A sus 88 años, el Papa Francisco atraviesa uno de los momentos más delicados de su pontificado en términos de salud. Desde su ingreso al Policlínico Agostino Gemelli de Roma el pasado 14 de febrero de 2025, millones de fieles y observadores internacionales siguen con atención cada actualización sobre su estado. Lo que comenzó como un tratamiento por bronquitis ha evolucionado en un cuadro médico complejo, marcado por una neumonía bilateral, una crisis respiratoria asmática y complicaciones hematológicas que han puesto a prueba la resistencia del líder de la Iglesia Católica.
El viernes 14 de febrero, el Vaticano anunció que el Papa había sido internado tras varios días de dificultades respiratorias que le impidieron cumplir con su agenda habitual, especialmente en un año tan significativo como el Jubileo 2025. Según posts en X de cuentas como @Pildorasdefe y @UniCatolicos_es, el ingreso se debió a un agravamiento de una bronquitis que ya venía afectándolo. En ese momento, se informó que su estado era estable, aunque presentaba una ligera fiebre y requería una terapia farmacológica en un entorno hospitalario. Las actividades previstas para ese fin de semana fueron suspendidas, y el mundo comenzó a rezar por su pronta recuperación.
Sin embargo, lo que inicialmente parecía un episodio controlable se complicó rápidamente. El 18 de febrero, un comunicado oficial reveló que un TAC torácico mostró el inicio de una neumonía bilateral, una infección que afecta ambos pulmones y que, en una persona de edad avanzada con antecedentes respiratorios como Francisco —quien perdió parte de un pulmón a los 21 años—, representa un desafío médico significativo.
A medida que pasaron los días, las noticias sobre la salud del Pontífice tomaron un tono más sombrío. El 19 y 20 de febrero, medios como Reuters y BBC reportaron que la neumonía bilateral había complicado el tratamiento de una infección respiratoria polimicrobiana, agravada por condiciones preexistentes como bronquiectasias y bronquitis asmática. A pesar de esto, el Vaticano insistió en que Francisco permanecía estable, sin fiebre, y que incluso había retomado algunas actividades laborales desde el hospital, como leer periódicos y reunirse con colaboradores cercanos. La primera ministra italiana, Giorgia Meloni, tras visitarlo, destacó su buen humor, asegurando que no había perdido su característico sentido del humor.
Pero el sábado 22 de febrero marcó un punto de inflexión. El Papa sufrió una crisis respiratoria asmática prolongada que requirió oxígeno de alto flujo, según informó Vatican News y otros medios como ABC y 20 Minutos. Además, los análisis de sangre revelaron trombocitopenia (una disminución de plaquetas) asociada a anemia, lo que llevó a la administración de transfusiones de sangre. El parte médico del Vaticano fue claro: «El estado del Santo Padre sigue siendo crítico y no está fuera de peligro». A pesar de permanecer alerta y pasar el día en un sillón, se reportó que sentía más dolor que en jornadas anteriores, y su pronóstico quedó clasificado como «reservado».
Hoy domingo 23 de febrero Onda Cero informaba que el Vaticano había comunicado una pequeña luz de esperanza: la noche había transcurrido tranquila y el Papa pudo descansar. Sin embargo, el mensaje fue cauto, reiterando que su condición seguía siendo crítica. Este anuncio llevó a decenas de fieles a reunirse frente al Hospital Gemelli para rezar por su recuperación, un gesto que se ha replicado en comunidades católicas de todo el mundo.
Los médicos, en una rueda de prensa el sábado, fueron sinceros pero mesurados. Luigi Carbone, director médico del Vaticano, afirmó: «No está fuera de peligro, tiene abierta la puerta a las dos posibilidades». Sergio Alfieri, otro de los doctores a cargo, añadió que, aunque no está conectado a máquinas y mantiene el ánimo, la situación no permite bajar la guardia. «Tiene 88 años y lleva una vida agotadora», señaló, recordando la carga que implica liderar a más de mil millones de católicos.
En medio de esta crisis, han surgido voces que especulan sobre una posible renuncia, siguiendo el precedente de Benedicto XVI. El arzobispo de Sevilla, José Ángel Saiz Meneses, comentó en Canal Sur Radio que no ve incompatible que un Papa dimita si su salud no le permite continuar. Sin embargo, el cardenal Pietro Parolin, secretario de Estado vaticano, desestimó estas ideas en una entrevista con Corriere della Sera, afirmando que lo único que importa ahora es la recuperación de Francisco. El prefecto del Dicasterio para la Doctrina de la Fe, Víctor Manuel Fernández, coincidió en que cualquier decisión de este tipo debe ser completamente libre y no influenciada por presiones externas.
El papa mas comunista y criminal de la iglesia que se conozca ¿se habra puesto la de refuerzo?,ha este le quedan 2 telediarios puesto que ya tienen el recambio preparado y si no me equivoco el papuchi sucesor seria de raza negra
¿Se inyectaría ARNm por amor?
De verdad creéis que ese es Bergoglio?.
Este hombre se está muriendo,otra cosa es que le mantengan con vida,para morir en una fecha concreta,cosas de la masonería,y una tercera opción es que preparen una mascara nueva y de nuevo parezca irreconocible.
El nuevo Papa será de surafrica,como Elon Musk,y negro como el carbón,y seguramente será el último Papa de la Iglesia Católica.
Los esfuerzos por integrar el Imperio británico,a la fuerza…van desde recuperar sus colonias como Canadá,habar raptado el Vaticano y vaciado su oro,o intentar que todo el mundo hable en inglés.
A pesar del Brexit el dimoa inglés es la lengua oficial de la CEE.
Y según noticias recientes,en Méjico han integrado muchas universidades norteamericanas,que son muy caras y cuyo nivel de enseñanza es nulo.
Nos quieren hacer tragar el inglés y a los ingleses a la fuerza y eso que Trump es alemán.
Hay un renacer del gnosticismo,que explican que el Demiurgo es el demonio.