Continuando con la historia, pasamos al siglo XX, que, como no podía ser de otra forma, siguió las recomendaciones del Congreso de Basilea de 1897-
De hecho, la ideología política sionista es claramente anti sionista. Ya en 1901 había colonias de judíos en lo que sería después Israel. Los residentes del Yishuv o asentamiento le enviaron esta carta a Edmon James de Rothschild:
“Si quiere ayudar al Yishuv en primer luga saque sus manos de allí y por primera vez permita a los colonos la posibilidad de corregir por sí mismos lo que es necesario corregir.”
A lo que Edmon James respondió:
“Yo creé el Yishuv, solo yo. Por lo tanto, ningún hombre, ni los colonos, ni las organizaciones tienen derecho a interferir en mis planes”
El odio hacia todo lo verdaderamente judío, por parte del sionismo, se consumó cuando en el año 1913 Jacob Schiff creó el ADL o la liga antidifamación contra lo que todo lo que ideológicamente provenga de esta espuria corriente que adora a Lucifer. Los territorios que fueron administrados por Inglaterra fueron así sometidos a la voluntad de los Rothschild. Es lo que se señala en la declaración Balfour, establecida en el Congreso de Basilea, donde se estipuló el estado de Israel.
Los pasos ya estaban pensados, uno por uno. En el próximo apartado profundizaremos en cada uno de los protocolos aprobados en esos tres días de congreso.
La primera guerra mundial fue el primer gran paso: iniciada el 28 de julio de 1914, siete meses después de ser aprobada la Reserva Federal, duró hasta noviembre de 1918, pudiendo acabar mucho antes. El control de las agencias Wolff de Alemania, Reuters de Inglaterra y Havas de Francia, asegura el dominio de toda la información sobre este conflicto. Años antes, Wilson Woodrow fue sobornado por Samuel Untmeyer con 40.000 dólares para evitar un escándalo sexual, algo muy propio de las campañas intimidatorias de los Rothschild desde los inicios; fue éste el que presionó al presidente de los EEUU para que nombrara presidente de la Corte Suprema a Louis Brandeis Dembitz. Cuando en 1916 todo estaba casi listo para acabar con la primera guerra mundial, el mismo Brandeis, que era desde 1914 líder del comité ejecutivo de asuntos sionistas, envió una delegación a Gran Bretaña, proponiendo que, a cambio de entregar Palestina a los Rothschild, EEUU se comprometía a entrar en la contienda europea para derrotar definitivamente a Alemania, la cual, hasta el momento estaba ganando la guerra. Fue así como el derramamiento de sangre se prolongó dos innecesarios años más, para el mayor enriquecimiento de las élites sionistas. Y es uno de los grandes objetivos era la erradicación del linaje de los zares rusos y la imposición del comunismo en dicho país, meta lograda en 1917. Ninguna casualidad y la justa venganza por negarse a participar en la unión europea planificada por el congreso de Viena de 1815.
Las declaraciones Herzel son esenciales para entender la naturaleza de la segunda guerra mundial, para la cual es primordial la figura de Adolf Hitler. Lo cierto es que el listado de personas que ayudaron a este dictador es enorme, comenzando por la compañía IG Farben, creada en 1925 por Karl Bosch. Analizaremos el rol que jugaron dos figuras: Henry Schroder y el presidente de los EEUU de 1929 a 1933 Herbert Hoover.
Henry Schroder inició sus actividades financieras en Alemania, al igual que los Warburg, muy activos en la creación de la Reserva Federal de los EEUU. La figura de Emile Francqui, un alto cargo del banco Société general, visitó al presidente el 30 de octubre de 1931 con el fin de acordar un monitoreo de las deudas que había con el gobierno alemán. Y es que, como en todo puzle, hubo una serie de corporaciones muy interesadas para que Hoover fuera elegido para el cargo, destacando Kuhn Loeb Company, J & Seligman, Paul Warburg y Henry Schroder. A cambio de ello recibió altos beneficios de la minería tanto en España como en Bolivia. Sus antecedentes son más que dudosos pues sus relaciones con la logística alemana se recuerdan desde 1915, en plena primera guerra mundial. Tras convocar a Eugene Meyer como gobernador de la mesa de la Reserva Federal, Henry Schroder elabora un plan para financiar la toma del poder por parte de Adolf Hitler, donde colaboró también Fritz Thyssen, Henry Ford y JP Morgan. Hitler fue invitado a una reunión del Banco Schroder en Berlín el 4 de enero de 1933 si recibía fondos a cambio de eliminar el poder de los sindicatos en Alemania, lo cual hizo el 2 de mayo ese mismo año. A este encuentro acudieron los hermanos Dulles y Sullivan & Comwell, en representación del banco Schroder. Los primeros fueron los representantes de los EEUU en el tratado de Versalles de 1919 en París
Otro oscuro personaje fue el barón Wilhelm de Ropp, el cual invitó al filósofo alemán Alfred Rosenberg a un encuentro en Londres con Lord Hailsham, entonces secretario de guerra, Geoffrey Dawson, editor del diario Times y Norman, gobernador del Banco de Inglaterra. Posteriormente se entrevistó con el representante del Banco Schroder de Londres. Finalmente, tras estos encuentros, que datan del año 1934, se incluyó a Hitler en los planes de estabilización de la política de Europa.
Es más, el barón Kurt von Schroder jugó un papel esencial en dos aspectos: primero aportó fondos de la ITT a la SS de Henrich Himler en 1944, en segundo lugar, influyó para que Pierre Laval fuese nombrado jefe del gobierno francés durante la ocupación gala de los nazis. Aportó, en definitiva, fondos al compañerismo anglo alemán durante toda la década de los años 30.
Lo cierto es que la segunda guerra mundial ya estaba planificada y medió el engaño, pues Hitler creía que el partido de Nevile Chamberlain, que defendía la paz con Alemania, ganaría las elecciones; sin embargo, el barón Schroder influyó para que fuese Churchil, el cual declaró la guerra a Alemania. Todo estaba muy tramado y atado y, finalmente, el ataque a los judíos alemanes fue esencial para los planes sionistas. Regresemos al congreso de Basilea y se verá confirmado todo el plan.
“El 8 de abril de 1946 la Asamblea de la Sociedad de Naciones (SON) se reunía por última vez en el Palacio de las Naciones de Ginebra. Entre los asistentes se encontraba lord Robert Cecil, autor, junto con el coronel House (el mismo que influyó para la creación de la Reserva Federal, véase la serie 3), del proyecto final de creación de la SON, quien, con sus ochenta y dos años, hizo un balance emocionado de la labor de la organización ginebrina, que había sido fundada en 1919. Terminó su discurso señalando La Sociedad ha muerto, vivan las Naciones Unidas.” (Aclaremos que me refiero al mismo personaje que estaba detrás del presidente Wilson Woodrow y que influyó para la creación de la Reserva Federal en 1913).
Proseguiremos y cerraremos con otros interesantes y ocultos datos de la historia que desconocemos.