Por Alfonso de la Vega
“Gaudeamus igitur…
… Maecenatum charitas,
quae nos hic protegit….»
Dentro del marco de la creación del Estado moderno y de la reforma de las instituciones castellanas abordados por la reina Isabel La Católica en el año 1499 se fundó en Alcalá de Henares, la romana Complutum, la Universidad Complutense de Madrid. Gracias a la iniciativa del lúcido reformista cardenal Gonzalo Jiménez de Cisneros y mediante bula pontificia del Papa Alejandro VI. No obstante, procedería de un antecedente castellano, allá por mayo de 1293, fecha en la que el Rey Sancho IV de Castilla estableció las llamadas Escuelas Generales de Alcalá, que darían origen, luego de dos siglos, a la Complutense de Cisneros.
La Universidad Complutense se definió como una universidad renacentista, universal y humanista, destinada a incrementar el conocimiento y a favorecer el florecimiento del saber en todos los campos de las artes, las letras y las ciencias. En el año de su fundación se establecieron sus cuatro primeras facultades, las de Teología, Derecho, Artes y Filosofía, y Medicina, aunque algunas de ellas iniciaron sus enseñanzas algo después, ya en 1508. En 1510 se publicaron sus “Constituciones”, en las que se sancionaban el régimen de funcionamiento y las reglas de la Universidad, así como se definían los planes de estudio. Desde entonces ha venido manteniendo su prestigio.
Medio milenio más tarde, con la filantrópica y solidaria acogida de tenderetes arrebatacapas ligados a la dominación socialista, bajo el pomposo nombre de Transformación Social Competitiva (TSC) y como si fuese el bicho de La Metamorfosis de Kafka o El Rinoceronte de Ionesco, ahora la antigua y prestigiosa Universidad está siendo degradada, sometida al ignaro socialismo devastador. Estaría perdiendo su vocación humanista y durante el virtuoso reinado filipino se viene convirtiendo en una suerte de mercadillo de especulación no científica sino comercial y de tráfico de influencias. Si bien ha incrementado el conocimiento y el florecimiento del saber, promoviendo la investigación práctica en ciencias de la corrupción, la disciplina señera dominante en lo que llevamos de siglo.
Mal comparando, la estrategia recuerda un poco a la de El Corte Inglés con sus tenderetes de diversas marcas comerciales particulares instaladas en sus edificios y bajo el aprovechamiento de su prestigio. Si hay alguna reclamación El Corte Inglés suele decir que las protestas al chiringuito donde has comprado.
Desde luego es verdad que siempre ha habido ladrones, algunos muy querenciosos por el Poder para mejor tapar o proteger sus delitos, pero lo que quizás llama más la atención es la impunidad y el fracaso de las actuales instituciones monárquicas para hacerles frente. La audacia de llevar la dilatada experiencia afín sobre prostitución a la colaboración Universidad Empresa es una innovación digna de reseñar. Según lo que se ha venido publicando de las investigaciones judiciales en curso, madame Sánchez, la mujer del doctor falsario, «maestra ciruela que sin saber leer puso escuela«, venía disfrutando de un lucrativo chiringuito enmucetado para el cohecho y tráfico de influencias en calidad nada menos que de “catedrática”, cuando su formación académica no sería universitaria ni al parecer mayor que la de simple “bachillera».
Su currículo profesional es digno de mejor causa aunque busca innovadoras sinergias pues se encuentra íntimamente ligado al lucrativo negocio familiar de prostitución, pero eso sí, resilente y en perspectiva de género. Para colmo, la «catedrática» fue solicitando a los monopolios del IBEX 35 apoyo económico para su “cátedra” en la Complutense. Con el heroísmo patriótico que los caracteriza muchos donaron el dinero del trabajador o del accionista para tan filantrópica actividad. Sin embargo, por si no hubiera bastante para saciar la codicia de la madame socialista, según otras informaciones publicadas, incluso se apropió de bienes o patrimonio de la universidad. Fundó una empresa Transformación Social Competitiva (TSC), con el material educativo e informático y hasta con el mismo nombre de la cátedra para vender servicios de formación a terceros. Y también usó las oficialistas Cámaras de Comercio para vender sus “productos”.
Pero, en su creciente osadía acaso por sentirse impune no dudó en emplear fondos europeos, y la fiscalía de la UE se vio obligada a intervenir. Sin embargo, no hay que preocuparse, esta gente es previsora y va colocando sus peones. En efecto, no habría demasiado peligro porque dicen que el encargado de investigar los delitos también es de los suyos.
El doctor falsario acosado por felonías, desfalcos y chanchullos, se ha escondido bajo las faldas de la madame y ha tratado de confundir al populacho, desnaturalizar el objeto de las últimas votaciones y convertirlas en una especie de plebiscito acerca de la necesaria impunidad de la cleptocracia socialista tan bien representada, cosa que ha sido parcialmente comprada por las ignaras hordas del pueblo soberano.
Todo un escándalo monumental e internacional que desprestigia a España y desde luego a la centenaria Universidad Complutense y la coloca en un entrópico pelotón tercermundista. Una vergüenza también para las empresas que malversaron bajo el impuesto revolucionario y, en general, para las instituciones españolas que no cumplen con su deber. El escandaloso monipodio español forzosamente ha de tener importantes complicidades dentro y fuera de la Universidad. El heroico rector que, según lo publicado es cómplice necesario en los autos, impasible el ademán e inasequible al desaliento, aún no ha dimitido.
Mientras tanto, muchos estudiosos y profesores de valía se las ven y se las desean para completar méritos y poder prosperar e incluso sobrevivir en este ecosistema decadente sino ya degradado.
Gaudeamus igitur…
Interesante y muy informativo,que quieren que opinemos?,que podemos hacer nosotros?.Como mucho rezar,y esperar algún milagro,alguna dimisión,algo…