que criticaban, insultaban e incluso pretendían encabezar persecuciones contra todo aquel que decidiera no poner el banderillazo, que decidiera hacer con su cuerpo lo que le diera la gana.
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Lo más curioso de todo es que muchos de ellos eran de los que defendían asuntos, como el aborto, con aquello de: «mi cuerpo, mis decisiones». Después, cuando los atacados se revolvían y respondían quienes se victimizaban eran ellos, cuando no habían sido los atacados los que habían iniciado ningún ataque.
Uno de esos que encabezaron esos ataques fue el televisivo Juan del Val, quien hace un tiempo decía todo esto de los que habíamos decidido no meternos ningún mejunje.
«Estúpidos», provocábamos un «desastre económico», «muertes y desgracias»… Fíjense lo que fue capaz de decir de todos nosotros.
Y ahora, este «ser de luz» nos cuenta que está fatal. Nos dice que le duele muchísimo la espalda y que «parece que tengo 106 años cuando me levanto» (tiene 53).
Ahora, muchos nos dirán «no tiene porqué ser por el brebaje». Pues puede ser. Incluso podría ser que por mucho que nos hubiera animado a los demás, él no se lo hubiera puesto. Pero fíjense qué casualidad. ¿Cuántos casos hemos visto ya similares a lo largo de este tiempo?
Los «buenistas» son muy inferiores intelectual y espiritualmente.
Por eso se los llama ‘buenistas’ y no BUENOS.
Algún internauta anónimo muy sabio acuñó eso de «buenismo», sólo comprensible en profundidad por usuarios avanzados de la vida.
Sí. Todos los que conozco se identifican personalmente la ideología colectiva woke y practican su supremacista catecismo.