Les comentaba no hace mucho acerca del intercambio epistolar en Pike y Mazzini. Y, por supuesto, de las referencias bíblicas a Gog de Magog. Ezequiel y Zacarías, profetas de Israel. Y, más allá de los ineludibles Daniel y Apocalipsis, de nuevo Zacarías: clave capítulo 5, 1-11: el rollo que volaba y que revela la guerra nuclear. Sin olvidar las visiones marianas de Fátima y Tre Fontane. Traspasando, pues, peligrosos y, sobre todo, irreversibles lindes.
Misión Anglosajona y cine reciente
Bill Ryan, 2005, aciagos planes de las élites para el futuro más inmediato, dos decenios vista: plandemias, cataclismos “climáticos” (geoingeniería mediante) y hambrunas varias. Y guerra nuclear: comienza con Israel atacando a Irán, pues. La nación persa, la mala malosa. «Justificaciones» para atacar, cualquier burdo pretexto vale. Tras el ataque israelí del 13 de junio, da inicio macabra partida de ajedrez. Y provocar a China, a su participación en este conflicto. Irán, atacado militarmente. Intercambio de armas nucleares limitado en tiempo. Preparado el guion, solo falta su ejecución. Todo perfectamente coreografiado.
Y la psicografía de Parravicini de 1972: “Ya llega la bomba mayor”. Y las múltiples y recientes portadas de The Economist sobre el espanto atómico (enero 2018, Mayo 2019, Junio 2020, Enero 2021, Octubre 2024…). Y tres películas — Jerusalem Countdown del año, 2011, Revelation Road: The Beginning of the End del 2013 y Mona Lisa y la luna de sangre, 2021—. Y el inevitable corto canadiense I, Pet Goat II…
…Diplomacia fracasada. Rusia implicada. La absurda hybris que vertebra todo. Completo desplome. La luna de sangre previa al llamado arrebatamiento de linaje paulino (Mat 24,6; 1 Tes 4,16-17) …
…Tiempos recios. Y si Dios existe, que mucho lo dudo, que detenga este horror. En fin.