domingo, noviembre 23, 2025
InicioOpiniónColaboradoresBlack Friday: Oferta en Toisones de oro

Black Friday: Oferta en Toisones de oro

Por Alfonso de la Vega

Este año el Black Friday o como se diga viene adelantado en Palacio. Hay varios toisones de oro en oferta. Toda una oportunidad para hacerse con el preciado galardón medieval. Entre dimes y diretes o incluso la preocupación de algunos observadores por las represalias que acaso pudiera adoptar el valido de Su Majestad para compensar la inesperada condena a su fiscal jefe y el humillante revolcón propinado por el Supremo a su ego inconmensurable se ha celebrado en el Palacio Real la ceremonia de entrega de sendos toisones de oro. Han resultado agraciados por don Felipe su madre, su tocayo el socialista González, el de RUMASA y el GAL, Herrero de Miñón y Roca, el catalán de cuota que nunca falta. Lo de la madre se entiende porque si ya se lo había dado a la hija adolescente para premiar sus muchos méritos y sufrimientos por la patria, ¿Por qué no también a su madre? Para completar la familia feliz se echaba en falta al anciano patriarca ausente por veto. Quizás lo más reseñable o significativo de todo, pero de lo sublime a lo ridículo hay un pequeño paso y don Felipe tiene las piernas muy largas.

Lo de Felipe González pudiera tener otras lecturas y acaso basarse en la nostalgia por aquellos hermosos tiempos pasados, quizás ya idos para siempre, en que los Borbones y el socialismo estaban a partir un piñón. Un aviso de que la cosa por don Felipe que no quede, que perdona las infidelidades y desavenencias, pelillos ala mar, a mayor estabilidad del Régimen. Pero lo de celebrar la constitución, perpetrada entonces sin proyecto constituyente, en una especie de “si sale con barba, San Antón y si no la Purísima Concepción”, que está demostrando sus muchas carencias y fallos estructurales que exigen una reforma en profundidad no parece muy oportuno y menos para una Monarquía que presume de posmoderna.

Cuando la llamada Transición los propagandistas inventaron la consigna de publicidad engañosa  “Socialismo es libertad”. Suponía un olvido, es de suponer que interesado, de la historia de esta pertinaz bandería política. Claro que entonces disimulaba atendiendo a la mala memoria y a la buena voluntad promovida por el franquismo de buscar la reconciliación entre los españoles para asentar la convivencia próspera en la nación. Otra vez el Partido Socialista se vuelve a radicalizar en una repetición de las funestas ideas totalitarias del siniestro Largo Caballero, uno de los perpetradores de la violenta Revolución de Asturias «Si los socialistas son derrotados en las urnas irán a la violencia». «No creemos en la democracia como valor absoluto, tampoco creemos en la libertad», «Si triunfan las derechas tendremos que ir a la guerra civil declarada», «Tenemos que luchar como sea hasta que en las torres y edificios oficiales ondee no la bandera tricolor de una República burguesa, sino la bandera roja de la Revolución Socialista».

Se vuelve a las andadas y a demostrar que el PSOE no cree en la libertad ni en la democracia. Hoy cada día un nuevo escándalo tapa a los anteriores. Hoy toca atacar a la Justicia. El orden moral y el ordenamiento jurídico pueden violados pero apenas pasa nada. Las esperanzas menguan como decía el pobre Cervantes en abril de 1616.

A muchos jóvenes lo del Toisón de oro les debe sonar a aventura de Tintín, el de Hergé. Sin embargo, la historia viene de lejos: el Toisón o vellocino de oro está ligado en su origen mitológico y simbólico a la aventura de Jasón y los argonautas en la antigua Cólquida. Además del propio simbolismo del viaje o aventura iniciática, la figura de Jasón se suele asociar a las diversas divinidades solares de la Mitología universal. El vellocino o toisón de oro que buscaban Jasón y sus argonautas es el cordero celestial: el sol espiritual e intelectual. El dragón que lo custodiaba significaba la ignorancia, o la oscuridad que luchan contra el sol en el paso equinoccial. Para algunos autores el vellocino de oro en realidad es un libro sagrado, depositario de la doctrina secreta. En otras tradiciones el vellocino de oro debe ser ganado tras el logro espiritual como mérito indispensable para poder reinar.

En este caso la fecha no está mal puesta desde el punto de vista simbólico con el sol declinando en el horizonte camino del tenebroso solsticio de invierno. Pero lo que hoy se celebra es la introducción del régimen borbónico tras la muerte del general Franco. Sin embargo, la ceremonia resultó deslucida pues faltaba uno sino el principal de los teóricos protagonistas, don Juan Carlos I, paradójicamente vetado para la ocasión, en lo que supone una muestra palpable del grado de deterioro alcanzado por la Institución desde que abdicara en su hijo. Parece ser que quien habría ordenado a don Felipe el insólito veto a su padre es el valido real. Las supuestas razones: el libertinaje o desarreglo sexual así como las comisiones percibidas por intermediar en diversos negocios de diferente naturaleza. El que la prohibición venga precisamente de un personaje de conocidas relaciones prostibularias, miembro de la PSOE y en especial de la acreditada banda altamente especializada del peugeot, muestra el grado de corrupción intelectual y moral en el que nos encontramos cincuenta años después del óbito del bienhechor real.

La actual Orden del Toisón de Oro fue establecida el año 1430 en la iglesia de San Bertín por Felipe Primero, llamado El Bueno, Duque de Borgoña, famoso según los viejos cronicones por su “gran liberalidad con los pobres, afabilidad con los vasallos y todos los príncipes extranjeros. Gastó infinitas riquezas en socorrer y amparar a los necesitados vasallos, viudas, huérfanos y pupilos, en enriquecer a sus amigos y favorecer a muchos señores…” Una Orden de Caballería con unos objetivos muy claros. “El instituto fue para mantener la Iglesia de Dios y la noble Cavallería del Toisón, a ejemplo del valeroso Gedeon, capitán de los israelitas, y su vellón o de Jasón, u otro cualquier ejemplo, pero el fin fue la defensa de la Ley Christiana”.

Para mayor ironía, de no considerarse sarcasmo, cabe recordar las solemnes palabras tradicionales del oficiante que hoy suenan que rechinan. Durante la solemne ceremonia tradicional de entrega del Collar del Toisón de oro el Maestre exhortaba al nuevo caballero a que cumpliese diferentes juramentos y preceptos. Y a que el collar que ha de llevar “lo sea en gloria de Dios, de toda la Christiandad y ensalzamiento de la Santa Iglesia, y en honra y aumento así de esta orden universal como privadamente a fama, reputación y alabanza vuestra en nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén”. Con Carlos I, la Maestría de la Orden del Toisón de oro pasa a depender de la Corona española en virtud de que el emperador era nieto de María de Borgoña y heredero de sus instituciones.

Pero ahora admiramos nuevas actuaciones reales en ayuda y socorro de todos los súbditos como se ha demostrado en Valencia y preocupación de cortesanos alabanciosos que estaban en un ¡ay!, por si se cumpliese con los Felipes de la actual dinastía, la precedente tradición de los Austrias. Que empezó con un Carlos y terminó, desastrosamente, con otro.

EsDiestro
Es Diestro. Opinión en Libertad
Artículo relacionados

Entradas recientes