En un emotivo y contundente mensaje compartido en sus historias de Instagram el 6 de octubre, Zelda Williams, hija del icónico actor y comediante Robin Williams, ha hecho un llamamiento desesperado a los fans y creadores de contenido para que dejen de enviarle videos generados por inteligencia artificial (IA) que recrean la imagen y voz de su padre, fallecido hace más de una década. «Por favor, solo dejen de enviarme videos de IA de papá. Dejen de creer que quiero verlos o que lo entenderé, no quiero y no lo haré», escribió Zelda, de 36 años, en un post que ya ha sido eliminado pero que rápidamente se viralizó en redes sociales y medios de comunicación.
Este no es el primer roce de Zelda con el uso de IA para «revivir» a su padre. Desde 2023, cuando el Sindicato de Actores de Estados Unidos (SAG-AFTRA) incluyó la regulación de recreaciones digitales en sus demandas durante la huelga, Zelda ha sido tajante en su oposición. En ese momento, describió los intentos de recrear la voz de Robin como «personalmente perturbadores» y advirtió sobre las ramificaciones éticas más amplias: «Los actores vivos merecen la oportunidad de crear personajes con sus elecciones».
Su reciente estallido parece haber sido impulsado por un aumento en el envío de estos videos, coincidiendo con el lanzamiento de herramientas avanzadas como Sora 2 de OpenAI, que facilita la creación de deepfakes hiperrealistas.
En sus historias de Instagram, Zelda no se limitó a rechazar los envíos; desmanteló por completo la noción de que estos videos representan arte o innovación. «No estás haciendo arte, estás haciendo salchichas sobreprocesadas y asquerosas con las vidas de seres humanos, con la historia del arte y la música, y luego las metes por la garganta de alguien más esperando que te den un pulgar arriba y les guste. Asqueroso», escribió, comparando el contenido con «perritos calientes repulsivos» hechos de remanentes humanos.
Fue más allá al criticar la calidad y el propósito de estos deepfakes: «Ver cómo los legados de personas reales se condensan en ‘esto vagamente se ve y suena como ellos, así que eso es suficiente’, solo para que otros produzcan un slop horrible de TikTok manipulándolos como marionetas, es enloquecedor».
Zelda también rechazó la idea romántica de que la IA es «el futuro», llamándola «el Centípedo Humano del contenido»: una cadena interminable de reciclaje y regurgitación del pasado para consumo masivo, donde los creadores al frente «se ríen y consumen» mientras los demás sufren las consecuencias.
«Es tonto, es un desperdicio de tiempo y energía, y créanme, NO es lo que él querría», concluyó, dirigiendo su súplica tanto a los trolls como a los fans bienintencionados: «Si tienes algo de decencia, solo deja de hacer esto con él, conmigo, con todos. Punto final».
Robin Williams, nacido en 1951, se convirtió en una leyenda del cine y la comedia gracias a roles inolvidables en películas como Good Morning, Vietnam (1987), El club de los poetas muertos (1989), La señora Doubtfire (1993) y El indomable Will Hunting (1997), por la que ganó un Oscar al Mejor Actor de Reparto. Su energía caótica, su ingenio rápido y su capacidad para alternar entre la risa y el drama lo convirtieron en un ícono cultural. Sin embargo, detrás de la fama, Williams luchaba con depresión, ansiedad y, en sus últimos años, con la demencia con cuerpos de Lewy, una enfermedad neurodegenerativa que contribuyó a su suicidio en agosto de 2014, a los 63 años, en su casa en Paradise Cay, California.
Consciente de los riesgos de la explotación póstuma, Williams fue uno de los primeros en Hollywood en proteger su imagen. En su testamento, estableció un fideicomiso que prohíbe el uso de su nombre, firma, fotografía o likeness en películas o publicidad durante 25 años después de su muerte, hasta el 11 de agosto de 2039. Esta cláusula, conocida como «cláusula de imagen de Robin Williams», fue pionera y ha inspirado debates sobre derechos digitales para celebridades fallecidas.
A pesar de esto, las herramientas de IA accesibles permiten a usuarios comunes generar deepfakes sin permiso, creando un «salvaje oeste» ético donde la ley aún no alcanza a la tecnología.
Zelda, actriz, directora y productora (responsable de la comedia de terror Lisa Frankenstein en 2024), ha heredado no solo el talento de su padre, sino también la responsabilidad de custodiar su legado. Robin tuvo tres hijos: Zachary (42 años, del primer matrimonio con Valerie Velardi), Cody (33) y Zelda (del segundo matrimonio con Marsha Garces). Zelda ha compartido previamente cómo los tributos constantes de fans, aunque bienintencionados, interrumpen su proceso de duelo.