Por Alfonso de la Vega
«La guerra terminará cuando tenga que terminar. No puedo decir cuándo«(Trump).
Después de las negociaciones de Alaska, Trump tenía la difícil tarea de “vender” sus acuerdos con Putin al peligroso jázaro ucraniano y a sus vasallos europeos, que siguen presionando para lograr un alto el fuego y nuevas sanciones contundentes contra Rusia y sus socios.
Las imágenes que se han publicado de la reunión en la Casa Blanca de Trump con los rabadanes traidores a sus propios rebaños nacionales de votantes confiados y confundidos parecen más propias de la lectura del testamento tras el funeral por el finado.
Una reunión en dos fases, primero a solas con el corrupto presidente ocupa de Ucrania que para esta solemne ocasión se había puesto de limpio y luego con el resto de derechohabientes invitados que esperaban su turno sentados fuera muy formales y modositos mientras Trump despachaba con el tenebroso judío ucraniano.
A continuación resumo algunas notas a vuelapluma sobre como parece que está ahora el asunto.
No ha habido ningún acuerdo concreto que haya trascendido. Parece cumplirse la hipótesis de que el proceso iniciado de paz sería neutralizado para que fracase puesto que hay mucho negocio de sufrimiento y de sangre con la continuidad de la guerra. para los amos ocultos de los títeres intervinientes europeos.
Trump confirmó que Ucrania no formará parte de la OTAN. También que ya no darán más dinero a Ucrania, ya hemos entregado trescientos mil millones de dólares. Fue la administración corrupta de Biden la responsable. Nosotros vendemos armas. Trump reiteró que no es necesaria una tregua para la paz. Que entendía los argumentos rusos que un alto el fuego podría dar ventaja estratégica a una de las partes, permitiéndole reorganizarse y reagruparse, por lo que la otra parte podría rechazarlo.
Por su parte, según Financial Times, Kiev llegó a la Casa Blanca con una oferta de sustanciosa lista de compras, prometiendo comprar armas estadounidenses por valor de unos cien mil millones de dólares, financiadas por Europa, a cambio de “garantías de seguridad” estadounidenses tras un acuerdo con Rusia.
De las declaraciones o informaciones hasta ahora consultadas parece deducirse que:
EEUU ha relegado a los líderes europeos a roles subalternos de manijeros de colonias vasallas.
La OTAN se habría reducido a una central de compras de armamento gringo o agencia de adquisiciones con fondos de la UE.
La administración Trump mostraría de modo claro que ya no tiene intención de involucrarse en más conflictos europeos, incluido el presente ucraniano. En efecto, considera que el conflicto en Ucrania es una disputa regional y no debería involucrar cuestiones estratégicas globales de grandes potencias, ni menos escalar a un nivel nuclear. De modo que incluso Zelensky peligraría si al final no se sometiese a los planes de EEUU para resolver el conflicto ucraniano ¿Pudiera habilitarse una nueva primavera en Kiev?
La situación además de incierta es complicada. Putin escarmentado por los anteriores engaños e incumplimientos no está dispuesto a ceder en sus pretensiones expresadas en la reunión de Alaska, de modo que la guerra continuaría hasta que hubiera una rendición de Kiev o, un tratado de paz acorde con los objetivos de su acción bélica. Si después de tanto irresponsable brindis al sol los próceres europeos se alinean con Trump quedarían como «Cagancho en Almagro». Si no lo hacen les queda la patata caliente una vez mostrada la decisión de Trump de desentenderse del asunto.
La calamitosa situación económico financiera de sus países con deudas por encima del PIB no está para muchas más alegrías, las necesidades sociales son otras y más razonables o apremiantes por lo que tendrían que acabar con cualquier vestigio de democracia para llevar a una guerra probablemente perdida a las diferentes naciones que no estarían por la labor. Tampoco parece que “Europa” pueda asumir en solitario la responsabilidad de sostener al régimen de Ucrania sin el apoyo de Trump. La desastrosa UE tal como lo conocemos también quedaría al borde de la desaparición y la OTAN muy desprestigiada.
Claro que Trump lo mismo pudiera sufrir algún oportuno “accidente”.
Ahora bien, mientras se producen estos acontecimientos en la capital norteamericana su flota imperial se acerca amenazante a las costas de Venezuela. La razón de la pretendida lucha contra el narcotráfico institucional de los mecenas del socialismo español no parece que sea la auténtica. Es posible que en esta toma de posiciones globales y tras el fracaso en el intento de desmembrar y saquear Rusia la razón de fondo de esta posible invasión sea el control de las ingentes reservas petrolíferas de la nación hispanoamericana en manos de la actual dictadura bolivariana. Aunque Maduro ha ordenado el despliegue de todas la fuerzas disponibles incluso se especula con que pudiera huir para evitar que le pase lo que al panameño Noriega.
Desde el punto de vista español la preocupación por la suerte de tantos venezolanos inocentes aumenta. Pero para nosotros pudiera tener una ventaja colateral, la información sobre la verdadera naturaleza de pilares fundamentales de nuestra partitocracia borbónica, y acaso la posibilidad de una ventana de oportunidad de aliviar nuestra propia lamentable situación de dictadura cada vez menos camuflada.