El Gobierno de Sánc-HEZ está considerando la implementación de programas de «alfabetización mediática» como una herramienta para combatir la desinformación, según un artículo publicado por Vozpópuli. Esta iniciativa busca equipar a los ciudadanos con habilidades para identificar noticias falsas, manipulación informativa y discursos engañosos en un contexto de polarización política y proliferación de fake news. Sin embargo, esta medida plantea preguntas sobre el equilibrio entre educación y control, evocando preocupantes paralelismos con el mundo distópico de «1984» de George Orwell.
Según el artículo de Vozpópuli, el Gobierno planea incorporar la alfabetización mediática en el currículo educativo español, enfocándose en enseñar a los estudiantes a distinguir entre información veraz y manipulada. Esta estrategia se alinea con recomendaciones internacionales, como las del Instituto Nacional de Tecnologías Educativas y de Formación del Profesorado (INTEF), que promueve iniciativas como el «Plan Digital de Centro» y el «Marco para la Enseñanza de la Competencia Digital». Además, se menciona la colaboración con plataformas como EducaMadrid y proyectos como «Tú decides en Internet» para fomentar un uso responsable de los medios.
El objetivo es claro: en un contexto en el que, según ellos, la desinformación amenaza la cohesión social y la democracia, equipar a los ciudadanos con herramientas críticas es esencial.
La novela «1984» de George Orwell, publicada en 1949, describe un régimen totalitario donde el Partido, liderado por el omnipresente Gran Hermano, controla estrictamente la información a través de medios como los «telescreens» y la manipulación de registros históricos. En el libro, la desinformación no es un problema a resolver, sino una herramienta de poder. Frases como «La guerra es paz», «La libertad es esclavitud» y «La ignorancia es fuerza» ilustran cómo el lenguaje y la información son distorsionados para mantener el control social.
Un pasaje clave de «1984» que resuena con la iniciativa de Moncloa es el siguiente: «Quien controla el pasado, controla el futuro; quien controla el presente, controla el pasado.»
Este principio orwelliano sugiere que la manipulación de la información no solo afecta el presente, sino que redefine la percepción histórica, un riesgo que podría amplificarse si los programas de alfabetización mediática no se implementan con transparencia y pluralismo.
En el artículo de Vozpópuli, se menciona que el Gobierno busca «combatir narrativas falsas», pero no se especifica cómo se definirá qué es «falso» o quién tendrá la autoridad para establecer estos criterios. Esto plantea la pregunta: ¿se está educando o se está condicionando?
En «1984», el Partido utiliza la educación como un medio para indoctrinar, no para emancipar. Los niños son entrenados para ser espías del régimen, y la información disidente es borrada o reinterpretada. Si los programas «educativos» no garantizan neutralidad, podrían ser percibidos como una extensión de la agenda gubernamental.
Otro pasaje de «1984» que ilustra este peligro es: «No importa si la guerra es real o no. Lo que importa es que la gente crea en ella.» (Orwell, 1949, Parte 2, Capítulo 9)
En el contexto español, la creencia en narrativas específicas –ya sea sobre la pandemia, la amnistía o la crisis económica– ha sido manipulada por ambos lados del espectro político. Si los programas de alfabetización mediática no enseñan a cuestionar todas las fuentes, incluido el propio Gobierno, podrían perpetuar esta dinámica.
El artículo de Vozpópuli menciona iniciativas como el «Proyecto Alfabetizaciones Múltiples», que busca desarrollar competencias visuales, digitales e informativas. Sin embargo, para que estas sean efectivas, deben ir acompañadas de un enfoque pluralista que fomente el pensamiento crítico, no solo la detección de fake news. Como sugiere un estudio citado en el artículo, «las habilidades para hacer búsquedas inversas de imágenes, identificar fallos técnicos en las noticias y usar sitios de verificación de hechos son esenciales», ¿pero de quién dependen los verificadores de hechos?
En «1984», el acceso a la información verdadera está reservado a una minoría, mientras que la mayoría consume propaganda, que es exactamente lo que Moncloa busca que consumamos: «su propaganda».
Como dijo Orwell: «En un tiempo de engaño universal, decir la verdad es un acto revolucionario.»

