Francia se sumerge en una crisis política sin precedentes tras la dimisión del primer ministro Sébastien Lecornu, anunciada este 6 de octubre, apenas 27 días después de su nombramiento y solo unas horas después de revelar la composición de su nuevo gabinete. El presidente Emmanuel Macron aceptó la renuncia, lo que convierte a Lecornu en el primer ministro más efímero de la historia de la Quinta República francesa. Esta decisión agrava la inestabilidad que azota al país desde las elecciones legislativas anticipadas de julio de 2024, que dejaron una Asamblea Nacional fragmentada sin mayorías claras.
Lecornu, de 39 años y exministro de Defensa, fue designado el 9 de septiembre como el quinto primer ministro de Macron en menos de dos años, sucediendo a François Bayrou, cuyo gobierno cayó por no lograr aprobar los presupuestos con recortes drásticos. Aliado cercano del presidente, Lecornu era visto como una figura de consenso para desbloquear la parálisis parlamentaria y elaborar un presupuesto para 2026 antes del 31 de diciembre, en un contexto de deuda pública superior al 114% del PIB y un déficit del 5,8%.
Su gobierno, anunciado la noche del domingo 5 de octubre, mantenía a la mayoría de los ministros del anterior, como Bruno Retailleau en Interior, Jean-Noël Barrot en Exteriores y Gérald Darmanin en Justicia, lo que generó acusaciones de «inmovilismo» y falta de renovación.
Motivos de la renuncia:
La dimisión se precipitó por el rechazo generalizado al gabinete, criticado tanto por la oposición como por aliados potenciales. Lecornu había prometido una «ruptura» con los gobiernos previos, evitando el artículo 49.3 de la Constitución —que permite aprobar leyes sin voto parlamentario— y buscando consenso para un presupuesto austero. Sin embargo, el Ejecutivo fue calificado de «continuista» y demasiado dependiente de leales a Macron, con 10 ministros del partido presidencial, más que en 2017.
Desde la derecha tradicional (Los Republicanos, LR): El líder Bruno Retailleau, reelegido ministro del Interior, denunció que la composición no reflejaba el «cambio prometido» y ocultaba el nombramiento de Bruno Le Maire —exministro de Economía responsable de la deuda elevada— como ministro de Defensa. LR, con 50 escaños clave, retiró su apoyo, exigiendo mayor presencia y medidas contra la inmigración irregular.
Desde la extrema derecha (Agrupación Nacional, RN): Jordan Bardella culpó a Macron de elegir un gabinete sin margen de maniobra para Lecornu y exigió la disolución del Parlamento.
Desde la izquierda (Francia Insumisa, LFI; socialistas): Jean-Luc Mélenchon y Olivier Faure lo tildaron de «patético» y sin legitimidad, con el 80% de ministros de derecha tradicional, continuando políticas «dañinas» para el pueblo y el medio ambiente. Amenazaron con mociones de censura inmediata.
En un breve discurso desde Matignon, Lecornu lamentó la intransigencia partidista: «No se puede ser primer ministro si no se dan las condiciones», acusando a los partidos de actuar como si tuvieran mayoría absoluta, ignorar avances como no usar el 49.3 y priorizar «ambiciones personales» para las presidenciales de 2027 sobre el interés nacional.
Admitió haber luchado tres semanas por un presupuesto, pero el bloqueo lo obligó a dimitir durante consultas parlamentarias.
La noticia ha provocado turbulencias financieras: el CAC 40 cayó hasta un 2-3%, bancos como BNP Paribas perdieron hasta 6%, y la prima de riesgo francesa alcanzó máximos anuales, con el euro debilitándose ante temores de inestabilidad fiscal en la UE.
El Partido Socialista urgió a Macron nombrar un primer ministro de izquierda o ecologista, mientras LFI y RN piden su dimisión o disolución. Retailleau insistió en que Macron debe hablar pronto.
Por ahora, el gobierno en funciones gestiona asuntos corrientes, pero el presupuesto pende de un hilo, exacerbando la crisis económica y social. Esta dimisión marca el colapso del «bloque común» macronista y cuestiona la capacidad de gobernar en una Francia dividida.