Por Alfonso de la Vega
Cuando supe de la muerte de Bergoglio imaginaba a la tropa de demonios negros revoloteando sobre el cadáver y arrastrándolo al abismo como en Ghost y entre el aplauso de los espectadores. También confieso al lector que mucho me gustaría observar desde un agujerito en la Capilla Sextina la gran batalla que en su interior rodeada por una de las cumbres del arte universal nos aseguran que se va a librar por el poder y el control de los tesoros vaticanos. Un poco disminuidos tras el desvío de varios cientos millones de euros procedentes del óbolo de San Pedro, donaciones de católicos del todo el mundo para cosas como la labor evangelizadora en África. Dinero que fue desviado a otros menesteres menos santos por el siniestro trío Bergoglio, Parolín, Becciu. De los tres solo el último, curiosamente el de inferior rango, resultó condenado junto con su amante. Pero en esta comedia bárbara el propio Bergoglio luego tuvo que pedirle perdón y devolverle el capelo cardenalicio cuando el interesado le mostró la grabación en la que el impostor argentino le ordenaba pagar un millón de euros a la organización terrorista AL QAEDA.
Cuando escribo esta nota aún se desconoce si el cardenal Becciu podrá asistir o no al cónclave, cuyo funcionamiento habría sido modificado en secreto por Bergoglio durante su postración terminal. El intrigante cardenal Parolín que llevaba ejerciendo de papa in pectore desde la enfermedad terminal de Bergoglio, y se las prometía muy felices cara a heredar poder y patrimonio, acaba de padecer un inesperado jamacuco que le ha dejado en un estado de salud no bien conocido, lo que le restaría posibilidades.
Ya puestos a tomarnos las cosas con resignación y humor, el propio Trump también se ha ofrecido candidato a Papa aportando incluso piadosa estampita conmemorativa que circula en internet. Aunque no sea elector oficial, cualquiera sabe qué intrigas y trapicheos como cuando la elección de Bergoglio pediera haber ocultos, en cambio sí que pudiera salir Papa. No es la primera vez en la historia que de un cónclave sale Papa alguien no cardenal.
En cierto modo sería una suerte de solución a la tibetana, con el Dalai Lama ejerciendo de poder espiritual y temporal a la vez. Y con un Potala en Lhasa dividido entre el Vaticano y la City. Si bien en la tradición tibetana real al parecer había una separación de poderes con el Dalai Lama como rey feudal o jefe de Estado tibetano y el Trachi o Pachen Lama como auténtico jefe espiritual desde su monasterio, hoy derruido por los comunistas, de Tashilhunpo en Jigatzé. Si el Potala político es el Vaticano, el Tashilhunpo espiritual bien pudiera ser el recinto sagrado del Valle de los Caídos cuando gobernado por Santiago Cantera. Cuestión interesante es la de los tulkus o reencarnaciones de un santo o personalidad espiritual. Algo que no deja de ser un poco herético dentro del budismo originario que no reconoce la existencia de un alma permanente. Algunas sectas tibetanas consideran que el tulku en realidad no es tanto físico como virtual, una especie de cuerpo astral, algo parecido al desdoblamiento o bilocación vivos o muertos de nuestros san Alfonso María de Ligorio o san Pedro de Alcántara. Pero ¿de qué figuras históricas o no ha podido provenir lo que hemos conocido como el tulku Bergoglio en otras reencarnaciones anteriores? Y acaso ahora lo más importante, ¿Cómo evitar que vuelva a las andadas en el futuro?
En el Catolicismo para combatir a los demonios se practicaban exorcismos. Un clásico es el tratado de Benito Remigio Noydens: Práctica de exorcistas y ministros de la Iglesia, publicado en Barcelona en 1688. Noydens explica las señales o síntomas de la posesión y su diferenciación de las enfermedades que debe curar la medicina. «De acuerdo con el Evangelio, el Salvador dio potestad o poder espiritual a los sacerdotes de la Iglesia Cristiana sobre todos los diablos para que en Su nombre los conjurasen y los echasen de los cuerpos de los hombres».
El considerado máximo experto contemporáneo en exorcismos, el Padre Gabriel Amorth habría realizado unos 70.000 exorcismos a lo largo de su vida. Y afirmaba que “por supuesto que existe el Mal en la Política, incluso es frecuente. Al diablo le gusta adueñarse de aquellos que ocupan cargos de responsabilidad, empresarios, políticos”. Si consideramos «Política» al actual Vaticano no está fuera de la definición. Estas cuestiones pueden producir cierta incomodidad a muchos católicos de hoy. Pero el exorcismo cabe ser considerado como una escaramuza dentro de la guerra espiritual contra el Mal.
Benito Remigio Noydens daba estas recetas: “Cuando el demonio obligado con los conjuros dijo su nombre ha de procurar el exorcista saber su significación porque el nombre que tiene suele declarar su propiedad o natural condición o por mejor decir vicio y pecado que asiste y preside y así puede obligarle a que manifieste la propiedad de su nombre, o el pecado sobre que predomina y reina para poder así aplicar mejor el remedio con la virtud contraria...”
Sin embargo, ¿Cuáles serían hoy los principales pecados actuales del Vaticano? ¿O acaso son todos los posibles? Una paradójica forma tibetana de luchar contra los demonios era la tremenda práctica del tched. Algo macabro o truculento cuya descripción detallada ahorraré al lector, en el que como purificación y vencer el miedo el propio oficiante y simultáneamente víctima se ofrece en sacrificio con palabras tales como: «Durante inconmensurables periodos de tiempo, en el curso de repetidas existencias, seres innumerables me han prestado a expensas de su bienestar y su vida alimentos, vestidos, y todo género de servicios para mantener mi cuerpo saludable y ágil para defenderlo contra la muerte. Hoy pago mis deudas ofreciendo este cuerpo… que la vergüenza caiga sobre mí si retrocedo ante este sacrificio… »
Pero, ¿sería necesario realizar un exorcismo o un tched al propio Vaticano actual? El Fundador se ofreció a Sí mismo en sacrificio crudelísimo. La Iglesia de Poder material edificada lo largo de los siglos acaso debe comprender que no puede ser cómplice de la plutocracia atea y despiadada que quiere someter a la Humanidad a un régimen embrutecido, de esclavitud y sin Dios. Para recuperar su alma primero debe expulsar sus propios demonios.
Frente a las luchas de poder que se han de manifestar en el cónclave debiera prevalecer el sentido espiritual de la misión, ya que no es la banca vaticana la razón de ser de su existencia. Así lo advertía el testamento del Papa Juan Pablo I, dirigido como mensaje a la Compañía de Jesús, a la que pertenecía Bergoglio, pero que también vale para todos:
“Ustedes, se preocupan de los grandes problemas económicos y sociales que hoy atraviesa la humanidad”… “más en la solución de estos problemas deben saber siempre distinguir las tareas de los sacerdotes religiosos de aquellas que son propias de los laicos. Los sacerdotes deben inspirar y animar a los laicos hacia el cumplimiento de sus deberes, pero no deben sustituir estos, descuidado su propia tarea específica en la acción evangelizadora”. Más que promover el marxismo les insta a evitar “el abandonamiento de la sólida doctrina”. Y termina: “recuerden que la misión encomendada al Vicario de Cristo es la de anunciar, de manera adecuada a la mentalidad de hoy, pero en su integridad y pureza el mensaje cristiano, contenido en el depósito de la revelación”…. Las palabras del Papa Luciani, propias de un tulku admirable, ojalá guiarán la nueva elección y el futuro pontificado.