lunes, septiembre 1, 2025
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Greta Thunberg y Ada Colau no vuelven a Barcelona por el mal tiempo, lo hacen por miedo

Ayer, 31 de agosto, la Global Sumud Flotilla, que incluía a la activista climática Greta Thunberg y a la exalcaldesa de Barcelona Ada Colau, anunció su regreso desde las aguas del Mediterráneo, alegando condiciones meteorológicas adversas como la causa de su retirada. Sin embargo, esta justificación resulta ser un pretexto vergonzoso y poco creíble, ocultando la verdadera razón: la intervención de las fuerzas navales israelíes, que interceptaron los barcos en aguas internacionales. Lo que podría haber sido un gesto heroico para desafiar el bloqueo de Gaza se ha convertido en una exhibición de ineptitud y falta de transparencia por parte de sus organizadores, quienes parecen más interesados en la propaganda que en la coherencia.

La flotilla, compuesta por más de 50 embarcaciones de 44 países y cargada con supuesta ayuda humanitaria como alimentos y medicinas, partía de Barcelona con grandes promesas de romper el asedio israelí a Gaza. Sin embargo, las autoridades israelíes, lideradas por el Ministro de Seguridad Nacional Itamar Ben-Gvir, habían advertido previamente que cualquier intento de violar el bloqueo enfrentaría una respuesta contundente, incluyendo la detención de activistas en condiciones «de nivel terrorista» y la confiscación de las embarcaciones.

Este no es un caso aislado: el historial de Israel incluye la trágica incursión de 2010 contra el Mavi Marmara, donde murieron 10 activistas, y la reciente incautación en junio de 2025 del barco Madleen, que también llevaba a Thunberg a bordo. La repetición de estos eventos debería haber preparado mejor a los organizadores, pero en lugar de eso, optaron por una retirada disfrazada de excusa climática.

Los datos meteorológicos desmienten por completo la narrativa oficial. Informes de la región mediterránea del 31 de agosto muestran mares relativamente tranquilos, con temperaturas del agua entre 24 y 28 °C y vientos moderados, lejos de las condiciones extremas que justificarían un abandono. Fuentes como Kiriacoulis Mediterranean y Al Jazeera confirman que agosto es un mes pico para la navegación en el Mediterráneo, con condiciones generalmente favorables. La decisión de culpar al clima no solo es absurda, sino que pone en evidencia la falta de honestidad de Thunberg, Colau y sus aliados, quienes prefirieron ocultar la intervención israelí antes que enfrentar las consecuencias de su fracaso.

Esta falta de transparencia no es sorprendente si consideramos el trasfondo de la misión. La Global Sumud Flotilla, autoproclamada como el mayor intento civil de romper el bloqueo de Gaza, ha sido vista por muchos como una operación más de relaciones públicas que de acción efectiva. La presencia de figuras como Thunberg, conocida por sus discursos emotivos pero con poco impacto práctico, y Colau, cuya gestión en Barcelona dejó deudas y polémicas, sugiere que el objetivo principal podría ser mantenerse en el centro de atención mediática. El hecho de que no hayan comunicado la interceptación israelí refuerza la sospecha de que esta flotilla es más un espectáculo que un esfuerzo genuino por aliviar el sufrimiento en Gaza, donde más de 63.000 palestinos han muerto según cifras oficiales.

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