En un momento cargado de simbolismo internacional, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, no pudo resistir la tentación de reavivar su polémica con el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, durante la Cumbre por la Paz celebrada el 13 de octubre en Sharm el Sheij, Egipto. La ceremonia, organizada conjuntamente por Trump y el presidente egipcio Abdelfatah al Sisi, reunió a una treintena de líderes mundiales para firmar un plan de paz de 20 puntos que busca consolidar el alto el fuego entre Israel y Hamás en Gaza, incluyendo un canje de rehenes por presos palestinos y la reconstrucción de la Franja.
Sin embargo, lo que debería haber sido un encuentro de distensión se convirtió en un nuevo capítulo de la tensión bilateral, con Trump lanzando un dardo irónico sobre el gasto español en defensa, apenas días después de haber sugerido públicamente la expulsión de España de la OTAN
La cumbre de paz en Sharm el SheijLa cumbre, descrita por la Casa Blanca como el «amanecer histórico de un nuevo Oriente Próximo», se celebró en el balneario egipcio de Sharm el Sheij, adornado con carteles que proclamaban «Bienvenidos a la ciudad de la paz» junto a las efigies de Trump y al Sisi.
Entre los invitados destacaban representantes de más de 20 países y organizaciones internacionales, con la presencia de España como un gesto de la relevancia que Moncloa atribuye a su rol en la diplomacia mediterránea y de Oriente Medio. Sánchez acudió «con esperanza», aunque consciente de los «desafíos» para ejecutar el plan, que incluye la supervisión del Pentágono a través de un Centro de Coordinación Civil-Militar con 200 soldados estadounidenses y posibles contribuciones de aliados como Catar, Egipto o Turquía.
El presidente español intervino para respaldar el acuerdo, comprometiéndose a contribuir en la reconstrucción de Gaza y en el avance hacia la «solución de los dos Estados». «España da la bienvenida a la propuesta de paz para Gaza impulsada por EE.UU. Hay que poner punto final a tanto sufrimiento», declaró Sánchez, en una postura que ha sido criticada internamente por sectores de la izquierda como demasiado conciliadora con Israel.
El ministro de Exteriores, José Manuel Albares, enfatizó el «papel crucial» de Trump en el acuerdo, pero advirtió a Israel de que sus «responsabilidades siguen vigentes».
El primer contacto público entre Trump y Sánchez desde el regreso del republicano a la Casa Blanca en enero de 2025 se produjo con aparente normalidad. Ambos se estrecharon la mano ante las cámaras, sonrientes y con un breve intercambio, en lo que fue su primer encuentro desde la cumbre de la OTAN en La Haya (junio de 2025), donde ni siquiera se saludaron.
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Sin embargo, la cordialidad duró poco. Durante su discurso final, Trump repasó a los líderes presentes y, al llegar a España, soltó: «¿Estáis trabajando aquí sobre el PIB? Nos acercaremos a eso», seguido de un elogio ambiguo: «España está haciendo un trabajo fantástico».
La frase, pronunciada en un tono ligero pero cargado de ironía, aludía directamente a la negativa española de elevar el gasto en defensa al 5% del PIB, un umbral impulsado por Trump en la OTAN. El momento pilló a Sánchez «desprevenido», según observadores, en un foro donde la expectación por su intervención era alta precisamente por las fricciones previas.
Mientras Trump recibía aplausos por su rol en la paz –incluso con menciones al Nobel de la Paz de 2025–, Sánchez permaneció inmóvil cuando el primer ministro paquistaní propuso el galardón para el estadounidense.

