Una de las circunstancias que más nos están llamando la atención de la sociedad española actual es la de la falta de valores, de valentía, de implicación con lo que les rodea y de empatía con el prójimo.
La gente anda por el mundo como si fueran zombis o robots colgados de un teléfono móvil, mientras en las redes sociales publica fotografías de vacaciones como si fueran la gente más feliz del mundo, mientras la realidad es que ni siquiera se relaciona con su entorno, a no ser que sea a través de la pantallita de su teléfono.
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Es tal la adicción que muchos tienen a ese aparato que te puedes encontrar con un grupo de personas que están en una mesa en cualquier bar sin hablar, mientras todos están mirando a su móvil.
Pero lo que ya resulta tremendamente llamativo es que esto también se haga en una iglesia, un lugar en el que, en teoría, la única comunicación que se debería mantener es con Dios, y no precisamente a través de ninguna pantalla.
Por lo que parece es tal la adicción que muchos tienen que esto es algo que también sucede en la iglesia, aunque parezca mentira. Y pueden hacerse una idea de hasta qué punto puede suceder algo así si un cura tiene que poner un mensaje como este a las puertas de su parroquia.
Visto en la parroquia de San Vicente. Sublime. pic.twitter.com/UJ2BkeUf9a
— Antiturralde (@Lolomoliao) September 14, 2024
Es incomprensible que haya este tipo de problemas en un lugar como ese, a no ser que la gente haya perdido la cabeza por completo. Reaccionemos al mundo real y a lo que tenemos a nuestro alrededor.