miércoles, octubre 8, 2025
InicioOpiniónColaboradoresSobre la crisis francesa y más

Sobre la crisis francesa y más

Por Alfonso de la Vega

Continúa la crisis política en Francia. En realidad, siendo ecuánimes ya casi todos los países de la hoy siniestra UE están de una u otra forma en crisis, víctimas de la globalización, la agenda 2030 y de las suicidas y ruinosas acciones a favor del régimen corrupto de Zelenski y contra Rusia a la que se fuerza a una alianza con China inconveniente para Europa.

Los diferentes pueblos europeos reaccionan, cada uno a su modo, contra un ejercicio del poder ajeno a sus legítimos intereses que lleva un desastre seguro sin descartar incluso una guerra abierta generalizada.

El despotismo va creciendo de modo alarmante, en RU o Alemania ya ni tan siquiera se permite la libertad de opinión. Tras el presunto pucherazo de Moldavia que lo ha impedido in extremis, en Chequia acaba de ganar las elecciones el candidato más temido por la tenebrosa Comisión europea.

Lo de Francia es muy ilustrativo. El fenecido gobierno de Lecornu debe tener el dudoso récord de ser el más efímero que se recuerda. Pero la crisis francesa muy probablemente seguirá abierta de una u otra forma mientras no se reconozcan sus causas mediatas de carácter geoestratégico. Cosa de aplicación general en toda Europa, también en España. No basta con cambiar de actores más o menos títeres, si no se abordan nuevas políticas que requerirían una reforma en profundidad de políticas e instituciones. En el caso francés además de los estragos de la globalización promovida por el poder existe el grave problema de los guetos islámicos ajenos e incluso hostiles a los valores republicanos franceses. Una bomba demográfica de relojería que pudiera terminar por dar al traste con la Francia histórica que hemos conocido.

Patriotas es una escisión del Frente Nacional dirigida por un antiguo número dos de Le Pen Se muestra en contra de la globalización e incluso de la UE. En efecto, un partido político que, en sus orígenes al tiempo que abogaba por una salida rápida de la Unión Europea y denunciaba las dramáticas consecuencias de la globalización y de la expansión del Islam, también pretendía mostrarse más “progresista” que el Frente Nacional en cuestiones morales o de costumbres. Una búsqueda de cierta transversalidad ideológica que le permitiría conseguir mayores apoyos. Con motivo de esta última crisis política Patriotas ha denunciado la actual postración francesa de modo muy claro y contundente:

“Macron debe irse. Debe dejar de aferrarse al Palacio del Elíseo como un loco: debe irse. La oposición debe acelerar su salida votando para destituir a Macron conforme al artículo 68 de la Constitución. No vamos a seguir viendo este teatro de nombramientos de primeros ministros y gobiernos cuya vida se acorta cada vez más. Los franceses deben entender: el tapón está en el Elíseo, hay que sacarlo. La salida de Macron significa recuperar el control del país. Eso significa recuperar la soberanía: el régimen se agotó, fin del gobierno, el mascarada terminó. Francia ya no controla ni la política, ni la moneda, ni las fronteras, ni el presupuesto, ni la energía, ni la agricultura, ni el comercio, ni las leyes, ni siquiera la diplomacia — ni la guerra, ni la paz. Debemos recuperar el control, salir de la Unión Europea, de lo contrario la mascarada solo se intensificará y llegará el caos.”

Y además promueve una gran manifestación de protesta para el próximo sábado.

El «tapón» francés está en El Eliseo y aquí en La Moncloa pero también de algún modo en la Zarzuela que lamentablemente ha adoptado una política lejos de la neutralidad y en público y decidido apoyo del desastre globalista del NOM.

Pero el problema, insisto, no se reduce a cambiar solo de actores sin cambiar las posiciones geoestratégicas ni las políticas que implican. Recuperar el control como desea Patriotas requiere nuevas políticas y decisiones radicales y valientes.

El lector argüirá que aquí no tenemos tanta inestabilidad institucional como el vecino. El jefe del gobierno de Su Majestad hace lo que se le antoja, sigue y sigue impasible el ademán con o sin presupuestos o rodeado de corrupción institucional y escándalos. Y no pasa nada. La Monarquía traga la corrupción sistémica sin aparente indigestión. Cohonestando cualquier fechoría por lamentable, absurda o anticonstitucional que sea por complicidad o por incapacidad real para intentar resolver los problemas nacionales. Pero no está claro que tal “estabilidad” superficial en realidad sea buena. La carcoma destructora va minando sin pausa la arquitectura del régimen que con motivo de cualquier movimiento telúrico propio o ajeno puede terminar viniéndose abajo con los atolondrados y confiados ocupantes dentro. 

En este momento tan crítico para la humanidad cabe reflexionar sobre la terrible sentencia marxista “la violencia es la partera de la Historia.” La democracia con todos sus defectos y limitaciones, al menos en teoría permitiría dirimir los conflictos sociales y económicos de modo pacífico sin recurrir a la violencia. Sin embargo, esa posibilidad estaría siendo cegada ahora por el Poder. Fuera de Europa se está viendo de modo muy claro en la pugna entre “República” y “Plutocracia” que se manifiesta en los EEUU de MAGA y Trump. En todo caso, demasiados dirigentes obedecen el mandato de amos ocultos antes que el democrático que procede de su supuesto compromiso electoral con sus respectivos pueblos.

Hoy por hoy, más que la China emergente, Rusia sería el principal obstáculo para los globalistas con diferentes matices como los Macron, Felipe o Sánchez y en consecuencia también su principal enemigo. La terrible pregunta es si con las políticas globalistas actuales se podrá evitar una pavorosa tercera guerra mundial.

EsDiestro
Es Diestro. Opinión en Libertad
Artículo relacionados

Entradas recientes