Un discurso tremendo

Por Alfonso de la Vega

“Donde los ánimos inocentes olfatean profundas causas políticas o el odio nacional, en realidad no hay sino conjuraciones urdidas por los filibusteros de las finanzas. Estos sacan partido de todo: de rivalidades políticas y económicas, de las hostilidades nacionales, de las comunicaciones diplomáticas, de las contiendas religiosas…. Todo ha revelado la labor subterránea de la gran Banca. Los centenares de miles de hombres sacrificados en las guerras son víctimas de la finanzas, pero a estos ¿qué les importa?” (Kropotkin, La science moderne, Paris 1913)

La votación conjunta de PP y PSOE, PSOE y PP, en el parlamento europeo para reelegir a la tenebrosa Úrsula Von Leyen es la imagen de lo que nos espera a españoles y europeos si la providencia divina no lo remedia. Compadreo entre cómplices para proseguir con la destrucción programada de España y de Europa.

La comisionista contumaz no se corta y si hacemos caso a su discurso programático ante el parlamento europeo su primera prioridad es la democracia y el «sueño llamado Europa». Democracia, más bien la justa imprescindible para disimular que ya se ve con lo de la censura y la persecución oficial de la libertad de expresión o el ninguneo de Orban, y el sueño con gentuza como ella mangoneando en las instituciones más bien es y seguirá siendo una pesadilla.

La comisionista explicó en su exordio discursivo algunos de los problemas fundamentales de los ciudadanos europeos reconvertidos en súbditos del aparato devastador de la UE.  Entre ellos cierta sensación de incertidumbre, altos precios de la vivienda y los alimentos, el declive del espíritu empresarial o la agricultura. Omitió en cambio el despótico programa de promover las invasiones africanas para neutralizar y sustituir a las poblaciones autóctonas europeas. O el riesgo de creciente pobreza producto de estas políticas de desindustrialización y fomento de la miseria en países como España.

Pero luego, con toda incoherencia, siguió defendiendo las políticas  felonas causantes de tales desaguisados: Más economía verde, es decir, más destrucción de la industria y del sector agrario, más carestía, más corrupción, más devastación del entramado de la economía real, no financiera, que pese a los sabotajes oficiales pretende satisfacer las necesidades reales de la gente.  Más mercado único a mayor gloria y granjería de monopolios y fondos buitres apandadores de la riqueza nacional aún no pillada.

Para compensar tantas ventajas para el sufrido pueblo europeo que traga con todo, la comisionista explica muy filantrópica y puesta en razón que Europa debe «invertir más en seguridad y defensa» y lograr «la verdadera unión de defensa europea«. «Nuestro trabajo en los próximos cinco años se centrará en la construcción de una verdadera Unión Europea de Defensa».

Sin olvidar que la OTAN se mantiene como el pilar de la defensa colectiva, (con el eventual permiso renovado de Trump si llega el caso) la comisionista criticó a los miembros comunitarios por destinar fondos insuficientes a sus propios militares. Entrando en un terreno harto pantanoso y peligroso porque business is business, criticó que se compraran demasiados trastos de matar a los americanos. Europa debería invertir más en capacidades de defensa avanzadas, y adelantó la idea de desarrollar un escudo europeo de defensa aérea, cosa que ya había insinuado a principios de este año.

También quiere crear el cargo de comisario para defensa, y elaborar un libro blanco sobre el futuro de la defensa europea. Asunto muy lucrativo y sustancioso a juzgar por sus anteriores andanzas poco santas como ministra alemana de Defensa. No habló de la movilización para el servicio militar obligatorio, que proporcionaría abundante carne de cañón para que los heroicos jefes de la OTAN poder jugar a los soldaditos con menor riesgo de quedarse sin efectivos.  

Los países miembros de la UE seguirán siendo responsables de sus propios Ejércitos, «desde la doctrina hasta el despliegue» y pondrían los gastos y los muertos, pero hay que «apoyar y coordinar los esfuerzos destinados a fortalecer la base industrial de defensa, la innovación y el mercado único«. Por ello quiere fortalecer la colaboración entre la UE y la OTAN: «Seguiremos ampliando nuestra cooperación con la OTAN para cubrir todas las amenazas, incluidos los nuevos peligros» cibernéticos, híbridos y espaciales, y «para fortalecer nuestra asociación transatlántica«.

Como vemos la comisionista exhorta a los países miembros a aumentar las inversiones en “defensa”, subrayando que los países miembros deben «gastar más, gastar de mejor manera, gastar juntos«, así como instó a «reconstruir, reponer y transformar las Fuerzas Armadas nacionales». Y a reforzar el Fondo Europeo de Defensa con inversiones en capacidades de defensa de alto nivel o sofisticación: «En colaboración con los Estados miembros y en estrecha coordinación con la OTAN, propondremos una serie de proyectos de defensa de interés común europeo, empezando por un Escudo Aéreo Europeo y una ciberdefensa«.

Atendiendo a sus publicados antecedentes de corrupción como ministra de Defensa cabe suponer que va a convertirse en una de las más ricas del cementerio. La comisionista en su defensa del pensamiento único, “consigna única” sería mejor decir, criticó con dureza las iniciativas para intentar la paz por parte del dirigente húngaro Orban. Algo en verdad intolerable puesto que pone en peligro el sustancioso negocio a base de muerte o desolación y el actual avance imparable hacia la dictadura globalitaria de la que la UE sería uno de sus instrumentos más eficaces.

Por desgracia, los españoles tampoco podemos ver la corrida desde detrás del burladero. Nos afecta de modo directo y en la práctica da igual lo que pueda salir de las manipuladas urnas españolas. Las dos fuerzas turnistas borbónicas están compinchadas como prueba el que voten lo mismo, de modo que su fingimiento aquí es cara a mantener a salvo el sustantivo negocio de la Monarquía contra la nación. Los ataques a la libertad de expresión por parte del falsario votante de la Úrsula también están contemplados por la UE. Y la burla a la Justicia, también.

Aunque sea clamar en el desierto hasta que la gente vea las orejas al lobo, la pérdida de soberanía que implica la pertenencia organizaciones desviadas de su razón de ser inicial como la UE o la OTAN no nos auguran nada bueno. Nuestra prioridad debiera ser recuperar nuestra histórica neutralidad que nos ha salvado de mayores desgracias en anteriores ocasiones.