sábado, septiembre 27, 2025
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El sacerdote cazador de los sacerdotes del canal de YouTube la «Sacristía de La Vendée» acaba siendo el cazado

El lunes pasado, un escándalo sacudió a la comunidad eclesiástica española tras la detención de Carlos Loriente, un sacerdote y canónigo de la Catedral de Toledo, en Torremolinos, Málaga. Este caso, que combina acusaciones de posesión de drogas y un supuesto vínculo con un ambiente gay, ha desatado polémicas que van más allá de lo penal, alcanzando implicaciones morales y religiosas. Loriente, conocido por su papel como inquisidor contra un grupo conservador dentro de la Iglesia, ahora se enfrenta a un proceso judicial que podría cambiar su trayectoria eclesiástica.

El arresto de Carlos Loriente ocurrió en la madrugada del domingo 21 de septiembre durante un control rutinario de la Policía Nacional en Torremolinos, un destino turístico famoso por su animada vida nocturna y su reputación como epicentro gay en la Costa del Sol. Las autoridades interceptaron al sacerdote, de 45 años, mientras viajaba en un vehículo alquilado acompañado de varios ciudadanos sudamericanos. En su posesión se encontraron varias dosis de «tusi» o cocaína rosa, una droga sintética de diseño que ha ganado popularidad en círculos festivos. Este hallazgo llevó a un registro más exhaustivo en un apartamento turístico que Loriente había alquilado, donde se descubrieron adicionalmente sustancias estupefacientes, una balanza de precisión para dosificar drogas y bolsas monodosis, así como objetos clasificados como juguetes sexuales.

Tras estos descubrimientos, Loriente y sus acompañantes fueron puestos a disposición del Juzgado de Instrucción número 5 de Torremolinos el 23 de septiembre, enfrentándose a cargos por un presunto delito contra la salud pública. La Policía Nacional confirmó que el sacerdote estaba de vacaciones en la zona, lo que añade un matiz personal a un caso que ya ha captado la atención de los medios y la opinión pública.

Carlos Loriente García, nacido el 23 de enero de 1980 en Toledo, es un sacerdote con una sólida formación académica que lo había posicionado como una figura relevante en la Archidiócesis de Toledo. Ordenado el 11 de julio de 2004, ocupó cargos destacados como vicerrector del Seminario Metropolitano ‘San Ildefonso’ y secretario general del Instituto Superior de Estudios Teológicos. Su trayectoria incluye una licencia en Teología por la Universidad de San Dámaso en Madrid, estudios en la Pontificia Universidad Gregoriana en Roma y un doctorado en Sagrada Teología con la máxima calificación en la Pontificia Universidad Lateranense. Hasta su detención, era el director del Instituto Teológico San Ildefonso, un rol que refleja su influencia dentro de la estructura eclesiástica.

Sin embargo, su historial también incluye una faceta menos conocida pero controvertida: su papel como acusador en disputas internas de la Iglesia. Loriente se había destacado por liderar una campaña contra un grupo de sacerdotes conservadores conocidos como la «Sacristía de La Vendée», una comunidad tradicionalista dentro de la Archidiócesis de Toledo. Este enfrentamiento alcanzó un punto crítico cuando el padre Calvo, un miembro de este grupo, hizo un comentario considerado desafortunado al expresar que rezaba para que el Papa Francisco «subiera al cielo» cuanto antes. Loriente aprovechó esta declaración como pretexto para iniciar una persecución implacable, especialmente contra el padre Delgado, un líder de la Sacristía.

La detención de Loriente ha llevado a una respuesta inmediata por parte de las autoridades eclesiásticas. El Arzobispado de Toledo anunció su apartamiento temporal de todos sus cargos mientras se investiga el caso, una decisión que refleja la gravedad de las acusaciones y la necesidad de preservar la imagen de la Iglesia. Este incidente ha generado un debate sobre la coherencia entre la vida pública y privada de los clérigos, especialmente en un contexto donde Loriente había adoptado un papel de juez moral contra otros.

La ironía no ha pasado desapercibida: un hombre que se posicionó como defensor de la ortodoxia católica ahora enfrenta acusaciones que lo vinculan a un estilo de vida que contradice los principios que defendía. Algunos comentaristas han sugerido que su celo contra la Sacristía de La Vendée podría haber sido una proyección de sus propios conflictos internos.

 

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