España: una nación habitada por cobayas que lo normalizan todo

Suponemos que habrá muchos que se hayan dado cuenta, pero también sabemos que la inmensa mayoría no: el gobierno de UHPE (Un Hombre Profundamente Enamorado) no deja de poner en marcha test de inteligencia para comprobar el nivel mental, de dignidad y de ganas de defenderse que tiene la población española.

Lo han hecho en infinidad de ocasiones, pero las más significativas, bajo nuestro punto de vista, han sido los encierros ilegales y las recientes «jornadas de reflexión» de su excelencia. Y en todos los test los resultados han sido más que evidentes: malos para nosotros y buenos para los sátrapas que nos gobiernan.

Si se dan cuenta, en esta nación, antes grande y habitada por personas valientes y con grandes valores, no hay más que cobayas acobardadas que normalizan todo lo malo que les suceda. Podríamos poner infinidad de ejemplos, pero aquí van algunos:

• La ideología de género: a pesar de que en la Constitución se dice que todos somos iguales ante la ley, se ha normalizado que un hombre sea considerado culpable de entrada ante la denuncia de una mujer.
• Okupas: se normaliza que no exista la propiedad privada. Cualquier piso o casa de la que nos creamos propietarios, al haberla pagado y figurar nuestro nombre en las escrituras, se nos puede ser arrebatada por cualquier sinvergüenza que entre en ella mientras no estamos y es protegido por los políticos, la Policía y la Justicia.
• Encierros ilegales: se nos encerró en casa tres meses, se aplicaron después distintos Estados de Alarma que nos obligaba a volver a nuestras casa a una hora determinada, se declaró todo ello como inconstitucional y el mismo que los impuso, sigue en el gobierno y nos dice, además, que no dejamos de decir «bulos» contra él. Surrealista.
• Banderillas: nos dijeron que eran experimentales, que necesitaban de consentimiento informado, de prescripción médica, no se hizo nada de esto último, y la población acudió en masa a poner el brazo por miedo a algo que, según el propio gobierno, no existía.
• Banderillas (II): muchos están viendo caer a familiares y a amigos, pero, a pesar de ello, la mayor parte de la sociedad civil y, por supuesto, toda la clase política hace como que no ha pasado nada y se dedica a ignorar todo lo sucedido. Los caídos por esta farsa se tienen que estar removiendo en sus tumbas viendo cómo sus familiares pasan ampliamente de exigir justicia en su nombre. ¡Inaudito!
• Estamos siendo invadidos por ilegales que cometen todo tipo de delitos contra las cobayas españolas, les estamos pagando vivienda, sueldos, caprichos e incluso teléfonos móviles y las cobayas sigue aguantando sin decir nada, excepto publicar vídeos en las redes sociales.
• Autónomos y empresas: se les obliga a pagar una barbaridad de dinero todos los meses por trabajar. Se les pone todo tipo de trabas legales e impositivas para que tengan enormes dificultades de sacar adelante sus negocios. Se les está intentando arruinar de una forma descarada, y aquí todo el mundo a callar y a agachar la cabeza.
• España es uno de los países con más carga impositiva del mundo. La gente trabaja, en primer lugar, para pagar al estado, para pagar toda clase de impuestos, multas y saqueos, pero una gran parte de la población apoya el saqueo porque les han convencido con aquella farsa de Sanidad y Educación, a pesar de que todos estamos viendo con nuestros propios ojos que es mentira.

Podríamos seguir con infinidad de ejemplos, pero el artículo no finalizaría nunca. Es un hecho que vivimos rodeados de cobayas que lo normalizan todo y que nos arrastra a todos aquellos que no lo hacemos porque somos una minoría.

Las cobayas son cobardes, serviles, traicioneras, chivatas de balcón, fáciles de amaestrar, incultas, no tienen interés por nada importante, se las convence con unas cervezas, unas vacaciones en Benidorm, un partido de fútbol o una serie de Netflix. ¿Podemos decir que más que cobayas son zombis? Es probable, podríamos encontrarnos con el primado negativo de cualquier película o serie B que tanto tiempo han dedicado al tema durante los últimos años.

La cuestión importante para los que no nos sentimos así es: ¿estamos dispuestos a ser arrastrados por esas cobayas/zombis o vamos a apartarnos y seguir nuestro camino en la dirección opuesta?

Porque, lo que podemos ver claro a estas alturas de la película es que esas cobayas no se enteran, porque no quieren enterarse. Son demasiado cobardes y prefieren seguir eligiendo la píldora azul. De eso no hay ninguna duda.