Desde que el pasado 12 de octubre tuviéramos todos noticia de la desaparición del joven cordobés Álvaro Prieto, hasta hoy, el cúmulo de noticias raras con las que nos hemos encontrado, incluso la propia localización del cadáver por parte de un equipo de TVE, es tremendamente llamatico.
Lo que parece evidente es que no ha habido demasiada diligencia en todo este asunto por parte de nadie, ni la Policía, ni la propia RENFE.
En el día de ayer, todos nos enterábamos del fallecimiento de esta chaval de una forma un tanto extraña y surrealista, completamente sorprendente. Un equipo de TVE, que grababa por la zona imágenes de archivo, se encontraba grabando, precisamente, en la zona de talleres de la compañía y precisamente justo en el momento en el que se estaba moviendo el tren en el que estaba el cadáver de Álvaro entre dos vagones.
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A pesar de que después pidieron disculpas y bla, bla, bla, TVE emitió esas imágenes para toda España con un rótulo en el que leíamos «exclusiva». Cuando ya la exclusiva se había emitido en toda España y provocaba el escándalo y las críticas, es cuando rectificaron, pero el daño ya estaba hecho.
A partir de ese momento infinidad de preguntas que no dejaban en muy buen lugar ni a RENFE, ni a la Policía. ¿Cómo es posible que el cuerpo de Álvaro permaneciera entre esos vagones tanto tiempo sin que nadie se percatara de ello? Esa misma pregunta se la hacía un empleado de RENFE en un audio en el que mostraba su incredulidad y decía que no podía ser.
Que nos sorprenda a nosotros que permaneciera tanto tiempo el cuerpo sin ser visto, tiene un pase porque desconocemos el funcionamiento de la compañía, pero que un empleado de la propia compañía afirme con tanta rotundidad que «no puede ser», nos llama la atención sobre lo que hemos podido ver posteriormente.
Y es que, con un caso como este en el que nadie sabía nada, en el que la Policía no encontraba rastro de nada, de RENFE lo único que sabíamos es que no le habían dejado coger el tren porque el billete lo tenía en el teléfono móvil y el móvil estaba sin batería, de repente, esa misma tarde aparecen pruebas que demuestran que ha sido un accidente y salvarían los muebles de la compañía y de la Policía Nacional, justo después de que nos enteráramos que la familia tenía intención de presentar una denuncia contra ellos, además de contra la propia TVE.
Inmediatamente después, el juzgado levanta el secreto del sumario y se nos cuenta que Álvaro habría muerto electrocutado el mismo día de su desaparición. Y no solo eso, también aparece un vídeo grabado por una cámara de seguridad de una gasolinera cercana en el que se vería al joven subiéndose al techo de un vagón, electrocutándose posteriormente y cayendo muerto entre los dos vagones.
Es decir, se demostraría el accidente y también algo que el empleado de RENFE decía que «no podía ser» en ese audio: que permaneciera tanto tiempo sin ser visto el cuerpo por parte de ningún empleado de la compañía.
Puede que todo ese cúmulo de casualidades se hayan producido, tal y como se nos está costando, puede ser, pero convendrán con nosotros que, tal y como se han desarrollado los acontecimientos, resulta todo tremendamente raro.
Sea como fuere, que Descanse en Paz y un tremendo abrazo para una familia que no podemos ni imaginar todo lo que habrán sufrifo.
Cosas por las que este caso apesta:
1 La principal: en los medios españoles sólo hay gran cobertura de un caso de desaparición cuando hay algo siniestro que implica a las sectas que nos carcomen (parapolíticas y de otro tipo), y esto es especialmente matemático cuando se trata de un varón, que suelen ser ignorados.
2. La «casualidad» de la nauseabunda conexión de tv donde «casualmente» enfocan el cuerpo que estaba en un tren que «casualmente» echaba a andar justo en ese momento después de semanas parado, según info de Alvise. Un tren parado por el que sin embargo pasaba la tensión eléctrica (aunque no sé si esto es normal).
3. La cara de psycho del presentador, tanto en esa escena como en la de sus «disculpas». Muy poco convincente tanto haciéndose el impactado como disculpándose.
4. En general, los datos que se dan, inconsistentes.
Ya sabemos que esta gente tiene fijación con los rituales y los trenes.