viernes, septiembre 26, 2025
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‘Snake Eyes’, la película de 1998 en la que aparecían múltiples coincidencias con el asesinato de Charlie Kirk (PELÍCULA COMPLETA EN INGLÉS)

Desde el fatídico 10 de septiembre de 2025, cuando el activista conservador Charlie Kirk fue asesinado a tiros en un campus universitario de Utah, una película de hace casi tres décadas ha vuelto a las portadas de todo el mundo: Snake Eyes (1998), dirigida por Brian De Palma y protagonizada por Nicolas Cage. Lo que en su momento fue un thriller de conspiraciones políticas ambientado en un ring de boxeo, hoy se erige como un espejo perturbador de un crimen real, alimentando debates sobre «programación predictiva» y simbolismos ocultos.

Snake Eyes, estrenada el 7 de agosto de 1998 por Paramount Pictures, es una de esas joyas subestimadas del cine de suspense que combina el estilo visual hipnótico de De Palma con la energía caótica de Cage. El guion, escrito por David Koepp (conocido por Jurassic Park y Mission: Impossible), se desarrolla en tiempo real durante una noche tormentosa en Atlantic City, Nueva Jersey. La acción transcurre casi íntegramente en el interior del Trump Taj Mahal Casino (sí, el mismo que pertenecía al entonces magnate Donald Trump, quien filmó escenas allí durante dos semanas), donde un combate de boxeo por el título de peso pesado entre el campeón Lincoln Tyler y el retador Jose Pacifico Ruiz atrae a miles de espectadores, incluyendo figuras de alto perfil.

El protagonista, Rick Santoro (Nicolas Cage en uno de sus papeles más histriónicos), es un detective corrupto y carismático de la policía de Atlantic City, apodado «Eyes» por su astucia observadora. Santoro asiste al evento junto a su amigo de la infancia, el comandante de la Marina Kevin Dunne (Gary Sinise), quien escolta al Secretario de Defensa Charles Kirkland (Michael Rispoli) y al director del casino, Gilbert Powell (John Heard, un personaje inspirado en el arquetipo trumpiano de empresario flamboyante). Todo cambia en los primeros minutos: en medio de una tormenta tropical y el rugido de la multitud, Kirkland es asesinado de un disparo en el cuello desde un ángulo elevado, justo cuando el boxeador Lincoln Tyler cae al suelo en una aparente derrota pactada.

La película se convierte en una disección magistral del engaño, con De Palma empleando su firma: planos secuencia vertiginosos, repeticiones temporales y una cámara que serpentea como un depredador. Santoro, obsesionado con resolver el crimen, se topa con Julia «Zipper» DeSantis (Carla Gugino), una joven analista que presenció el tiroteo desde una suite VIP. Juntos, desentrañan una conspiración que involucra al sistema de defensa antimisiles AirGuard, pruebas falsificadas, sobornos millonarios y un tirador palestino, Tarik Ben Rabat, motivado por la cooperación armamentística entre EE.UU. e Israel. El lema de la cinta, «Cree en todo excepto en tus ojos», resume su esencia: la verdad es ilusoria, y lo que vemos es solo el velo de una ilusión mayor.

Críticamente, Snake Eyes dividió opiniones. Recaudó 16,3 millones de dólares en su fin de semana de estreno (segundo lugar tras Saving Private Ryan), pero su final apresurado —cambiado por presiones del estudio— diluyó su impacto. CinemaScore le dio una calificación «C+», y De Palma defendió su enfoque en entrevistas, argumentando que el misterio no radica en «quién lo hizo», sino en cómo se manipula la percepción colectiva. Con una banda sonora etérea de Ryuichi Sakamoto y cameos como el de Stanley Tucci, la película anticipa temas de posverdad que hoy resuenan con fuerza en la era de las fake news.

Charlie James Kirk, de 31 años, no era solo un podcaster o autor de best-sellers como The MAGA Doctrine; era el fundador de Turning Point USA, una organización que movilizó a millones de jóvenes hacia el conservadurismo trumpista. Su estilo provocador —debates incendiarios, críticas feroces a la «izquierda radical» y un papel clave en la campaña de 2024 de Donald Trump— lo convirtió en una figura polarizante. El pasado 10 de septiembre, durante un evento «Prove Me Wrong» en el campus de la Universidad del Valle de Utah (UVU) en Orem, Kirk debatía bajo una carpa al aire libre. A las 12:20 p.m. hora local, un disparo desde el tejado del Centro Losee (a unos 130 metros de distancia) lo alcanzó en un lado del cuello. Testigos, incluyendo la reportera Emma Pitts de Deseret News, describieron un chorro de sangre y el colapso instantáneo de Kirk, capturado en videos que se viralizaron de inmediato.

El sospechoso, Tyler Robinson, un joven de 22 años de Utah, fue arrestado al día siguiente tras un amplio operativo del FBI. Acusado de asesinato agravado, obstrucción de la justicia y otros cargos, Robinson supuestamente confesó en mensajes de texto a su pareja: «Tuve la oportunidad de acabar con Charlie Kirk y la voy a aprovechar». Una nota bajo su teclado reiteraba su intención. Motivos políticos no están claros —los fiscales evitan detalles—, pero el crimen ha exacerbado la fractura ideológica en EE.UU., con republicanos denunciando «violencia de izquierda» y demócratas condenando el acto sin ambages. Figuras como Barack Obama y Joe Biden lo repudiaron públicamente.

El funeral de Kirk, el 22 de septiembre en Glendale, Arizona, reunió a 73.000 personas en un estadio abarrotado. Trump lo llamó «un ataque a todos los ideales conservadores», mientras su viuda, Erika Kirk, conmovió al perdonar públicamente a Robinson: «Lo perdono porque es lo que hizo Cristo. La respuesta al odio es no odiar». El vicepresidente J.D. Vance y otros oradores transformaron el duelo en un llamamiento a la acción, con promesas de «aplastar a los enemigos». El asesinato, grabado en vivo, ha inspirado campañas de doxing contra críticos de Kirk y amenazas de represión contra activistas progresistas.

¿Casualidad o presagio? Desde horas después del tiroteo, Snake Eyes explotó en tendencias de X (antes Twitter) y TikTok, impulsada por usuarios que destejen paralelos inquietantes:

  • Nombres sospechosamente similares: Charles Kirkland, la víctima ficticia, evoca a Charles James Kirk. En la película, el asesinato ocurre durante un evento público masivo; en la realidad, un debate televisado.
  • El disparo fatal: Ambos impactos en un lado, capturados en video ante multitudes. En Snake Eyes, el tiro proviene de un ángulo elevado durante una distracción (la caída del boxeador); en Utah, desde un tejado a 130 metros.
  • La fecha maldita: Afirman que el crimen en la película sucede el 10 de septiembre —misma que el de Kirk—, aunque fuentes oficiales no lo confirman explícitamente en el guion.
  • El «Tyler» fantasma: Lincoln Tyler, el boxeador que «cae» en el momento del disparo, comparte apellido con Tyler Robinson, el acusado.
  • Conexiones trumpianas: La filmación en el Taj Mahal de Trump, y el personaje de Powell como caricatura del expresidente, alimentan narrativas de «elites hollywoodenses» prediciendo eventos. Algunos invocan «programación predictiva» —la idea de que el cine planta semillas de eventos reales para desensitizarnos—, citando el conflicto israelí-palestino en la trama como eco de tensiones actuales.

Publicaciones virales como «No hay coincidencias» han acumulado millones de vistas, con influencers como Candace Owens alegando un «complot federal». Incluso el huracán «Jezebel» en la película se liga a un artículo de Jezebel del 8 de septiembre sobre «maldiciones» contra Kirk.

 

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