El príncipe Andrés, hermano menor del rey Carlos III y segundo hijo de la fallecida reina Isabel II, anunció este viernes 17 de octubre de 2025 su renuncia al uso de todos sus títulos reales, incluido el de duque de York. La decisión, tomada tras «conversaciones» con el monarca y su familia, busca evitar que las persistentes acusaciones en su contra, principalmente relacionadas con el escándalo de Jeffrey Epstein, continúen «distrayendo» del trabajo de la Familia Real.
Esta noticia, que ha generado un revuelo internacional, llega en un momento de renovada presión mediática sobre el príncipe de 65 años. Extractos de las memorias póstumas de Virginia Giuffre, una de las principales víctimas de Epstein, publicadas días antes, han reavivado las denuncias de abuso sexual contra Andrés, sumándose a revelaciones sobre correos electrónicos y vínculos con un presunto espía chino.
El anuncio se dio a conocer a través de un breve comunicado emitido por el Palacio de Buckingham, en el que el príncipe Andrés explica su motivación: «Tras conversaciones con el Rey y mi familia inmediata y más amplia, hemos concluido que las continuas acusaciones contra mí distraen del trabajo de Su Majestad y de la Familia Real. He decidido, como siempre lo he hecho, poner en primer lugar mi deber hacia mi familia y mi país. Mantengo mi decisión de hace cinco años de retirarme de la vida pública. Con el consentimiento de Su Majestad, considero que debo dar un paso más. Por lo tanto, ya no usaré mi título ni los honores que me han sido conferidos. Como ya he dicho, niego rotundamente las acusaciones en mi contra».
Andrés, octavo en la línea de sucesión al trono, retiene su estatus de príncipe por nacimiento —como hijo de Isabel II—, pero deja de utilizar el título de duque de York (conferido por su madre en 1986 al casarse con Sarah Ferguson), conde de Inverness y barón Killyleagh. Además, renuncia a su membresía en la Orden de la Jarretera —la más antigua y prestigiosa orden de caballería británica, fundada en el siglo XIV— y al título de Caballero Gran Cruz de la Real Orden Victoriana.
Su exesposa, Sarah Ferguson, dejará de ser conocida como duquesa de York, volviendo a usar su apellido de soltera, aunque ya no lo utilizaba activamente desde hace años. Las hijas del matrimonio, las princesas Beatriz y Eugenia, mantienen sus títulos intactos. El cambio entra en vigor de inmediato, y Andrés no participará en eventos familiares como la tradicional misa de Navidad en Sandringham. Continuará residiendo en el Royal Lodge, en Windsor, bajo un arrendamiento privado hasta 2078, aunque el rey Carlos III ha expresado intenciones de reubicarlo en Frogmore Cottage.
El epicentro del escándalo radica en la relación de Andrés con Jeffrey Epstein, el financiero estadounidense condenado en 2008 por prostitución de menores y acusado de dirigir una red de tráfico sexual. Epstein se suicidó en prisión en 2019 mientras esperaba juicio por cargos federales. Andrés conoció a Epstein en los años 90 a través de Ghislaine Maxwell, su novia y cómplice convicta en 2021 por reclutamiento de menores. La amistad se profundizó en la década de 2000: el príncipe visitó la mansión de Epstein en Nueva York, voló en su jet privado (el «Lolita Express») y aparece en registros de vuelos a su isla privada en las Islas Vírgenes, Little Saint James, escenario de presuntos abusos.
En 2010, fueron fotografiados paseando en Central Park, meses después de la condena de Epstein. La gota que colmó el vaso fue una entrevista desastrosa con la BBC en noviembre de 2019, donde Andrés negó haber conocido a Giuffre —pese a una foto de 2001 que lo muestra con el brazo alrededor de su cintura— y alegó no poder sudar debido a un accidente en las Malvinas, contradiciendo el testimonio de ella sobre un encuentro «sudoroso» en un club londinense.
Virginia Giuffre, quien se suicidó en abril de 2025 en Australia, alegó en su demanda civil de 2021 que Epstein y Maxwell la traficaron a Andrés cuando tenía 17 años, forzándola a tres encuentros sexuales: en la casa de Maxwell en Londres (2001), el apartamento de Epstein en Manhattan y una orgía en su isla. En sus memorias póstumas, Nobody’s Girl: A Memoir of Surviving Abuse and Fighting for Justice (La chica de nadie: memorias de una superación del abuso y la lucha por la justicia) publicadas recientemente, Giuffre describe cómo Andrés «creía que tener sexo conmigo era su derecho de nacimiento» y detalla pagos de 15.000 dólares por sus «servicios».
El caso se resolvió en febrero de 2022 con un acuerdo extrajudicial por unos 12 millones de libras, sin admisión de culpa por parte de Andrés, quien reconoció a Epstein como traficante y a Giuffre como víctima. En el acuerdo, se incluyó una disculpa implícita: «El príncipe Andrés lamenta su asociación con Epstein y elogia la valentía de Giuffre». Recientes revelaciones incluyen un correo de 2011 donde Andrés le dice a Epstein, un día después de la publicación de la foto con Giuffre: «Parece que estamos en esto juntos y tendremos que superarlo. Mantengámonos en contacto y jugaremos pronto».
Otro email de Sarah Ferguson a Epstein en 2011 lo llama «amigo generoso», pese a su rechazo público previo. La familia de Giuffre celebró la renuncia como una «victoria para nuestra hermana y las sobrevivientes», urgiendo al rey a remover incluso su título de príncipe. Otras víctimas, como Haley Robson, la describieron como «agridulce» y «larga espera», felicitando a Carlos III.
No todo gira en torno a Epstein. En diciembre de 2024, un fallo judicial reveló vínculos de Andrés con Yang Tengbo, un empresario chino acusado de espionaje para el Partido Comunista Chino, a quien invitó a almorzar en Buckingham en 2018.Esto lo obligó a retirarse de eventos navideños. Además, persisten preguntas sobre sus finanzas, incluyendo donaciones controvertidas a sus hijas. En enero de 2022, Isabel II lo despojó de títulos militares y patrocinios reales, y en 2020 perdió el uso de «Su Alteza Real».