lunes, mayo 12, 2025

Alvise y cía.

Por Alfonso de la Vega

El fiasco de la manifestación del pasado sábado en Madrid debería ser motivo de debate sobre qué posibles alternativas nos quedan, si es que nos quedase alguna, para tratar de evitar el desastre nacional definitivo. La partitocracia borbónica asociada a una constitución chapucera y disolvente no es solución sino demostrada concausa del problema.

Sabemos que el régimen impide una alternativa real porque en ello precisamente va el mantener su corrupta supervivencia. Por ello posee muchos y diferentes cómplices y no menos señuelos de disimulo y distracción. Ante tal situación cabría la opción teórica de una alternativa sin partidos, al menos omnipotentes, que se deben al estado más que a la sociedad. Vendría a ser la actualización de la aristocracia griega clásica, o al menos el recurso provisional a un personaje patriótico y heroico como el tópico Cincinato, que sin ambiciones de lucro personal propio intente realizar políticas convenientes en beneficio del pueblo. Una muy difícil dictadura de carácter provisional dirigida al servicio de la gente que sólo pudiera realizarse con alguna posibilidad de éxito gracias a personajes con gran sentido del honor y respeto a la Ley natural.

Pero, los aficionados más o menos espontáneos que se tiran al ruedo a torear sin apoderado, ni cuadrilla, ni periodistas sobrecogedores, aunque algunos tengan más afición que desesperación, suelen carecer de técnica o de unas mínimas garantías de solvencia y la cosa de no ser cómica puede terminar en tragedia.

El monipodio está bien organizado y controlado con la complicidad del hampa, escribanos y corchetes colaboracionistas de modo que cuando un Rinconete o un Cortadillo se cuelan de rondón en el reino del trinque pronto resultan descubiertos, expulsados o absorbidos para la Causa. Ya  Platón en su Epístola Séptima a Dion de Siracusa postulaba que los problemas del mundo nunca tendrán solución mientras los poderosos no se rodeen de filósofos, ya que siendo ellos poderosos es imposible que ellos mismos sean sabios. Creo que tiene toda la razón. Ahora bien, ¿de dónde sacar estos hipotéticos filósofos y como organizar su difícil misión aristocrática?

Pasando de las musas al teatro conviene recordar las peripecias de uno de estos nuevos espontáneos metidos a políticos con el apoyo de las nuevas tecnologías. Normalmente el polémico heterodoxo eurodiputado Alvise suele salir en los media de intoxicación de masas en función de la fanática persecución que padece. Tales menciones son sesgadas al ser considerado un enemigo de la putrefacta partitocracia borbónica y sus muchos mercenarios. La penúltima ha sido acusarle de robar el cobre de la catenaria, cono si fuese un vulgar quinqui. En consecuencia, para ellos se trataría de un personaje a destruir y contra el que vale todo incluido el embuste, la tergiversación o la calumnia. Señal de que, pese a todo, el régimen lo considera peligroso.

Sin embargo, esta vez la cuestión es otra y desde luego merece una reflexión pues no se trata de comentar otra anécdota más por significativa que fuere según costumbre. Se ha sabido que los dos compañeros elegidos por Alvise para su tambaleante aventura europea le han salido rana, dejando la formación en la que hacían bulto y burlándose de sus votantes. Al parecer les habrían sorprendido cohechando a espaldas de Alvise con la coalición pepero-socialista que sustenta la infame von Leyen. En todo caso habrían decidido plegarse a las exigencias de la plutocracia en cuanto a sus obscenos intereses se refiere, es de suponer que no a título gratuito. Como es natural en gentes de tal jaez no van devolver el escaño usurpado mientras le resulte rentable.

Este lamentable asunto muestra las muchas dificultades existentes para organizar alguna alternativa creíble y factible al podrido tenderete actual tanto en el reino de España como en la UE.  De creer en la buena fe original en la aventura de Se Acabó la Fiesta cabe la interpretación ad hominem es decir, el fiasco monumental se debería a los errores del propio Alvise al elegir a sus colaboradores. Un error propio de novato pero del que tampoco está libre ningún partido o empresa. Incluso, casi parece milagroso que en las máximas alturas de las instituciones sobreviva alguien decente.

Pues esa es otra de las razones a considerar. El problema de la naturaleza de las instituciones y del poder. Es evidencia de razón que existen hombres que parasitan las instituciones pero el problema es recíproco, también instituciones que parasitan a sus integrantes, deformando su conciencia moral, fomentando el fanatismo, la ambición, la codicia o el narcisismo. A ciertas instituciones con poder sólo debieran pertenecer gente que se domina sí misma. Creo que era Friedrich Nietzsche quien decía que “quien no se domina a sí mismo necesita avasallar a otros”. Me recuerda la paradoja de la paloma kantiana: Pudiera volar mejor sin el roce del aire, pero sin el aire el ala no se sustentaría. Las instituciones resultan necesarias. Sin embargo algunos anti-psiquiatras ya consideraban hace décadas esa capacidad de devastación vampírica energética de muchas de ellas. Para otros refuerzan la coraza caracteriológica a la que aludía Reich para explicar la falta de sensibilidad, la rigidez emocional, la dificultad para amar, el bloqueo de la energía psíquica, que puede  ser abierto y manipulado por tiranos sin conciencia. En cierto modo el problema de la civilización equivale al de la verdadera naturaleza de sus instituciones. y su conservación coincide con la de la pureza de ellas.

Al final, muchos aspectos políticos y sociológicos tienen su causa en la psicología, en la falta de educación de la voluntad para preservar los valores metafísicos. Y de la educación en general. Es de temer que la espiritualidad se encuentre ya en absoluta decadencia: se ha sustituido una espiritualidad basada en una determinada confesión religiosa, por el nihilismo más absoluto. Sin un sistema de valores metafísicos asumidos como propios estamos irremisiblemente condenados a la mafia, la usurpación y la tiranía.  La calidad de un sistema depende de la de cada una de sus partes y del modo en que forma un todo superior a la suma de cada una de ellas. La imposición de la degeneración woke conlleva la falta de calidad de las piezas y así no hay forma de que nada funcione o sirva a la misión o propósito de su razón de ser.

Jung nos llamaba la atención sobre la importancia de considerar y contener el inconsciente una potencia que puede desbordarse con resultados tan catastróficos como la riada valenciana. La psicopatología de las masas está fundada en la psicología del individuo. En su conjunto cabe hablar de arquetipos colectivos que pueden llevarles a actuar de modo irracional. La integración de los contenidos inconscientes debe hacerse a nivel personal, pero tal cosa parece más bien cosa propia de los filósofos de Platón. Pero la conservación y desenvolvimiento de la civilización española y occidental no depende de los políticos sino de esas gentes que deben sustituir a los hoy dominantes.

 

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