lunes, septiembre 1, 2025
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Cuando gobierna la mafia, los delincuentes visten uniforme

Al Capone compraba alcaldes, jefes de policía local, jueces de distrito y acabó en la cárcel.

La mafia, hoy, cuyas caras visibles son BlackRock, Vanguard, Soros, Gates, etcétera, compra gobiernos, y los presidentes que no se venden son asesinados, como JFK, Carrero Blanco y John Magufuli.

Hay pruebas irrefutables de que nos gobiernan delegados de la mafia. Decía Tácito, historiador romano, que “cuanto más corrupto es el estado, más leyes tiene”.

El repertorio de legislación de 1975 ocupa 2 volúmenes. El del año 2024 ocupa 10.

Entre esas normas opresivas, que convierten la libertad en una quimera, están las que prohíbe recoger piñas y desbrozar los montes.

La prohibición de las piñas es literal, la del desbroce, casi, porque son tantos los requisitos y tasas exigidos, que desaniman a todo el mundo a hacerlo. Y si esta fuese la excepción, la pasaríamos por alto, pero en realidad es la regla. Cada uno, en su área de trabajo, sabe la plétora de normas estúpidas que debe cumplir para hacer una nadería, pero cree que en otros campos es diferente.

A esto llamamos libertad, porque ya no sabemos lo que significa en realidad. Nos han adoctrinado para que lo ignoremos y no luchemos por ello.

Y cuando gobierna la mafia, los cuerpos policiales se convierten en bandas de delincuentes organizados, literalmente, como ocurre hoy en España.

Cuando los vecinos intentan apagar los fuegos, para salvar sus casas y montes, la Guardia Civil los denuncia por no obedecer la orden de desalojo, y detiene a los héroes que lo logran, como Isidro, vecino de Petín, Orense, que además de deslomarse varios días con un batefuegos, hizo un eficaz contrafuego.

Probablemente, por su felonía, esos esbirros reciban felicitaciones y medallas de los delincuentes a los que protegen y obedecen, mientras Isidro permanece imputado y en libertad provisional.

Se imponen medidas urgentes para que los verdaderos delincuentes vayan a prisión, y a los ciudadanos ejemplares, como Isidro, les concedan la medalla al mérito civil, pensionada.

Porque vamos a cambiar el mundo, pero no será con nuestra opinión, sino con nuestro ejemplo. 

Fiat iustitia, ruat caelum.

Hágase justicia, aunque se hunda el cielo.

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