Por David Azañón (Subinspector 87713)
Ratifico mis palabras del otro día, https://eldiestro.info/
En contraposición, escucho al resto de españoles proferir expresiones tales como “qué asco de país” o “qué vergüenza de país” pero viendo la TV en el bar o apoltronados en sus sillones, nada de salir a la calle a protestar aunque también es cierto que no existe tal derecho de reunión y manifestación en España. Dicen que no se necesita autorización pero que debes comunicarlo con diez días de antelación y que debe siempre constar un responsable – para que responda de las elevadas multas –. Léanse la LO 9/83 y comprobarán lo que les digo.
Efectivamente, tenemos un paisanaje repugnante pero es culpa de todos los españoles quienes, por acción u omisión, no han defendido a España de sus numerosos enemigos.
No han defendido a España, por ejemplo, de la banda terrorista ETA, no han defendido a los cientos de miles de vascos que se vieron forzados a abandonar las vascongadas por el terror, eso sí que fue una diáspora.
ETA ganó la guerra gracias a los 350 caudillos y a la baja testosterona, comprensión lectora y capacidad de aprendizaje de los españoles. ETA está en las instituciones del estado desternillándose de todos, como lo hace el prófugo independentista catalán que estaba vigilado y se le dejó marchar con un barco Piolín en el skyline de Barcelona. Todo ello sin perjuicio de las inservibles euroórdenes, prueba del nueve de la nula colaboración judicial y policial europeas.
A ver si nos enteramos que somos ciudadanos de segunda o tercera clase dentro de la corrupta UE, que nos están esclavizando a pasos agigantados, que nos roban a manos llenas, que la UE ha destruido nuestra industria, ganadería – incluyendo a la industria lechera – , pesca, agricultura y ahora va a por el turismo gracias a la invasión y la inseguridad ciudadana.
Esos desmemoriados que afirman “qué vergüenza de país” no defendieron a España cuando abandonaron a los catalanes ante los independentistas, cuando se cedieron competencias en educación, seguridad y sanidad públicas, así como en instituciones penitenciarias. Han sido años de adoctrinamiento generando odio contra el resto de España y de aquellos polvos, estos lodos. Es más, en Cataluña, a fecha de hoy, año 2025, no se puede rotular un establecimiento comercial en español porque te multan, tampoco pueden estudiar tus hijos en español. ¡Existen vigilantes de recreo para evitar que los niños hablen en español! “Qué vergüenza de país”.
Pondré dos ejemplos de primera mano que considero paradigmáticos:
1) Unos amigos de mi familia, catalanes de pura cepa, no charnegos que son los peores independentistas, me manifiestan, con profundo dolor y de forma reiterada, que están hartos de vivir en Cataluña, que ya no es lo que era, que se niegan a hablar en catalán por simple rebeldía ante las imposiciones independentistas, que no se van de Cataluña por sus hijos y nietos, y lo que es más grave, que sin ser franquistas dicen que prefieren a Franco porque la inseguridad es inaguantable, lo mismito que afirmó Manuel Azaña durante su exilio en Francia.
2) Un operario de uno de los peajes de Cataluña, quien nos permitió el paso tras comprobar la documentación del vehículo oficial de la Policía Nacional sin rotular – camuflado –, que nos espetó con tristeza pero con una camaradería que me conmovió: “Vosotros no os deberíais haber ido de aquí nunca, no como esos que trabajan para el independentismo”.
Hoy hemos quedado, nuevamente, como Cagancho en Almagro. Ni el Director Adjunto de la Policía Nacional, ni el Comisario General de Seguridad Ciudadana, ni el Jefe Superior de Policía de Madrid, dimitirán, tampoco dimitirá el Comisario General de Extranjería y Fronteras a pesar de la invasión récord de sufrimos.
Ya que los políticos no dimiten, ni van a dimitir por muy grave que sean las tropelías que cometan, se hace necesaria la dimisión de los funcionarios de carrera. No me refiero a que abandonen su condición de funcionario sino que cesen en su puesto de trabajo, cuando éste es de carácter político. Eso haría que los españoles volvieran a creer en sus instituciones, especialmente en la maltrecha confianza en los que trabajan para “minimizar el clima contrario a la gestión de crisis por parte del Gobierno” como dijo el Guardia Civil José Manuel Santiago y que tampoco dimitió.
¿Y por qué no dimiten tampoco los altos cargos policiales?
Pues por unos complementos extra en sus retribuciones de unos 1.000 euros al mes aproximadamente.
Tranquilos que a algunos de ustedes les veo venir. Para los que piensen que yo haría lo mismo si fuera ellos les digo que puedo vanagloriarme de haber sido el único de la Policía Nacional – así me lo manifestaron en la División de Personal – en renunciar a mi puesto de trabajo en el extranjero, a la sazón retribuido con 6.800€/mes, para, en contra de mis intereses económicos y de mi propia carrera profesional, volver a España a un puesto de menor entidad en lo profesional y en lo retribuido, en aquel momento, con 2.500€/mes.
¿Por qué? Porque mi palabra valía más que los 4.300€/mes que perdía pero esa es otra historia…